El recluso Renzo Germán Ranieri trabajaba en uno de los talleres del servicio penitenciario y, al ser trasladado a otro, el sujeto se consideró despedido. Ahora reclama al Estado $60 mil pesos.
Ranieri recibió en 2014 una condena a cadena perpetua por el crimen de un policía durante un robo en una confitería del barrio de Belgrano. Cumple desde entonces prisión efectiva en el penal de Ezeiza. Allí trabajaba en un taller pero como fue cambiado de lugar, se dio por despedido. Pide al Estado una indemnización que alcanza los $60 mil pesos.
Francisco Mugnolo, procurador federal penitenciario en dialogo con TN aseguró que frente a un caso como este se puede ver que “está todo patas para arriba” y remarcó que “hay que rehacer esta estructura del Estado”.