SOCIEDAD
El Cdigo San Francisco

Misterioso hallazgo en escultura de Dante Alighieri

La obra está en la Basílica de San Francisco y está compuesta por una imagen del líder franciscano y otras de Alighieri, “El Giotto” y Colón. Restauradores descubrieron una caja con mensajes para la protección de la obra.

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El grupo de esculturas que se erige al ingreso de la Baslica de San Francisco, en el barrio de San Telmo. All estaba escondida la caja metlica. | Leguizamn Ezcurra y Asociados SRL

Si se tratara de una novela podríamos tomar el casual incidente como la punta del ovillo que terminó arrojando luz sobre un hecho histórico. En la mayoría de los libros, el misterio comienza a ser desentrañado con un indicio, una palabra llamativa o una intuición. El rigor de este relato indica que, en algunos casos de la vida real, también.

La historia comenzó en 1908 cuando el Convento Basílica de San Francisco, ubicado en la esquina de Alsina y Defensa, en pleno barrio porteño de San Telmo, fue coronado con una obra del escultor Antonio Voegele. La escultura (o Grupo Escultor) era presidida por una imagen de San Francisco de Asís, rodeado por Dante Alighieri, “El Giotto” di Bondone y Critóbal Colón.

Desde la cumbre de la iglesia emplazada en 1583 por los franciscano, luego de que Juan de Garay les otorgara la parcela de terreno, las cuatro esculturas fueron testigos silenciosas de un siglo de historia argentina hasta que, con el nuevo milenio, decidieron “hablar”.

El desde 1942 Monumento Histórico Nacional fue noticia meses atrás cuando un trozo de mampostería de la Basílica se desplomó sobre una moto estacionada en el vereda de la calle Defensa. Ese día, un imán invisible comenzó a atraer la presencia de curiosos, restauradores y emprendedores de un “Plan de Revitalización y Puesta en Valor de la Basílica y Convento de San Francisco de Asís”.

La empresa Laguizamón-Ezcurra y Asociados fue la encargada de la restauración del Grupo Escultórico principal de la fachada y de descubrir el misterio escondido en la cabeza del Dante.

Regocijados en la delicadeza del modelado y la experiencia del artista que le dio forma a los cuatro hombres, los arquitectos dieron con un descubrimiento impensado: una caja metálica dentro del genio italiano de la literatura universal.

“Yo saludo a quien encuentre estos escritos”, decía una carta manuscrita firmada por el autor del Grupo Escultórico, en la que termina pidiendo: “Deseo que Dios y San Francisco protejan esta Obra y le den un larga existencia”.

La caja contenía otras pertenencias, recortes de diarios y hasta monedas del 1800, además del frasco de vidrio lacrado en el que había guardado la carta.

¿Fue un juego del autor, su necesidad trascender en nuevas generaciones, una nota encriptada o, como aseguran quienes hacen una lectura que traspasa el hecho histórico, un mensaje renovador de fe del humilde San Francisco?