SOCIEDAD

Vida de preso: lee mucho y habla poco con sus compañeros

Hombre de pocas palabras, vive aislado del resto de la población carcelaria.

Jorge Mangeri, único detenido por el crimen de Ángeles, declaró ayer al mediodía.
| DyN

Jorge Mangeri es un hombre de pocas palabras, que prácticamente vive aislado del resto de la población carcelaria. De la muerte de Ángeles Rawson (por el caso que está imputado) no opina, y cuando habla lo hace para referirse a su familia, sostén incondicional desde que conoció los códigos de la cárcel.

Mangeri es uno de los internos que forman parte del "pabellón mediático", como es conocido dentro del penal de Ezeiza el sector H del Módulo 1, donde no hay “presos comunes”. Allí también está alojado el sindicalista ferroviario José Pedraza, condenado por el asesinato de Mariano Ferreyra. En el sector hay 12 celdas individuales. El portero ocupa la número 4.

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"Tiene buen trato con sus compañeros, aunque habla muy poco", cuentan a PERFIL quienes comparten el día a día con el portero desde la madrugada del 15 de junio, cuando fue trasladado de los tribunales porteños al penal tras autoinculparse por el asesinato de Angeles Rawson. “Generalmente está con la cabeza gacha, mirando el suelo. Con una mirada que tiene una mezcla de tristeza, miedo o arrepentimiento, no se sabe”, destacan.

Por la importancia pública y mediática que alcanzó el caso las autoridades del Servicio Penitenciario Federal (SPF) instalaron una cámara específica que controla la cotidianidad del portero. Dentro del penal lo califican como una persona cordial, amable y poco sociable. A través de los monitores se lo puede observar la mayor parte del tiempo sentado o cocinando. Como distracción elige la lectura y cuando tiene cita concurre al psicólogo.

Los peritos de parte habían contado a PERFIL que el portero estaba “mejor adentro que afuera”. “No podemos dar detalles, pero su historia evolutiva es lo que uno espera para alguien de su edad y de su clase social. Tiene una actitud adaptativa a la situación. Asiste a terapia todos los días, está muy contenido. Como es una persona que tiene buen trato, lo tratan con afecto. Esto hace que esté más tranquilo. No toma medicación y puede dormir bien”, coincidían entonces la psicóloga Marcela Diodati y el psiquiatra Adolfo Méndez.

La contención emocional la recibe de su entorno familiar. Todas las semanas lo visita su mujer, Diana Saettone, y se comunica por teléfono con sus sobrinos y cuñados. “Está mejor anímicamente, más entero”, sostuvo ayer Raúl Saettone, su cuñado en la puerta de Tribunales.  A las 7 de la mañana de ayer el portero salió en un camión del Servicio Penitenciario Federal del penal de Ezeiza rumbo a los tribunales porteños, luego de su pedido para ser indagado por el juez Javier Rios. Con un conjunto deportivo azul, una remera verdad y mirando el suelo abandonó el penal. Mangeri lleva setenta días en prisión y ayer aseguró que es inocente.