Con alrededor de 80 mil personas que transcurrieron por sus cinco noches, la tradicional fiesta riojana de La Chaya llegó a su fin. Fue una fiesta popular que le abrió los brazos a la diversidad también desde lo musical, dándole la bienvenida a otros géneros musicales ajenos al tradicional folclore.
Así pasaron por la Chaya representantes del cuarteto, la cumbia, el pop y la balada romántica dando paso a artistas de renombre nacional: Lali, Soledad, Axel, Luciano Pereyra, Sabroso, María de los Ángeles “La Bruja” Salguero, Peteco Carabajal, Los Nombradores del Alba, Karina, Dale Q’Va, La Delio Valdez, Sergio Galleguillo, Los Palmeras. También los artistas del orden local como también tuvieron su lugar con la presencia de los ganadores de certámenes organizados por el Gobierno Provincial y de las delegaciones de los Departamentos, lo que aseguró la presencia del cupo femenino y de la mirada federal, banderas insignias de la gestión del gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela.
Paralelamente al desarrollo de los shows artísticos, se desplegaron campañas desarrolladas para promover y fortalecer eventos sostenibles, inclusivos y seguros, vinculadas a la prevención de adicciones, de la violencia de género, de la discriminación; y a favor de la seguridad vial, de las infancias seguras; y del cuidado del ambiente, entre otras.
La transmisión se pudo ver a través de la Televisión Pública, del canal público riojano Canal 9, Late Play (la plataforma de contenidos riojana, de acceso público y gratuito) y por las redes del Gobierno Provincial, para que el mundo entero conozca y sea parte de una de las fiestas populares más importantes de Argentina.
Según lo informado por las autoridades, la ocupación en alojamiento (extra hotelero y camping) en el Departamento Capital fue del 95 por ciento, lo que trajo aparejado un impacto económico turístico de 234.000.000 de pesos; mientras que en el interior la ocupación fue del 70 por ciento con un impacto económico turístico de 227.500.000 pesos. Estos números se traducen en un total de 461.500.000 pesos.
El Chayódromo
La Rioja es Chaya y es uno los principales capitales culturales y turísticos de La Rioja. Muchos turistas que nos visitan durante el año quieren saber de qué se trata esta celebración y, fundamentalmente, el festival.
Por eso, el Gobierno de la Provincia pensó en un lugar permanente que muestre al país y al mundo lo que significa la mayor fiesta de La Rioja, y desde hace dos años trabaja en un proyecto monumental que marcará un antes y un después en la historia de este evento. Uno de los estudios de arquitectura más importantes del país está a cargo del diseño del Chayódromo La Rioja.
Un anfiteatro único en el país con capacidad para 30 mil espectadores y con toda la infraestructura necesaria para recibir cualquier espectáculo con la comodidad, las medidas de seguridad y la tecnología que exige un evento de esta magnitud. La obra, incluye un museo permanente, espacios gastronómicos, salas para los elencos artísticos de la provincia. Un predio donde la Chaya se viva todo el año.
Un desamor que se volvió carnaval
La celebración riojana por excelencia es La Chaya. Nacida de una historia de desamor, con el paso de los años se volvió una tradición ineludible. Del 18 al 23 de febrero, Chilecito, bailará al ritmo de las comparsas, los disfraces y mucha música. Además, se elegirá a la reina del carnaval.
Ubicada en el Valle Antinaco-Los Colorados, rodeado por los cordones de la sierra de Velasco, al este, y la sierra de Famatina, al oeste, la ciudad de Chilecito se transforma en el lugar ideal para la celebración más importante de la provincia. En esta fiesta donde abunda la amistad y se dejan de lado las penas.
Durante seis días, este hechizo festivo se apodera de cada rincón riojano, con matices y actividades diversas, La Chaya es reina y señora. Tras la harina algunos rostros se ocultan para esfumar las fronteras sociales que los divide durante el resto del año.
Como toda celebración ancestral, el origen de la Chaya no es unívoco. Cuenta la leyenda que en una de las comunidades indígenas que habitaba la zona del oeste riojano vivía una bella joven llamada Challai (chaya). La morocha de pelo brillante y facciones hermosas quedó encandilada por Pujllay, un joven atorrante y mujeriego.
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Al no poder concretarse el amor entre ellos, Chaya huyó con su corazón roto hacia las montañas. Toda la comunidad indígena salió a buscarla. Al cabo de un tiempo, la encontraron en una quebrada, Chaya se convirtió en nube y ascendió a los cerros donde cada febrero vuelve convertida en rocío. Por su parte, el joven Pujllay, devastado por la pérdida ahogó sus penas en el alcohol hasta que ya perdido se arrojó a las llamas del fogón.
Gracias a este mito, la fiesta se llama Chaya y tiene como personaje principal a Pujllay, que se corporiza en un muñeco desgarbado que preside la celebración, desde su desentierro al inicio de la chaya hasta su entierro o quema, que indica el fin de la fiesta.
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El “Topamiento”
Así denomina al enfrentamiento amistoso entre los hombres y las mujeres, que al llegar al centro de la calle se arrojan agua y harina como símbolo de confraternidad. Estos dos elementos también recuerdan a la joven Chaya que se transformó en nube y volvió en rocío.
Por su parte, la albahaca perfuma el aire del carnaval y simboliza como atracción de la salud, la fortuna y el dinero. Durante la celebración, los barrios de La Rioja Capital se transforman en el escenario de diferentes “topamiento”.
En la fiesta más convocante de la provincia hacen del verbo compartir una tradición. Donde el banquete tradicional, con vino y empanadas, se mezcla con el mito de la harina y la albahaca para bailar al ritmo de la música popular.
