SOCIEDAD

La sucesión de ataques y profanaciones preocupan a la Iglesia Católica

<p>Hay intranquilidad en el clero. Los abucheos contra el Papa en la marcha del orgullo gay. </p>

"No era una misa, era una conmemoración, entendieron todo para el carajo", afirmó el Fernando Giannetti.
| Cedoc.

El ascenso de Jorge Bergoglio como jefe del Vaticano provocó júbilo y alegría entre los fieles católicos. Sin embargo, en las últimas semanas, los mismos devotos observan con preocupación la ola de episodios violentos que tuvieron a las Iglesias como blanco de actos vándalicos.

El primer hecho ocurrió, en medio de la extensa toma del Colegio Nacional Buenos Aires, cuando cinco alumnos -ya identificados- vandalizaron la Iglesia San Ignacio de Loyola, el edificio porteño en pie más antiguo de la Ciudad fundado hace tres siglos. En ese caso, la profanación desató una verdadera interna entre el alumnado ya que habría sido un pase de facturas de alumnos que estaban en contra de la ocupación del Nacional.

Pocos días después, una nueva profanación activó la alarma dentro del clero: el altar de la Catedral de Mar del Plata fue utilizado como baño y robaron algunos elementos religiosos y reliquias de los santos. Desde el obispado advirtieron que se trata de un "grave sacrilegio", el cual "ofende profundamente a la comunidad parroquial e incluso a la sociedad civil".

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La escalada de sucesos llevó al papa Francisco a pronunciar su preocupación: "El Papa se mostró conmovido y preocupado, y dijo que rezará especialmente por la comunidad de la Catedral", precisó el rector del templo marplatense.

Esa misma semana,  desconocidos habían atacado la parroquia San Antonio de Padua, situada en la ciudad cordobesa de Capilla del Monte. Los atacantes prendieron fuego las puertas exteriores de la iglesia, incendiaron un confesionario, destruyeron una pequeña capilla de la Virgen, robaron copones e imágenes de los santos y rompieron un Cristo de tamaño natural al que le dañaron la cabeza y le quebraron los brazos.

Esta semana, un grupo ultraconservador católico procuró detener rezando el Rosario en voz alta, un acto judeo-cristiano en la Catedral Metropolitana en conmemoración de un nuevo aniversario de la "Noche de los cristales rotos". La repentina irrupción del grupo lefebvrista provocó un contrapunto entre el superior de esa orden, padre Christian Bouchacourt, que justificó el hecho ya que "la Iglesia siempre condenó la celebración de otro culto en las Iglesias católicas", mientras que el cura Fernando Giannetti, quien enfrentó a los utraconservadores mientras intentaban copar el altar, arremetió contra los fanáticos: "No era una misa, era una conmemoración, entendieron todo para el carajo".

Orgullo gay y silbidos al Papa. La multitudinaria marcha del orgullo gay, como tantas otras veces, contó con música, carrozas, desfiles y disfraces. Pero lejos de los detalles de color, el festejo tuvo un paréntesis para realizar el tradicional abucheo y reconocimiento a diferentes personalidades. El primero en recibir insultos y silbidos fue el papa Francisco.

“Francisco es Bergoglio, el mismo que propuso una guerra de Dios contra nuestros derechos y a los que calificó como un plan del demonio. Intenta disfrazar su homofobia pero nos sigue descalificando como enfermos y desviados”, detallaba un escrito en donde organizadores fundamentan los abucheos.