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PANORAMA / PELEA BONAERENSE

País del nunca jamás

El PJ confía en que el costo de la crisis económica lime a Cambiemos. Preocupación por los cuadernos.

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FERVOR MARROQUINERO | DIBUJO: PABLO TEMES

La profundización de las reformas en la policía anunciada por María Eugenia Vidal en La Matanza es el primer efecto electoral de la combinación entre el ajuste del gasto público y la revelación de un sistema de corrupción ligado al déficit en esa cuenta. El peronismo apela a una tranquilizadora interpretación de los acontecimientos, reacio a cualquier revisión crítica de los 12 últimos años. A simple vista, son secuelas económicas con impacto político exclusivo en el oficialismo.

Hay una omisión llamativa en ese análisis. La oposición acredita más méritos que Cambiemos para ser incluida en esa categoría. Ejerce el poder en algunas regiones desde la restauración del sistema democrático. El recuerdo fresco de 2015 en la provincia de Buenos Aires inquieta a los gobernadores. Y también a los intendentes del Conurbano. Temen que el carácter plebiscitario entre lo viejo y lo nuevo vuelva a repetirse en las elecciones de 2019.

Acobardados por la posibilidad de aparecer en los cuadernos de Centeno, la competencia por la gobernación bonaerense está casi desierta. La mayoría resolvió concentrarse en garantizar la reelección en sus municipios. Allí aparece otro problema. Dependen de Cristina Fernández de Kirchner para eso. Lo que explica el espíritu solidario del PJ, recuperado por José Luis Gioja para la ex presidenta tras la intervención de Luis Barrionuevo: denunció una persecución judicial a la ex presidenta. No hay otro domicilio para el kirchnerismo que el Gran Buenos Aires.

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Lo que crearía las condiciones para que Verónica Magario dispute el año que viene el cargo que ocupa Vidal. Con sentido común, Antoni Gutiérrez Rubí le recomendó a la intendenta de La Matanza reconciliarse con las capas medias en las localidades de San Justo, Lomas del Mirador, Ramos Mejía, Villa Madero, Aldo Bonzi y Tapiales: equivalen al 25% del padrón de electores más importante de la provincia de Buenos Aires.

Elaborado por el experto catalán que asesoró a la ex presidenta en la campaña, el informe encierra datos sorprendentes: la imagen negativa de Magario en los centros urbanos se extiende a Virrey del Pino (45,6%) y González Catán (43,5 %), un cuarto de los electores. La inseguridad es el reclamo sin fronteras entre el primero y el segundo cordón.

Atracción. Más que las obras de bajo costo y el diálogo con los vecinos propuestos por Gutiérrez Rubí a los problemas de gestión detectados en el relevamiento, a Magario y Fernando Espinoza les atrae el diagnóstico inicial de la propuesta. Atacar a un enemigo previamente elegido y responsabilizarlo de todos los males del gobierno municipal. Macri y Vidal encajan en ese esquema, completado con el racionamiento de la entrega de alimentos a los más necesitados.

"Si en Virrey del Pino se come mal, es por decisión nuestra", confió un dirigente del PJ sobre el clima que se agita para esa estrategia y que incluye la promoción de ollas populares en los viejos galpones ferroviarios de González Catán, con el auxilio de organizaciones piqueteras afines. Una limitación para Fernando Gray, entusiasmado con aplicarlo en Esteban Echeverría: la dificultad es que el intendente tiene pésima relación con las de su distrito.

Hernán Berisso dialoga con ellas para desarticular esos movimientos. El diputado nacional recorre la Provincia por orden de la gobernadora y con la facultad de decidir la distribución de ayuda social directa. Vidal resolvió enviar una señal con el anuncio de las medidas desde la División Drogas Peligrosas de Ramos Mejía: "Durante décadas el acuerdo fue que la policía se arreglara sola mientras el Ejecutivo provincial miraba para otro lado". Varios ex miembros del gabinete de Daniel Scioli integran el del gobierno de La Matanza.

Magario asistió al acto del día 11 en Ensenada, organizado por el intendente Mario Secco pero capitalizado por Máximo Kirchner, necesitado de renovar su banca de diputado nacional bonaerense. Lo mismo hizo la mayoría de los jefes del Conurbano, en respuesta a la invitación de Cristina que su hijo cursó por las redes sociales. Cuidadosos de no enojar a la ex presidenta, varios se quejaron en forma anónima del poco protagonismo en el mitin. Desde La Cámpora aseguran que estaban al tanto del lugar preeminente reservado a Máximo y a un conjunto musical especializado en covers.

 

 Les atrae el plan de responsabilizar a Macri y Vidal de todos los males de La Matanza

Gustavo Menéndez fue la excepción. Con la excusa de agenda en la región patagónica, no estuvo en el acto. El intendente de Merlo y titular del PJ cree que la ex presidenta no debe competir en 2019 y postula a Felipe Solá como candidato a presidente. Pero recela de aceptar a Máximo como una eventual conducción política en un proceso que pone en una disyuntiva a Martín Insaurralde: cómo congeniar la buena relación con Vidal y el rol cada vez más distante de vocero de Cristina

Negación. El intendente de Lomas de Zamora no es incluido por dirigentes de Cambiemos entre los que expresan muestras impensadas de simpatía, persuadidos de que el Gobierno está detrás de la investigación judicial por los cuadernos. Anotan en ese lote a Jorge Ferraresi (Avellaneda), a Alberto Descalzo (Ituzaingó) y al diputado provincial y ex intendente de Florencio Varela Julio Pereyra. La presencia de Andrés Watson, su sucesor, provocó algarabía en La Cámpora.

Quienes sostienen que la única posibilidad de éxito en las elecciones está asociada a la ex presidenta se escudan en la fidelidad inquebrantable de sus votantes. Shila Vilker, de la consultora 3.0, identificó en ellos cinco formas de negación ante las denuncias que la involucran: la falsedad de la prueba ("son fotocopias"), un ardid para encubrir aumentos de servicios públicos, una maniobra para quitar de la agenda los aportes irregulares a la campaña del PRO, la naturalización de las coimas ("esto es así") y la comparación con la supuesta persecución judicial a Lula.

Según Vilker, ese sector tuvo su crisis de fe con los bolsos de José López, el ex colaborador de Julio De Vido que declaró ante el fiscal Carlos Stornelli para acceder a la figura de colaborador arrepentido, sobre la que debe resolver Claudio Bonadio. Responsable de los convenios entre los municipios y el Ministerio de Planificación Federal, López tiene una llave de acceso para salir, o volver a entrar, al país del nunca jamás.