Hasta dónde nos llevará el covid-19 aún es imposible saberlo. Mucho menos, pensar que nos dejará algo bueno. Sin embargo, muchas pandemias fueron decisivas para torcer el rumbo de la humanidad.
Algunas enfermedades cambiaron el timón de la historia. Una de las razones que los historiadores esgrimen para darle una explicación al abrumador éxito que un puñado de conquistadores europeos tuvieron sobre millones de aborígenes del continente americano fue la de las enfermedades que trajeron consigo y para las cuales el sistema inmunológico de las poblaciones originarias no estaba preparado. Y también podría haber sucedido a la inversa. Si Charles Darwin y sus amigos hubieran hecho como los yaganes, que se protegían del frío helado de la Patagonia untándose la piel desnuda con grasa de foca, hubieran muerto de neumonía.
La peste negra –o peste bubónica- fue desatada por una bacteria que azotó Europa, Asia y Africa y arrasó en promedio con media humanidad. Sólo entre 1347 y 1353 dejó sin vida a un tercio de la población europea. Por entonces, las casas eran de barro y se llenaban de pulgas y ratas. La peste puso en jaque el sistema feudal y los grandes terratenientes tuvieron que ingeniárselas para hacer trabajar las tierras que los agricultores habían abandonado. Así surgieron los molinos y la rueda hidráulica. Los más optimistas también ven en este flagelo un antecedente de la creación de la imprenta de Johannes Gutenberg, en 1440, e incluso del Renacimiento. Y en términos sanitarios, hizo nacer el concepto de cuarentena: cuarenta días de encierro para evitar que la pandemia siguiera propagándose en cada puerto al que llegaba un barco.
La prueba de que las infecciones pueden provocar más bajas que las armas dejó incluso un listón negro en la historia napoleónica. Los piojos, el tifus y la intolerancia al frío diezmaron las tropas del invencible Bonaparte en Rusia. Y la historia de Europa cambiaría para siempre.
En la primera mitad del siglo XIX, la industrialización hizo proliferar barrios marginales, precarios y superpoblados en París. En 1832, Francia lo pagó caro: el cólera se cobró la vida de 19.000 personas. En 1851, los franceses toman conciencia de que la salud comenzaba a ser un tema que traspasaba las fronteras y promueve la Primera Conferencia Sanitaria Internacional, de la que participaron 12 países. Fue el antecedente originario de la creación, casi un siglo más tarde, de la Organización Mundial de la Salud. De todos modos, en 1862, Alemania viviría el mismo proceso con el cólera, que dejó un tendal de 8.600 muertos y pérdidas de 400 millones de marcos de oro. Sin embargo, esta epidemia trajo la red de agua potable y el alcantarillado a Hamburgo, incluso a los sectores más pobres de la sociedad.
Las pandemias y epidemias que aterrorizaron a la humanidad en los últimos 100 años
Poco tiempo después de que el presidente Donald Trump menospreciara “el virus chino”, tuvo que morder sus propias palabras, ya que hace varias semanas que Estados Unidos encabeza la lista de muertos e infectados por el covid-19. La OMS siempre recomendó no estigmatizar las pandemias, atribuyéndolas una comunidad causante, porque precisamente no son de nadie y son un problema de todos. Sin embargo, por intereses políticos o económicos se hizo muchas veces. Tal el caso de la denominada Gripe Española, que fue un tipo de gripe influenza que surgió en Kansas, Estados Unidos, en 1918, y llegó a Europa a través de los barcos de las tropas aliadas. En poco más de un año se cobró casi 40 millones de vidas, pero lo cierto es que lo único que hicieron los españoles fue no taparla con la alfombra sino informar de su existencia a través de la prensa. Esta epidemia, que dejó más muertes que la Primera Guerra Mundial, dio un impulso decisivo a la virología como ciencia e hizo que la población mundial tomara conciencia sobre la importancia de la higiene personal.
Las pandemias que vivió Argentina y cómo cambiaron los hábitos en la sociedad
¿Qué nos dejará el coronavirus? Aún es difícil de evaluar ya que seguimos luchando contra él día a día. Sin embargo, ya hay síntomas para una respuesta precoz: el teletrabajo. Profesores y alumnos de todos los niveles se adaptaron en pocos meses a una modalidad de estudio antes impensada en Argentina, pero que muchos prefieren. Los estudios contables, las auditorías, la actividad física diaria y algunas consultas médicas y psicológicas están encontrando su lugar en este nuevo nicho de la asesoría y el trabajo a distancia. Incluso algunas marcas comienzan a revivir gracias al e-commerce, una modalidad que hasta hace poco era casi una desconocida cuando se pensaba en comprar un lápiz labial, cambiar la rueda de auxilio o qué cocinar para el almuerzo.