SOCIEDAD
Pese a los aos y peleas

Por qué perduran las parejas como la de María Teresa y Enrique

El corto Ni una sola palabra de amor, que muestra una dura controversia, ya llegó al millón de visitas. Los especialistas explican las razones de que sigan juntos.

Una voz en el teléfono. María Teresa y Enrique.
| Gentileza: Clarín.

“Ahora tampoco hay ni una palabra de amor”, sorprende María Teresa y se conforma diciendo que “hay gestos de amor”. Así ella y Enrique, ambos protagonistas del cortometraje Ni una sola palabra de amor, cuentan que están juntos hace treinta años y con el paso del tiempo entendieron que “no es necesario cortar una relación pese a las diferencias, ya que es una construcción día a día”. Como ellos, otras parejas que convivieron varias décadas juntas, compartiendo momentos buenos o malos, pueden replantearse el motivo por el que mantienen su vínculo, pese a que el amor inicial ya no existe.

“Ya no amo a mi marido, pero soy su mejor amiga. Nos conocemos hace sesenta años. Fue a mi cumpleaños de 15 y ya nada queda de esos jóvenes”, cuenta Norma Sito, que a sus 76 años convive con su esposo Carlos de 78. “Hace años que sólo usamos la cama para dormir y si bien sabemos que cambiaron nuestros sentimientos, nos apreciamos y somos compañeros porque así no estamos solos”, explica y coincide con lo que el psicólogo Alejandro Schujman señala como el fantasma de la posmodernidad: “La historia de María Teresa y Enrique impactó de manera directa en el espectador por la identificación con su relato. Habla del fantasma de la posmodernidad: quedar hablando solo con el aparato, que no haya nadie del otro lado”.

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A su vez, Schujman recuerda el caso de una pareja de 74 y 79 años. En la primera sesión contaron que los nietos crecieron y que les costaba encontrar nuevos proyectos juntos. Según describe el especialista, la escena de la sesión era de pura ternura: él le acomodaba los almohadones en el diván para que ella esté a gusto. “Durante 48 años tuvieron momentos hermosos, otros espantosos, pero eran el uno con el otro, compañeros, amigos, amantes, se habían elegido y tuvieron la habilidad de poder darle a la relación ingredientes para que la felicidad perdure. Ellos buscaban reerotizar la relación y lo lograron. Lo cierto es que el deslumbramiento, las mariposas en la panza con el tiempo son ideales que se van cayendo, y era lo que tanto temía María Teresa”, explica.

“Las razones que mantiene una pareja unida en algunos casos es el amor o la pasión, pero en otras existen pactos inconscientes que se establecen para seguir necesitando al otro y satisfacer necesidades de seguridad, amparo, costumbre, estabilidad que son pre-sexuales”, explica el psicoanalista Ricardo Rubinstein a PERFIL.

Por su parte, para el médico psiquiatra y sexólogo Walter Ghedin existe una “necesidad de innovación”. “Creen que la costumbre de estar juntos impide cualquier innovación. Los argumentos como “ya somos grandes” o “tenemos una vida hecha” son una defensa para que nada nuevo suceda y que perjudica a la pareja”, afirma. “Las parejas de años suponen que el conocimiento que se tiene del otro suele ser suficiente para entenderse. Y no es así. Es fundamental no perder la comunicación profunda”, reflexionó.

Desde una mirada macro, la psicóloga social, Ana Blesa, asegura que “el matrimonio es una sociedad que hace poco tiempo se realiza por amor”.

“Nos inculcaron que cuando nos casemos seremos felices y comeremos perdices... ¿será por eso que los cuentos terminaban ahí? Antes, los matrimonios eran por acuerdo de los padres y no cabía el sentimiento. Estos mandatos han creado mucho miedo en las mujeres. Por suerte, los jóvenes de ahora son más libres sobre esos mandatos y pueden practicar la convivencia antes del matrimonio y lejos del miedo a estar solos, que en tiempos pasados era más común y generaba que se sostengan relaciones que luego eran observadas por los hijos y creían que eso representaba al amor”, finalizó.