SOCIEDAD
testimonio exclusivo

Sus padres los defienden y cuestionan al Estado por la ausencia de controles

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“Si el Estado o alguien quiere echarle la culpa a los chicos primero debe dar las condiciones para que el evento salga bien. Acá no sirve sólo prohibir la noche, los boliches, o suspender las fiestas electrónicas. No hay que prohibir nada, sólo controlar”, dice Martha Polivoy, la mamá de Micaela (20), desde el Cemic, donde tanto su hija como los otros dos jóvenes fueron trasladados esta semana para comenzar con su recuperación muscular.
Como los otros padres, no quiere que la culpa recaiga sobre sus hijos, quienes habrían consumido alguna droga sintética en la fiesta Time Warp que terminó en tragedia, por lo que debieron estar internados en estado crítico. “Ella está viva de milagro”, agrega Polivoy.
En los pasillos del Cemic también están los familiares de Leandro (19) y Nicolás (23), quienes los acompañan y dan fuerzas en su recuperación, mientras esperan que evolucionen lo suficiente como para poder reconstruir con más exactitud qué fue lo que pasó esa noche.
Los padres aseguran que  los chicos fueron a la fiesta en Costa Salguero a divertirse y no buscaron ese final. “Los chicos entraron a divertirse y se encontraron con una especie de Cromañón, como dijo Mica. Ella está viva de milagro. Si se arma un evento tienen que estar los controles necesarios, después lo que haga cada chico queda en el ámbito privado de cada uno. No hubo nada bien hecho para que salga todo bien, las condiciones en el lugar no fueron las mejores. Si se tomaban una o veinte pastillas, igual iban a terminar mal”, agrega Polivoy.
 Por su parte, Agustín Espinosa, padre de Leandro (19), otro de los chicos que se recupera en el Cemic, reconoce que su hijo cometió un “error”, pero también niega que lo sucedido fuera su culpa. “No voy a permitir que lo cataloguen de nada, ni a mi hijo ni a ninguno de los tres chicos. No creo que sean culpables como quieren hacer creer ahora, alguien tiene que responder por qué nuestros hijos terminaron así”, dice.
Y agrega: “Yo entiendo que él cometió un error, pero estoy seguro de que pasó algo más. Todavía no pude hablar con él a solas, recién a partir de ahí cuando me cuente qué fue lo que pasó, veremos cómo podemos evitar que vuelva a repetirse esta situación. Porque si bien escuché que habían consumido pastillas, hasta que no hable con él no tengo ninguna certeza”. “Nunca imaginé vivir esto. Uno como padre está preparado para vivir algunas cosas pero no para ver a su hijo al borde de la muerte”.

Polémica. Así, de alguna forma, los padres de dos de los jóvenes afectados por la tragedia de Costa Salguero le responden también a Mariano Cúneo Libarona, abogado defensor de Víctor Stinfale –quien está acusado de participar en la organización de la fiesta en la causa que investiga la muerte de los cinco chicos–, quien esta semana tuvo una serie de polémicas declaraciones al sostener que los chicos se “autodestruyen y asumen riesgos” al consumir pastillas de drogas sintéticas, por lo que no se puede culpabilizar a la organización. “Uno de los jóvenes que murió tomó una sustancia que encontró en el suelo; otro andaba con jeringas gritando que se terminaba el mundo; otro tomó marihuana, metanfetamina y MS no sé cuánto... ¿Cuál es la relación causal con los organizadores?”, había dicho el abogado, lo que provocó la indignación de los padres.
Sin embargo, en la investigación de la causa que lleva el fiscal Federico Delgado se busca establecer si la fiesta se convirtió en zona liberada para la venta de drogas, y que no hubo control en la cantidad de chicos que ingresaron.