El sirio Hassan al-Kontar pretendía encontrar una mejor vida en el extranjero pero quedó varado en el Aeropuerto Internacional de Kuala Lumpur el 7 de marzo y no puede salir. "Cuando estás atrapado en el aeropuerto, enfrentas dos tipos de problemas en mi situación", dijo al-Kontar, que parece repetir la historia de la película "La Terminal" de Tom Hanks. "Un problema es crear una rutina diaria. Pero el principal problema es cómo salir".
Al-Kontar abandonó Siria en 2006 para evitar ser reclutado por el Ejército del dictador Bashar al-Assad en busca de un futuro mejor fuera de las fronteras políticamente inestables de su país de origen. Pero las cosas cosas se complicaron para el joven de 36 años en 2016, después de vivir en los Emiratos Árabes Unidos durante una década en la que trabajó en una asegurador.
Estando en los Emiratos perdió su visa de trabajo y la embajada siria se negó a renovar su pasaporte, reclamándole el regreso a su país natal. Con pocas otras opciones, Kontar trabajó ilegalmente sin un pasaporte o visa válido, antes de que las autoridades de los Emiratos lo enviaran en enero de 2017 a un centro de detención en Malasia, uno de los pocos países que ofrece visas a los ciudadanos sirios que escapan de la guerra civil.
Good morning from KL airport.
— Hassan Al Kontar (@Kontar81) April 21, 2018
Nothing important just a morning coffee, music and some delicious dates. 😛😛#syrian_stuck_at_airport#mystory_Hassan #airport_is_my_home#the_terminal_movie_2 #سوري_عالق_بمطار_كوالالمبور_الدولي pic.twitter.com/NwFAIeTmTD
Según contó al Business Insider, Al-Kontar intentó ahorrar dinero y dejar Malasia en dos ocasiones en 2017, viajando a Ecuador y a Camboya, pero fue rechazado en las dos oportunidades y enviado de regreso a Kuala Lumpur. Ubicado en la lista negra por quedarse sin visa, fue está confinado a la zona de tránsito del aeropuerto.
El sirio cuenta su aventura en Twitter, donde publica fotos y videos de su vida diaria en el aeropuerto con la esperanza de llamar la atención de alguien que puede ofrecer una solución. Dice que no tiene un cronograma establecido, pero que comienza su día comunicándose con agencias gubernamentales, ONG y medios de comunicación para obtener ayuda. Después, deambula por la terminal, se higieniza y lava su ropa: "Si tengo la oportunidad de lavar mi ropa, la lavo rápidamente y la uso cuando todavía están mojados".
A dear friend took this photo and wrote: Big unwelcoming world.
— Hassan Al Kontar (@Kontar81) May 3, 2018
Ironic but true. 👍👍 pic.twitter.com/0ukdQ6sy0V
Para la comida, al-Kontar dice que llegó a un acuerdo con el generoso personal del aeropuerto para que tenga tres comidas de aerolínea al día. También se lleva muy bien con el personal de limpieza, que a veces compra alimentos especiales para Al-Kontar en restaurantes o cafeterías del aeropuerto a precios de descuento.
El sirio armó una cama improvisada en el piso debajo de una escalera, lejos de los pasajeros y bloqueada por varias barreras de seguridad. "No tengo horas normales para dormir", contó en Twitter. Si me canso demasiado, dormiré en las sillas del pasillo y luego me despertaré durante unas horas y luego dormiré durante cuatro o cinco horas...".
Malasia no es un país adherido al Acuerdo de las Naciones Unidas para los Refugiados de 1951, lo que significa, según al-Kontar, que sus derechos de refugiado y trabajador en el país no están garantizados. "Me acaban de ofrecer la oportunidad de quedarme todo el tiempo que necesite, pero no puedo trabajar y no puedo tener el estatus de refugiado con una visa de refugiado, una visa de residencia o una visa permanente", dijo.
2 minutes to remember, for the first time in 122 days they open a door for the outside world and I could feel the heat and breath a fresh air.
— Hassan Al Kontar (@Kontar81) July 7, 2018
This is what I call a great day⚘👍#syrian_stuck_at_airport #mystory_Hassan #airport_is_my_home pic.twitter.com/4tXyxhksER