SOCIEDAD
oliver nash, escritor y activista LGBTQ+

“Siempre estuve ahí, el tema fue poder descubrir a ese que siempre había esperado ver frente al espejo”

Tiene 30 años, es periodista deportivo y comunicador audiovisual y publicó su primer libro, que eligió junio –Mes del Orgullo en Argentina– para ver la luz. En él cuenta, en primera persona, su experiencia hasta llegar a verse –y vivir– como un varón trans. Trabaja también por los derechos de las diversidades: “Intento ser la persona que hubiera necesitado cuando era chico, para hacer visibles a quienes el mundo invisibiliza”, explica. “Durante 25 años había simulado ser alguien que no era. Nadie me había preparado para algo así. No estaba listo para ser quien siempre había sido”, asegura.

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Aparecer. “Hormonarse lleva tiempo y esfuerzo, pero si es lo que se necesita, como es mi caso, cambia para mejorar tu vida”. | gza. nash

“Todo empezó cuando me di cuenta de que mi única opción para seguir viviendo era ser yo. Ya estaba harto de simular ser alguien que no era, no quería seguir actuando de mujer, ya no me salía. El problema era que tampoco me animaba a decirle al mundo que era un hombre. Tenía mucho miedo de la reacción de la gente, pero sabía que no podía reprimirme más. Me encontré en una encrucijada de no poder ser alguien que no era y no saber cómo hacer para ser yo”. 

A los 25, Oliver Nash decidió “disipar los nubarrones” y comenzar el camino para empezar a verse como realmente se sentía: un varón trans. La experiencia –y su historia de vida– la volcó en Siempre estuve ahí, el libro que acaba de publicar Penguin Random  House, pero también la comparte a través de sus redes sociales y su trabajo como comunicador y activista. Charló con PERFIL en el Mes del Orgullo para “poner al alcance de cualquier persona experiencias de lo que es ser un hombre trans en Latinoamérica y en particular en Argentina. Creo que acompaña también a alguien que está repensando su identidad, entendiendo quién es o en ese camino ya de saberse trans. Y como puede leerlo cualquier persona también sé que puede servirles a las familias”, dice. 

—¿Qué significa para vos hoy visibilizar tu historia y estar orgulloso de tu identidad? 

—Significa intentar lograr, aunque sé que es difícil, que nadie tenga que pasar por lo mismo que pasé yo ni esperar tantos años para ser quién es, que las personas LGBT+ puedan vivir siendo quienes son desde que lo entienden y no tengan que reprimirse. Estoy orgulloso de mi identidad porque ser quien soy, a pesar de lo difícil que se hace a veces y de la discriminación que sufrimos, es lo mejor que me pasó. Ser trans no es nada malo, el afuera lo ve como algo malo y por eso nos pone las cosas difíciles. Sé que visibilizar mi historia de esta manera, abriendo mis recuerdos de esa infancia y adolescencia y esta adultez con una nueva pubertad, va a ayudar a que mucha gente entienda desde un lugar práctico lo que puede vivir alguien trans, y con que por lo menos una persona se sienta acompañada y otra entienda ya creo que es un avance.

—Le dedicás el libro a ese chico que no se rindió a pesar de creer que nunca lo iba a lograr. ¿Por qué? ¿Cómo fue ese primer momento en el que te diste cuenta de que siempre habías estado ahí?

—Es una forma de pedirme perdón por no haberme animado a ser quien era desde antes. A pesar de saber que la sociedad nos pone las cosas difíciles y que cada uno sale del armario cuando puede, aún hoy siento un poco de lástima por haber tenido que empezar mi vida de grande, los años que no viví siendo Oliver es como si no hubiese estado.

Ese primer momento en que me di cuenta fue cuando empecé a desbloquear los recuerdos de mi infancia donde yo ya sabía que era un chico, lo que voy relatando en varios capítulos del libro, como todo empieza a ser más claro. Fue hermoso darme cuenta de que desde los 3 años ya sabía que era un nene, pero a su vez fue doloroso no haber podido lograr vivir como quien era desde ese momento. Quien era siempre había estado en mí, solo que me reprimí para sobrevivir.

—¿Y cómo encaraste esos cambios?

—Son parte de lo que voy relatando a lo largo del libro, además de la infancia y adolescencia, es esta adultez en la que de golpe se presenta una nueva pubertad. Y es lindo y a su vez muy curioso tener una segunda pubertad de adulto y que encima sea una que puedas disfrutar porque es la que vos querés. Así que desde ese lugar las hormonas por supuesto producen cambios físicos pero no son lo más importante ni lo único, por lo menos para mí lo mejor fue cómo mejoraron mi estado de ánimo, mi autoestima y mi forma de ver el mundo.

Nash hace en este punto una aclaración: “Está bueno decir que no es obligación hormonarse ni operarse, ni toda la gente trans lo hace, pero sí es importante que toda persona trans que lo necesite pueda acceder porque mejora su calidad de vida. Hormonarse no es un capricho, lleva también tiempo y esfuerzo, pero si es lo que uno necesita, como en mi caso, cambia para mejorar tu vida”. 

En su historia personal, el acompañamiento de sus padres fue clave. Y los cambios también se aceptaron “de a poco”, cuenta. “Mi familia al principio tenía un poco de temor, pensó que ser trans me iba a ser difícil, y lo fue en algunos aspectos, como estar tanto tiempo sin conseguir trabajo o sufrir discriminación, pero a su vez a medida que fue pasando el tiempo y al verme feliz por al fin ser yo, por usar mi nombre y pronombres, se dieron cuenta de que no tenía nada de malo y a partir de ahí todo se hizo fácil”, relata. 

Y abre la puerta a algo más: la visibilización. “Empecé a ser su hijo. Ya no hubo secretos, ya no hubo armarios. Yo sé que la sociedad no habla tanto de estos temas y que todavía resulta tabú en muchos aspectos, en muchos ambientes y muchas familias, pero tengo la esperanza de que la mayoría de la gente no nos odia sino que simplemente no sabe del tema”. El camino de contarlo tiene que ver, asegura, con el mismo título del libro: “Que se entienda que las personas trans estamos ahí, desde siempre, al lado de ustedes, desde nenes, siendo adolescentes hasta adultos intentando sobrevivir como podemos”.