Luego de que el municipio de Tigre autorizara, la semana pasada, la circulación de la línea de colectivos 723 por las avenidas internas –denominadas troncales– de Nordelta, la exclusiva “ciudad-pueblo” desarrollada por el empresario Eduardo Costantini, representantes de los 40 mil vecinos del espacio suman un nuevo capítulo a la saga, y analizan presupuestos para separar, justamente, esas avenidas troncales del trazado de las propiedades.
La polémica, que desencadenó en lo que los vecinos determinan como "una medida arbitraria" votada por el Concejo Deliberante local, se desató hace un mes ante denuncias vía redes sociales de discriminación a empleadas domésticas que utilizaban el transporte privado que circula a nivel interno en Nordelta. Desde el último jueves, la empresa privada de transportes MaryGo comenzó a recorrer las calles troncales de manera gratuita. El costo de ese transporte, que hasta ahora abonaba cada usuario y era de $ 30 por viaje, será financiado por la Asociación Vecinal Nordelta (AVN).
De todas maneras, y ante la decisión del municipio, los vecinos del exclusivo barrio del norte del Gran Buenos Aires que se oponen a esta decisión proponen enrejar el perímetro de las calles troncales por cuestiones de seguridad –para lo que ya pidieron presupuestos–, además de presentarse ante la Justicia para frenar la determinación del gobierno municipal que dirige el massista Julio Zamora.
"Estamos siendo estigmatizados y atacados mediáticamente. Queremos mitigar el impacto de la denigración que se nos hace por el solo hecho de vivir en Nordelta y que parece tener un único fin: seguir abusando de nosotros con expensas y tasas municipales para el logro de objetivos divergentes con los nuestros", afirman los vecinos en un comunicado.
Si bien la circulación de la empresa de transporte privada será gratis por 90 días, plazo dispuesto por la intendencia para que se reacondicionen las calles internas del lugar para que transite la línea 723, los vecinos piensan que será una buena oportunidad para demostrar que con ese servicio no haría falta el ingreso de los colectivos al exclusivo espacio. “La aprobación del ingreso de las líneas fue un baldazo de agua fría. No nos esperábamos ese desenlace”, aseguró Guillermo Miguez, director del barrio Castores. “Estamos analizando los pasos a seguir. Si bien los responsables de la AVN manifestaron su intención de que los colectivos circulen por las calles internas, el 85% de los vecinos que vivimos acá lo rechazamos”, agregó.
Actualmente, en Nordelta viven unas 40 mil personas de manera permanente, mientras que otras 10 mil ingresan todos los días para trabajar. La mayoría de los usuarios del servicio de transporte interbarrial es el personal que trabaja en las casas de familia.
Entre los argumentos que motivan el rechazo a la decisión tomada por el municipio de Tigre, la inseguridad es el que encabeza el ranking. Para los vecinos, la posibilidad de que entren los colectivos vulnera "el doble anillo de seguridad" que rige en Nordelta al momento de ingresar. “No solo puede entrar gente ajena al barrio, sino que las calles troncales no están preparadas para que transite un colectivo de línea. Son para micros pequeños, como los de MaryGo, por ejemplo. Acá la gente frena y deja cruzar a las personas o a los chicos que andan en bicicleta. No me imagino a un colectivero respetando el paso de las bicis. En este sentido, habrá que hacer un trabajo muy serio en materia de seguridad vial”, señaló, por su parte, María Eugenia Tomasello, vicedirectora del barrio Castores.
“Ante la aprobación del ingreso de los colectivos, ya se pidieron presupuestos para colocar un alambrado perimetral a las troncales como medida de seguridad. El frente de las casas da hacia esas calles, con lo cual sería muy inseguro para quienes viven en esos lotes. Por este motivo, las troncales siempre estuvieron cerradas al público general”, añadió.
La alternativa de que el transporte por las calles internas sea gratis fue una de las propuestas que habían impulsado los vecinos para evitar el ingreso de los colectivos. “Hicimos los análisis correspondientes, incluyendo al sindicato de empleadas domésticas, y llegamos a la conclusión de que no es redituable para una línea de colectivos circular por las calles internas de Nordelta. Solo tendrán pasajeros en las horas pico, tanto de la mañana como de la tarde. Durante el día muy poca gente tomaría el colectivo, aquí todos viajan en bici o caminan. En definitiva, será un servicio subsidiado por el Estado que va a funcionar unas pocas horas al día”, afirmó Tomasello.
El eje de la polémica
“No nos dejan subir a las combis porque dicen que tenemos olor”, decían a fines de noviembre empleadas domésticas de Nordelta que utilizan el servicio de MaryGo, un sistema de transporte interno que, hasta que entre en vigencia en 90 días el ingreso de la línea 723 de colectivos, será gratuito. La polémica estalló con un video que se viralizó en el que choferes impedían que las trabajadoras viajaran.
Los propietarios de las viviendas de la ciudad-pueblo, por su parte, salieron a decir que se sentían “estigmatizados” por vivir en una de las zonas más exclusivas del Gran Buenos Aires. “Estamos siendo estigmatizados y atacados mediáticamente. Queremos mitigar el impacto de la denigración que se nos hace por el solo hecho de vivir en Nordelta y que parece tener un único fin: seguir abusando de nosotros con expensas y tasas municipales para el logro de objetivos divergentes con los nuestros”, dijeron en un comunicado.