La multitud caminaba lentamente por Diagonal Norte. Poco antes de llegar a la Catedral, en el cruce con Rivadavia, casi una media docena de autos oficiales con vidrios polarizados esperaba. Su presencia indicaba que la misa de asunción de Mario Aurelio Poli como Arzobispo de Buenos Aires tendría un condimento extra: el fervor papal había logrado reunir a funcionarios porteños y nacionales que, luego de años de tensión con el anterior primado y actual sumo pontífice Mario Bergoglio, intentaron un nuevo gesto de acercamiento con el nuevo Papa.
La comitiva nacional fue extensa: sólo faltó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que viajó a Venezuela para la asunción de Nicolás Maduro. En su reemplazo, participaron de la ceremonia el vicepresidente Amado Boudou, el Jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina y el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez. Además, estuvieron presentes el ministro del Interior y Transporte Florencio Randazzo y la titular de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, entre otros funcionarios. Por el lado del Gobierno porteño, participaron el Jefe comunal Mauricio Macri, la vicejefa María Eugenia Vidal y algunos ministros.
Todos saludaron al nuevo arzobispo, que se considera que seguirá con la misma línea que Bergoglio, con igual efusividad. Incluso, el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, declaró en sintonía con el mensaje religioso: “La llegada del reemplazante del papa Francisco genera entusiasmo, expectativa y esperanza, y le deseamos el mejor de los éxitos en su actividad pastoral en Buenos Aires. Nuestra misión como políticos gobernantes es hacer de la doctrina social de la Iglesia políticas públicas en beneficio del pueblo argentino”. Boudou, por su parte, sorprendió a los fieles cantando algunas de las canciones religiosas.
Sin embargo, para los cientos de miles de fieles que colmaron los alrededores de la Catedral, se trató ante todo de una fiesta religiosa. Y algunos se mostraron molestos por la presencia política. “Se quisieron subir todos por la popularidad de Francisco”, resumió Carolina Baulos, de 22 años y preceptora en una escuela religiosa.
Desde sus primeras palabras, Poli mostró el carisma que los que lo conocieron en la Pampa, donde fue Obispo hasta hace un mes, aseguran que le sobra. Luego de su homilía, en la que pidió que no le faltara en su servicio “el amor a los pobres, sufrientes y excluidos”, se refirió a las sensaciones que tuvo al enterarse de que Francisco era el nuevo Papa, que fueron festejadas por la multitud con risas. “Con la elección del papa Francisco se nos ha contagiado la alegría de tener un argentino, tan cercano y querido, en la cátedra del apóstol Pedro, y vimos cómo muchos compatriotas han renovado el gozo de pertenecer a la Iglesia”, aseguró.
“No conozco mucho al nuevo arzobispo, pero si lo eligió Francisco sé que va a ser un pastor con olor a oveja”, se entusiasmó Silvia Rojas, de la Parroquia Nuestra Dolores en Parque Centenario.
Poli había sido elegido el último 27 de marzo por el papa Francisco para sucederlo en el cargo que había ejercido desde 1998, antes de mudarse al Vaticano. Al día siguiente, adelantó a los medios cómo sería su relación con el Gobierno: “Con respeto y colaboración, pero también la debida distancia y la debida diferencia”, describió.
Dos semanas después, tras un encuentro con Francisco, expresó su deseo de que la Presidenta vuelva a concurrir al Tedeum el próximo 25 de mayo en la Catedral. Cristina Fernández había dejado de concurrir a la tradicional ceremonia en Buenos Aires luego de años de cortocircuitos en la relación con Bergoglio.