La causa que investiga a la presunta organización narco que funcionaba en Nordelta entró en una segunda fase. Ahora, el juez federal Alberto Santa Marina pone la lupa sobre el lavado de dinero, delito por el que cumplen prisión preventiva Jesús Antonio Yepes y su mujer, Claudia Celis. Además, estudia los posibles nexos de la banda con otros colombianos vinculados con el narcotráfico. Se trata de Henry de Jesús López Londoño, alias Mi Sangre, y Alejandro Gracia Alvarez, un hombre muy cercano a Ignacio Alvarez Meyendorff.
Además de ser colombianos, Yepes, Meyendorff y Londoño tienen algo en común: la creación de sociedades fantasmas e inversiones en inmuebles y automóviles de alta gama durante su estadía en Argentina.
Si bien colabora desde el inicio de la causa, el pasado 16 de junio la Unidad de Investigación Financiera (UIF) fue aceptada como querellante en la causa. José Sbatella, titular del organismo, indicó a PERFIL que la banda de Nordelta habría desplegado una “ingeniería financiera para el lavado de dinero”.
El abogado de Yepes y Celis, Patricio Poplavsky, asegura que “no hay elementos que los vinculen con ningún delito”. La apelación que presentó en la Justicia insiste en que las operaciones inmobiliarias y las firmas que crearon sus defendidos “son legales” y que las escuchas en las que aparecen “son parciales”. Sin embargo, para la UIF “se trata de dar apariencia de licitud a las ganancias obtenidas de forma ilícita” mediante la utilización de “empresas pantalla”.
Al poco tiempo de ser detenido, en octubre de 2012, Mi Sangre, vecino del matrimonio Yepes en Nordelta, admitió desde la prisión de Ezeiza que su actividad comercial era “la compra y venta de autos” y que pensaba dedicarse al rubro inmobiliario, plan que habría sido instrumentado mediante su mujer, Doris Yaneth Valencia.
En la causa que investiga a la banda de Tigre, un testimonio da cuenta del temor de algunos de sus miembros de ser perjudicados por la detención de Mi Sangre, señalado como el jefe de Los Urabeños, un grupo paramilitar colombiano dedicado al narcotráfico y al que pertenecerían los hermanos John Eduard y Fabián Andrés Martínez Grajales, según se desprende de un testimonio que consta en el expediente. En una entrevista con PERFIL, Claudia Celis admitió su relación con los hermanos, a quienes conoce “desde los cuatro años”.
Otro testigo habla del vínculo cercano entre los investigados y Alejandro Gracia Alvarez, alias “Gato Seco”, sindicado como la mano derecha de Meyendorff y sobre quien pesa una orden de detención por delitos vinculados al tráfico y el contrabando de estupefacientes.
Meyendorff, también conocido como “Gran Hermano”, fue detenido en abril de 2011 acusado por el tráfico de cocaína a través de submarinos. La figura de Gracia Alvarez fue clave en la operación Luis XV, en la que la Policía Federal desbarató una banda que traficaba cocaína oculta en muebles de estilo, en abril de 2012. Uno de los hijos de Meyendorff, Mauricio Alvarez Sarria, era socio de Gracia en una de las firmas fantasmas investigadas.
En su nuevo rol, la UIF solicitó al juzgado inhibiciones de los bienes de cinco personas físicas y tres personas jurídicas, y el embargo sobre tres inmuebles. Además, Santa Marina hizo lugar al embargo de la cuenta corriente de Oda Desarrollos, la firma de Walter Mosca. La figura del arquitecto toma cada vez más protagonismo en el esquema de lavado de dinero. Mosca, que construyó el Hotel Continental y un campo deportivo para la Municipalidad de Tigre, es uno de los inhibidos, junto a su contador y al abogado Diego Colombini, uno de sus socios. Los boletos de compra y venta de los fideicomisos secuestrados en las oficinas del arquitecto serían clave para desentrañar la ruta del lavado.