Tener dificultad con las matemáticas en edad escolar puede no sólo ser producto de un chico distraído o que no le interese la materia, sino que podría tratarse de un trastorno. Al igual que la dislexia para leer, o la disgrafia para escribir, existe un término que define esta dificultad con los números y se conoce como discalculia.
Sofía Lalor, psicopedagoga y coordinadora del área de neuropsicología infantojuvenil del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO), explicó a PERFIL de qué trata este trastorno que afecta casi al 6% de la población escolar, y qué deben tener en cuenta los padres para logar una temprana detección que ayude a los más chicos a superarla. "Muchas veces, las dificultades en las matemáticas se tienden a relacionar con el método de enseñanza, con que los padres tampoco eran buenos en matemáticas o con el gusto del niño. Sin embargo, en muchos casos estamos frente a niños que padecen dificultades específicas pero no son detectadas, y por lo tanto, no llegan a consulta", precisó la profesional.
- La discalculia es un trastorno de aprendizaje específico del dominio matemático.
- El porcentaje de niños que la padecen alcanzaría el 6% de la población escolar.
- El tratamiento se debe sustentar en la comprensión de los conceptos matemáticos, en hacer explícito para el paciente aquellos conceptos que para él no lo son.
Algunas de las dificultades:
- Escasa habilidad para contar comprensivamente.
- Dificultad en las operaciones básicas (adición, sustracción, multiplicación y división).
- Dificultades para el cálculo mental, para la adquisición de automatismos para contar y para estimar cálculos aproximados.
- Dificultad con las secuencias.
- Lentitud en la realización de tareas matemáticas.
—¿Qué es la discalculia?
— La discalculia es, en las matemáticas, lo que la dislexia es en la lectura. Es un trastorno de aprendizaje específico del dominio matemático, es decir que el nivel de desarrollo y aprendizaje matemático del niño resulta desproporcionado al nivel cognitivo general, al aprendizaje de otras áreas y a lo esperable para su nivel escolar y de instrucción. Este desajuste no se debe a falta de enseñanza ni a causas emocionales, sensoriales o intelectuales, sino que se observa aislado sin causa aparente de ninguno de estos factores. Se habla de una 'brecha' entre lo que se espera por su nivel general y de enseñanza, y su nivel de desarrollo matemático. Lo que falla en los pacientes con discalculia es lo que se llama 'sentido del número', que es la habilidad innata que nos permite hacer estimaciones y sobre el que se basan el resto de los procedimientos matemáticos posteriores. El estadounidense David Cyril Geary, psicólogo del desarrollo cognitivo y evolutivo, propone tipos de discalculia que se relacionan con las manifestaciones del trastorno:
- Procedural: pareciera más un retraso ya que usa procedimientos más inmaduros que los esperados.
- Memoria semántica: más relacionado con un patrón específico, en el que se observan errores más específicos y mayor dificultad para consolidar aprendizajes matemáticos.
- Visoespacial: donde se observan dificultades principalmente en la representación espacial de información numérica.
Existen varias clasificaciones, pero lo cierto es que cuando se presenta el trastorno, las dificultades se observan, en mayor o menor medida, en todos los planos del número.
—¿En qué etapa de la vida se presenta?
—Las habilidades matemáticas se usan desde los primeros meses de vida y en todos los ámbitos naturales. Uno cuantifica automáticamente todo lo que ve, reconoce y compara tamaños de objetos, comprende y estima cantidades de lo que observa a su alrededor, estima tiempos y horarios, comprendemos cuánta distancia o tiempo falta, etc. Por eso, las manifestaciones comienzan desde muy chicos, antes del aprendizaje formal en la escuela. Luego, se hacen más evidentes cuando se lo agrupa al niño con otros de su edad y se observa que todos adquirieron y van aprendiendo determinados conceptos y nuestro niño no lo hace.
—¿Cuáles son las señales a tener en cuenta para detectar que un chico la padece ?
—Uno observa que todas los aprendizajes relacionadas con lo matemático son más trabajosos. De chiquito se espera que un niño pueda reconocer pequeñas cantidades sin contarlas, por ejemplo, ver tres pelotas y reconocer que hay 3, sin necesidad de cuantificar una por una. También se espera que, más o menos, en sala de 4 ya comprendan y reconozcan cuándo hay que sumar, que puedan operar en concreto con pocos elementos y puedan recitar sin problemas la serie numérica. Cuando van apareciendo estas manifestaciones y se mantienen en el tiempo, es importante estar atentos y consultar si se cree conveniente.
De chiquito se espera que un niño pueda reconocer pequeñas cantidades sin contarlas, por ejemplo, ver tres pelotas y reconocer que hay 3, sin necesidad de cuantificar una por una.
— ¿Se conoce qué la provoca?
— Varios autores reconocen que el déficit central de la discalculia reside en una dificultad innata para realizar estimaciones, es decir para representar numerosidades de forma aproximada. A esto se llama el 'sentido del número', que vendría a ser como la “conciencia fonológica” en la lectura; son las habilidades que se trabajan en los primeros años de instrucción formal. Esto permite agrupar los objetos como conjuntos, extraer su cantidad precisa y es la base para el resto de los procedimientos posteriores. Desde aquí se va desarrollando el concepto de magnitud y la fluidez de la recta numérica y paulatinamente se va representando estas cantidades concretas con símbolos, dando lugar a una matemática más abstracta, en donde ya se opera sobre símbolos y no sobre objetos concretos.
—¿Cómo se trata este trastorno de aprendizaje?
—El tratamiento de la discalculia se debe sustentar en la comprensión de los conceptos matemáticos, en hacer explícito para el paciente aquellos conceptos que para él no lo son. Hay que evitar recurrir a memorizar procedimientos sin sustento ya que solo se logra que responda a las tareas escolares, pero no se compensan sus dificultades. El objetivo es desarrollar los conceptos matemáticos desde las propias posibilidades y el nivel del niño. Por esto es importante partir de una evaluación completa para conocer qué es lo que falla y sobre qué se debe trabajar.
El tratamiento de la discalculia se debe sustentar en la comprensión de los conceptos matemáticos, en hacer explícito para el paciente aquellos conceptos que para él no lo son.
— Con un diagnóstico a tiempo, y un tratamiento, ¿se logra superar la discalculia?
—Sí. Uno de los criterios diagnósticos es la “brecha” entre capacidad matemática y nivel general, cognitivo y de aprendizajes. En la medida que se va trabajando de manera específica, esta brecha va cediendo y el niño alcanza niveles esperables de aprendizaje. Es probable que prosigan ciertas dificultades cuando van aumentando la complejidad de los contenidos, que puede compensar con mayor tiempo de instrucción, con tiempos de aprendizaje más prolongados o con explicaciones más específicas.
—¿La discalculia afecta al cerebro?
—En la actualidad se sabe que el trastorno está caracterizado por alteraciones en el desarrollo de ciertas redes cerebrales, especialmente en la región parietal posteroinferior bilateral. Estas redes son aquellas que subyacen el procesamiento del número, las operaciones matemáticas básicas, la representación espacial de las cantidades, etc. También se sabe que hay un perfil cognitivo específico en estos pacientes, relacionado con el desarrollo de la memoria semántica, la memoria de trabajo, las funciones ejecutivas y habilidades visoespaciales.
El primer aspecto importante de los padres está en la detección temprana: padres que observan, que ven que algo está pasando, que reconocen que eso les cuesta a sus hijos más que el resto de los aprendizajes
— ¿Cómo pueden ayudar los padres a los hijos que la padecen?
— El primer aspecto importante de los padres está en la detección temprana: padres que observan, que ven que algo está pasando, que reconocen que eso les cuesta a sus hijos más que el resto de los aprendizajes. Esta es la pata principal para la detección temprana y para intervenir lo antes posible, con el objetivo de prevenir otras dificultades posteriores, como 'la ansiedad matemática', el rechazo y el fracaso escolar. Luego viene el rol de los padres como equipo de trabajo durante el periodo de tratamiento y esto se debe a que, el tratamiento debe contemplar la participación de los padres en las decisiones escolares, en la realización de actividades entre sesiones que sirven para consolidar lo que se trabaja en los tratamientos y en el apoyo y en la información a sus hijos. Los papás deben estar informados de lo que les pasa a sus hijos, del por qué asisten a tratamiento, qué es lo que hacen y que se está intentando alcanzar. Porque con sin su participación, el tratamiento es mucho más complejo.
—¿Existe alguna relación entre la discalculia y la dislexia (dificultad en el aprendizaje de la lectura)?
— Si. Ambos son trastornos específicos del aprendizaje. Es decir, que las alteraciones se observan en un área específica, sin que exista otra dificultad global que pueda ser causa de ella. Ambos trastornos comparten el funcionamiento de ciertos circuitos y un perfil cognitivo determinado, por lo que actualmente se los considera como una única categoría diagnóstica que tiene manifestaciones distintas. O sea, ambos son trastornos del aprendizaje, uno con dificultades en el aprendizaje de la lectura y otro en el aprendizaje del Cálculo.
—¿Se conocen porcentajes o cifras de chicos que padezcan discalculia?
—Si bien no hay datos epidemiológicos nuevos y hay un alto grado de casos no diagnosticados, se estima que el porcentaje de niños que padecen discalculia alcanzaría el 6% de la población escolar. Esta cifra es similar a otros trastornos de aprendizaje como la dislexia, de la cual se escucha hablar y diagnosticar con más frecuencia.