Es una mina de barrio. Claramente. Saluda a todos los que pasan por el nuevo edificio de Underground, en Palermo, y pide disculpas por el retraso. Cansada luego de una jornada de grabación, pide agua fría y comienza la charla con PERFIL.
Se muestra feliz por su vuelta a la televisión después de tres años para encabezar Graduados, la comedia que mañana debuta a las 21.15 en Telefe. No evita hablar de su ruptura profesional con Adrián Suar, tampoco de su relación con Pablo Echarri, su marido, de su rol de madre presente de Luca (fruto de su relación con Matias Martin), Morena y Julián, donde, dice, estimular el diálogo en la mesa y hasta reivindica su apoyo al Gobierno.
Nancy Dupláa tiene el peso protagónico y trayectoria para responder lo que siente, sin muletillas. “Este tiempo me dediqué a ser madre. Y en realidad sentí que había cerrado la puerta. Siempre jugueteo con la idea de no volver a trabajar nunca más en esto”.
—¿Por qué?
—Al principio no sabía compatibilizar lo que traía la fama a la que no salí a buscar sino que me encontró. La sufrí muchísimo durante los primeros diez años. Odiaba la fama, a los fotógrafos, a los fans, a que la gente me reconociera. No supe manejarlo por más que pegaba buenos laburos. Me estabilicé emocionalmente cuando armé mi familia, de sentirme contenida.
—¿Lo analizaste?
—Sí. Hago análisis desde los 19 años, casi la mitad de mi vida. No soy obsesiva pero sí tengo la capacidad de analizar las cosas, de poder frenar, autoevaluarme.
Dupláa cuenta que, en la primera reunión, la comedia no le gustó y que Pablo Culell (socio de Sebastián Ortega en Underground) insistió en que era un proyecto a su medida. Le consultó sobre qué no le cerraba, cambiaron detalles y la convenció. “Extrañaba el contacto con los compañeros de elenco y técnicos que son los mismos de Verano del 98”, celebra y luego desmiente los rumores de cirugías y dietas estrictas para interpretar a María Laura “Loli” Falsini.
“Todo mentira. Sólo hago gimnasia, electrodos y voy al nutricionista. Lo que ves de mí es el producto de un laburo interno y de sentir que tengo lo que siempre soñé. Nos está yendo cada vez mejor. Pablo pudo abrir su propia productora que era a lo que aspiraba. Todo ese camino fue acompañado conmigo, el fallecimiento de su papá, el nacimiento de nuestro nuevo hijo y mi parate laboral. Estoy muy bien”.
—¿Te preocupa el paso del tiempo?
—Está siendo llevado de manera natural. Con los años logré autoaceptación de lo que traía: va sacando cosas físicas, luminosas, firmes. Me fortalecí internamente e intento ir ganando en riqueza espiritual. Mi felicidad pasa por una pareja que coincide plenamente conmigo, nos complementamos, naturalmente somos monógamos, nos elegimos todo el tiempo. Nos gustamos cada vez más. El paso del tiempo está trayendo años de experiencia, felicidad y plenitud.
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