La Conferencia Episcopal Argentina publicó un comunicado en el que pidió a los políticos dejar de lado "intereses mezquinos" y tener "la grandeza de pensar en el sufrimiento de muchos".
"No pretendemos ser expertos en diagnósticos, sólo recogemos el lamento y las lágrimas de la gente que nos encontramos en nuestros pueblos y barrios. ¿Qué hicimos de nuestra patria?", dice el documento.
El texto -titulado “A 40 años de la recuperación de la democracia renovamos la esperanza”- se publicó en el segundo día de la 122° Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina, presidida por el obispo de San Isidro, Oscar Ojea, en la localidad bonaerense de Pilar.
“Día tras día vemos un pueblo que sufre", comienza el texto. "Pesa el agobio del desencanto, las promesas incumplidas, los sueños rotos. Pesa también la falta de un horizonte claro para nuestros hijos. Angustia sentir que es cada vez más difícil poner el pan en la mesa, cuidar la salud, imaginar un futuro para los jóvenes.
La exposición advierte que a la pobreza, la indigencia y la falta de alimentos en la totalidad de las mesas familiares “se suman el miedo a salir a la calle, la violencia y la agresión generalizada. Y concluye: “se hace sentir cada vez más la pérdida de los valores que sostenían la vida familiar y social”.
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Si bien el pronunciamiento de la Asamblea Plenaria suele exponerse durante el quinto y último día deliberaciones, en esta oportunidad y como consecuencia de la crisis social, económica y política que envuelve al país fue firmado a 48 horas de su inicio. A diferencia de años anteriores, en esta oportunidad los 97 obispos que integran la asamblea coincidieron de forma unánime en el contenido del texto final.
Basado en la “observación de cómo está la gente” en los barrios más postergados, este documento reafirma el compromiso de la iglesia desde su lugar de pastores. Desde la propia asamblea confirmaron que no se trata de un mensaje de la iglesia a los ciudadanos, sino que los obispos se ponen como parte del pueblo.
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“Nos duele en el alma la deserción de los chicos del colegio, las aulas reemplazadas por una esquina o un rincón peligroso a la vista de madres impotentes. Volvemos a olvidar que la mejor política de seguridad es la educación”, comenzó el extenso comunicado.
“No pretendemos ser expertos en diagnósticos, sólo recogemos el lamento y las lágrimas de la gente que nos encontramos en nuestros pueblos y barrios. ¿Qué hicimos de nuestra patria? A cuarenta años de la recuperación de la democracia vemos con dolor cuánto desaprovechamos las posibilidades que teníamos de construir una Argentina pujante y feliz”, continuó.
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Desde la cúpula de la iglesia argentina subrayaron que “la bronca y el cansancio no son buenos consejeros” e invitaron a “seguir confiando en el camino democrático con la esperanza de que estamos a tiempo. Siempre es posible renacer si lo hacemos entre todos. Siempre hay camino si somos capaces de conversar y de ponernos la patria al hombro. Este es un deseo que no sabe de grietas o partidos, es de un pueblo”.
En la misma línea, la comisión episcopal se refirió a la crisis política que atraviesa el país de cara a las elecciones de 2023: “Por eso pedimos, rogamos a quienes poseen mayores responsabilidades que tengan la grandeza de pensar en el sufrimiento de muchos, más que en los intereses mezquinos. La gente necesita recibir propuestas concretas y realistas más que soluciones tan seductoras como inconsistentes. También espera que se sienten a escucharse y a discutir con respeto hasta encontrar puntos en común. Ansía caminar hacia un proyecto estratégico de desarrollo, que abra un horizonte de esperanza, dignidad, paz social, trabajo y prosperidad, privilegiando a los tirados al borde del camino”.
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