Arepas, patacones, empanadas fritas, tragos caribeños. La creciente ola venezolana en el país hizo que muchos de los que llegaron a la Argentina en el último tiempo apostaran a la gastronomía como una oportunidad para empezar de nuevo. Así, en barrios como Palermo, se ven cada vez más locales como restaurantes o discos que ofrecen platos y tragos típicos, con ambientaciones que buscan replicar una “experiencia Venezuela”; que se convierten además en puntos de encuentro y oportunidades laborales para los recién llegados.
“Nosotros buscamos vender una experiencia Caracas en Buenos Aires, el concepto de lo que era la vida nocturna de nuestro país que hoy ya no existe, por la inseguridad y los precios elevados. Tenemos platos típicos y coctelería caribeña, a base de ron, que es lo que más se toma allá”, cuenta Félix Ovalle, uno de los dueños de Caracas Bar, en Palermo, que el año pasado fue sede de la votación del plebiscito para modificar la Constitución, del que participaron miles de personas.
Según datos de Migraciones, en los primeros seis meses del año se radicaron en el país más de 25 mil venezolanos, y ya encabezan el ranking de extranjeros.
Como él, muchos dejaron atrás familia y amigos, trabajo y profesiones para instalarse en el país donde la recepción de los argentinos, dicen, es muy buena, y quienes cada vez más se animan a probar sus platos. “Al argentino le gustan las arepas y algunos se animan a probar el patacón. El último tiempo aumentó mucho el público argentino, que llegan con venezolanos que los traen”, cuenta Joel Rodríguez, de Chiquis Food & Drinks, un fast food de comida de Maracaibo en Palermo. “Yo me vine porque mi mujer estaba embarazada y en Venezuela no se veía futuro. Acá nos va bastante bien, sobre todo con el delivery y las apps. Somos de comer mucho frito, así que ofrecemos hamburguesas, arepas, patacón y empanadas de distintos rellenos, que lo que tienen de distinto es que usamos harina de maíz precocida, más parecida a la polenta”.
En La Carbonera, también en Palermo, las empanadas son el plato fuerte. “Vendemos entre 150 y 300 por día, y la que más se llevan es la de porotos negros, carne, queso y plátano frito”, cuenta Ramón Horacio, que abrió el local hace tres años. “La principal diferencia con las empanadas de acá es que la masa es distinta, son fritas y nosotros las hacemos inmensas. También tenemos otros rellenos, como pescado o carne en hebras”, dice. Tiene cuatro empleados, todos son venezolanos, a quienes busca dar una oportunidad de trabajo cuando llegan.
Con el hashtag #juevesdearepas, Víctor Garcia, @elgordococina en Instagram, comparte recetas de arepas con sus miles de seguidores. “Tengo ocho años viviendo acá, y así como antes no se conseguía nada para cocinarlas, ahora está todo, harina, queso; también golosinas, plátano. A mis amigos argentinos les encantan las arepas, y en mi cuenta cuando subo recetas me preguntan muchísimo. Armé un video mostrando cómo hacer la masa y fue un exitazo”.
Según datos de Migraciones, en los primeros seis meses del año se radicaron en el país más de 25 mil venezolanos, y ya encabezan el ranking de extranjeros. Tres mil hicieron su radicación permanente este año. La inseguridad, la dificultad para conseguir medicamentos y la inflación, los principales motivos por los que dejan el país. Aunque cada vez es más dificil, ya que muchas líneas aéreas dejaron de volar hacia Venezuela, lo mismo las compañías de transporte terrestre; y tramitar los papeles para los documentos requeridos en otros países se hace cada vez más complejo.
La crisis actual de Argentina también los preocupa, pero apuestan a salir adelante. “La vivimos como un argentino más, con incertidumbre, y viendo cómo salimos de esta situación. El venezolano en Argentina trabaja como uno más, y queremos sumar para que el país vaya para adelante”, dice Ovalle.
El chef de Venezuela que cocinó para Macri
Cuando Esteban Gregoriadis le mandó un mensaje por Instagram a Mauricio Macri nunca se imaginó que iba a terminar cocinándole arepas en la Casa Rosada, en un almuerzo para cincuenta personas. “Primero hablamos por chat, yo le envié un mensaje agradeciéndole porque los argentinos nos recibieron muy bien. Y lo invité a comer arepas a mi local. Luego le envié de regalo una docena de empanadas venezolanas. Y me invitaron a cocinar en Casa Rosada”, cuenta Gregoriadis, dueño de Parados Urban Food, frente al Obelisco. “Fue excelente cocinar para el presidente de un país”, dice. El video de ese momento se replicó miles de veces en las redes sociales, y hasta la “seño” de su hijo quiere probar las arepas que le cocinó al Presidente.
Parados se convirtió en punto de encuentro para los que recién llegan, donde además de platos típicos, hay música venezolana “que transporta a mis paisanos”, cuenta Gregoriadis.
“Estamos en una zona muy transitada donde no había comida de mi país, así que ya es punto de referencia para todos. Dicen, nos vemos en Parados”. Aunque también, para sus clientes argentinos, sumó una empanada con harina venezolana, pero de chorizo.
“Pese a que mi país está en crisis, yo no lo quería dejar, porque es mi casa. Pero el argentino te recibe con tanto cariño que nos sentimos como en familia”.
Siento que Argentina está siendo muy generosa al recibir tanta cantidad de venezolanos y abrirles las puertas. Espero, y quiero, que nosotros como venezolanos dejemos nuestro nombre en alto. Que nos comportemos a la altura de las circunstancias. Que los que vengan sea porque quieren trabajar y encontrar un futuro.
Venezuela es una patria grande que siempre recibió a todos los extranjeros que llegaron por distintos problemas. Por eso estoy agradecida a la Argentina y las autoridades del Gobierno. Seguramente el que estuviera hubiera ayudado a nuestros compatriotas.
Sé que que en otros países se ha empezado a sentir la xenofobia. Siempre hay alguna célula pequeña en algunos sectores que odian al que viene supuestamente a quitarles el trabajo. No creo que sea así. El venezolano viene a hacer cualquier tipo de trabajo. Así estamos, viendo cómo le robaron el futuro a nuestra juventud, pero con la esperanza de que vamos a salir adelante.
Yo hace seis años que no voy a mi país. Tengo tres hermanos, tres sobrinas y mi mamá, pero no los puedo ir a ver. Siempre hablo de la ley de odio, donde van presas las personas que tuitean en contra del gobierno. Así que no puedo aparecer en mi país. Soy una exiliada obligatoria y no puedo visitar a mis seres queridos.
* Catherine Fulop, Actríz.