Hace 25 días que no tiene contacto con ellos y, pese a la angustia, mantiene la calma para seguir adelante con la búsqueda. Se trata de Giovanna Benozzi, que espera encontrar pronto a su padre, Jorge (62), y a su pareja, Mauro Cappuccio (35). Ellos junto a otros dos amigos, Horacio Morales (62) y Alejandro Vernero (62), salieron de San Fernando en velero con el objetivo de llegar a Río de Janeiro, Brasil. Las tormentas cambiaron el rumbo del Tunante II y los cuatro tripulantes estarían en altamar.
“La última comunicación fue el 27 de agosto y el día anterior habían superado una gran tormenta. La peor de las situaciones ya la vivieron y creemos que están bien porque están preparados. Pero es necesario que tengamos más herramientas para buscarlos y terminar con esta agonía”, dice Giovanna a PERFIL desde Porto Alegre. Si bien viajó para participar de la búsqueda iniciada por las fuerzas brasileñas, el lunes pasado le anunciaron la suspensión de este procedimiento. Pero ella sigue firme allá.
“Seguimos en contacto con la fuerza, le brindamos información y estamos atentos a cualquier novedad para intentar reactivar su participación y sumar a Uruguay también”, explica la oftalmóloga, que trabaja en la clínica junto a su padre. Su hermana Natalia, estudia arquitectura naútica y comparte esa pasión con Benozzi. “Hace doce años que falleció nuestra madre y siempre tuvimos con mi padre una conexión única. Es gracioso, generoso y seguro que está liderando al grupo para dar tranquilidad. Al igual que mi novio Mauro, que tiene un humor parecido. Los visualizo bien y me tranquiliza, pero ya quiero estar con ellos”, sostiene, y agrega que hace cinco años que convive con Mauro y son amantes de los viajes y la aventura.
Sobre las hipótesis respecto de la ubicación del velero, ella asegura que tanto las autoridades naúticas argentinas como las brasileñas les explicaron a los familiares que “si se hubiera hundido se habrían encontrado elementos, pertenencias y no se halló nada”. “No encontrar nada de ellos ni del velero es un excelente indicio. Nos da fuerza. El personal que trabajó en la preparación del barco nos dijo que por sus características es imposible que se hunda, y ellos como buenos navegantes saben que lo último que se hace es abandonar el barco”, explica Giovanna, aunque no escapa a la realidad. “La posibilidad de que se haya hundido existe, no somos necios, pero es una incógnita muy complicada. El mar se hace muy grande, el tiempo pasa y encima se suspendió una parte de la búsqueda. Cuesta mantenerse en pie, pero no podemos aflojar”, asume y asegura que la flota argentina los sigue buscando.
Como ella, el resto de los familiares de los tripulantes permanece las 24 horas del día con la expectativa de que llegue la buena noticia. “Es mi vida encontrarlos. La gente que nos apoya, los cercanos, amigos de mi papá, la gente de Facebook... hay más de 14 mil personas que no nos conocen, y son los que rastrean imágenes satelitales. Es una energía que nos hace salir adelante, lejos del dolor”, finaliza.
Piden retomar la búsqueda
Los familiares de los náufragos acompañados por la Red Solidaria juntan firmas para pedir que se retome la búsqueda del velero. El jueves por la tarde, frente a la Embajada de Brasil, y con la presencia de Pedro Aznar, Boy Olmi, Juan Carr y otros artistas reclamaron al gobierno brasileño que retome las tareas para encontrar la embarcación.
La campaña, que comenzó por internet, consiguió más de 25 mil firmas y apuesta a llegar a 100 mil. Las autoridades brasileñas habían ordenado esta semana suspender la búsqueda activa del velero Tunante II hasta el surgimiento de nuevos indicios sobre su localización. A su vez, ordenaron una búsqueda pasiva en la zona de responsabilidad mediante radioavisos a los navegantes y del tráfico mercante que navegue esas aguas.
Mientras tanto, el ministro de Defensa, Agustín Rossi, ordenó a la Armada Argentina que la corbeta ARA Guerrico busque cualquier indicio del velero. Los tripulantes ya son buscados por tres buques en 557.200 km2 y por un avión P3 Orión que ya lleva destinadas a la tarea 170 horas de vuelo. Incluso la fragata Libertad había sido destinada a la localización del velero