Es muy positivo que grupos organizados de hombres se incorporen a la defensa de los derechos de las mujeres. Y que canalicen sus actividades para desnaturalizar la violencia contra mujeres y niñas, como hemos visto, hacen en otros países. En ese sentido, es conveniente que promuevan un modelo de ser varón y mujer basado en la igualdad de oportunidades, derechos y obligaciones, empezando por practicarlo en sus vidas personales.
Cada vez más, los hombres se animan a revisar sus roles tradicionales y alientan a otros a hacerlo. Es importante que este activismo logre involucrar a toda la diversidad de hombres, de distintos ámbitos sociales, edades, culturas e identidades sexuales. Vemos que en estos grupos a veces predomina alguna característica, y eso no expresa toda la diversidad social y de opciones sexuales. Esto no es bueno porque la riqueza está en la diversidad. Muchos hombres están en una búsqueda valiosa para encontrar nuevos modelos de masculinidad. Identidades en construcción que cuestionan, por ejemplo, la superioridad sobre las mujeres, los vínculos violentos, y se permiten en cambio expresar mayor sensibilidad, capacidad de cuidado de hijos, enfermos y/o ancianos, o demostraciones de afecto entre varones. Es conveniente que estos grupos de hombres defensores de la igualdad entre varones y mujeres se vinculen con las organizaciones feministas y defensoras de los derechos de las mujeres, para articular acciones porque esta causa no es exclusiva de un sexo. El trabajo aislado es menos eficaz e incluso puede inducir a una lectura errónea por parte de la población, entendiéndola como una nueva forma de predominio y dominación.
*Presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM).