Al lado del camino. No es difícil encontrarse en cualquier ruta de la Argentina, incluso en la más perdida, altares rodeados de banderas, cintas y ofrendas de un color rojo implacable. Para el viajero más distraído estos no serán más que mojones coloridos que se harán parte del paisaje. Para los fieles, se trata de un código que cada vez suma más adeptos: la adoración al Gauchito Gil, uno de los “santos” populares más venerados del país.
Todos los 8 de enero, miles de seguidores de este ídolo de masas se reunen en su santuario, cerca de la localidad correntina de Mercedes, de donde era oriundo y donde habría sido asesinado justamente en esa fecha, en 1878.
Este año no fue la excepción: según los medios de Corrientes, alrededor de 300 mil personas se acercaron hasta el santuario del Gauchito Gil a la vera de la ruta 123 de esa provincia. Los peregrinos llegaron de todas partes del país, algunos incluso a caballo, para la curiosa celebración, que implica ritos de lo más variados: desde tocar la imagen del venerado, encender velas para pedirle milagros y animarse a bailar chamamé en su honor.