Los agentes de la Gendarmería y del departamento de Delitos Complejos de la Policía bonaerense que el lunes 21 irrumpieron en el lubricentro de la calle 24, a escasas cuadras del Golf de Ranelagh, quedaron boquiabiertos. Se les erizó la piel cuando, dentro del taller mecánico de los hermanos Marcelo Javier (30) y Víctor Gabriel (29) Schillaci, encontraron un viejo auto fúnebre, una Rambler Ambassador 990 azul del año 1964, en impecable estado, con 70.000 kilómetros en su haber. Los hermanos, fanáticos de los automóviles y las motos, planeaban venderlo por $ 17.800, y publicaron el aviso en la página web de Mercado Libre.
La sorpresa vino porque estos personajes oscuros acababan de ser detenidos como presuntos autores materiales del Triple Crimen de General Rodríguez, en lo que habría sido una emboscada que culminó en Quilmes. Los investigadores siempre se preguntaron cómo los matadores hicieron para trasladar los cadáveres de Sebastián Forza, Leopoldo Bina y Damián Ferrón hasta General Rodríguez, donde fueron encontrados en un descampado. Ahora no se descarta que la respuesta pueda estar en la Rambler azul.
En estos días, el fiscal de Delitos Complejos de Mercedes, Juan Bidone, con constancia y eficacia pocas veces vista, avanzó en el esclarecimiento de este crimen a pasos agigantados y en el mismo sentido que había anticipado NOTICIAS en la edición del 31 de octubre: a los empresarios no los mataron en General Rodríguez, sino el mismo día de su desaparición, en una zona del conurbano y los mantuvieron en frío hasta tirarlos en una zanja.
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