SOCIEDAD
incendios en chubut

Integran una dotación de bomberas solo femenina y fueron a colaborar a Epuyén

“Suena la sirena, y es tanta la adrenalina que no te da tiempo a sentir miedo: hay que salir a la hora que sea”, dice María Cárdenas, de 30 años, una de las bomberas voluntarias del cuartel El Hoyo, en Chubut.

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Ellas. Este mes, María y Luciana Cárdenas e Inés Ardalla combatieron el fuego hace 15 días. | cuartel El Hoyo

“Suena la sirena, y es tanta la adrenalina que no te da tiempo a sentir miedo: hay que salir a la hora que sea”, dice María Cárdenas, de 30 años, una de las bomberas voluntarias del cuartel El Hoyo, en Chubut, que junto a sus compañeras, Mariana e Inés Ardalla, se convirtieron en la primera dotación ciento por ciento femenina en participar en los incendios que azotaron los bosques de Epuyén, a 25 kilómetros de la localidad donde está ubicado el cuartel.

Sin pensarlo, se ofrecieron a ir: “Fuimos como cualquier salida, nunca reparé en que íbamos a ser las primeras. Está bueno que pase esto para que las mujeres se empiecen a animar. Treinta años llevamos como institución y es la primera vez que pasó”, dice Cárdenas, que hace 7 años se desempeña como bombera voluntaria en la zona, pero asegura que su presencia aún causa sorpresa en la gente cuando las ven bajar del camión cisterna: “También nos felicitan, y nos pregunta cómo hacemos. Es difícil, por eso somos pocas”, dice Cárdenas que trabaja en una oficina de la municipalidad de El Hoyo.

María comparte la pasión de ser bombera voluntaria con su hermana mayor, Luciana Cárdenas, quien la impulsó a seguir el mismo camino. Ahora somos más, el 2018 fue el primer año que ingresaron cuatro mujeres juntas, porque muchas se anotaban, pero casi nadie lo terminaba”, cuenta entusiasmada Luciana que hace 15 años se dedica a este oficio, y desde el 2016 es segunda jefa del cuartel, actualmente formado por 26 bomberos, de los cuales ocho son mujeres, y el resto hombres. “Es un ambiente machista. Hay que justificar las decisiones que se toman”, dice Luciana, y cuenta que hasta los uniformes que utilizan son pensados para cuerpos de hombres. “Yo calzo 36, pero ando con unas botas que son talle 39, y es un poco incómodo”, agrega María Cárdenas. “Por suerte tenemos un grupo de trabajo que es muy abierto, aceptan las decisiones, de otra forma no podríamos compartir tanto tiempo”, concluye.

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