Desde muy chica me interesó el mundo de la empresa. Fantaseaba con ocupar alguna posición de liderazgo, trabajar en equipo y generar valor económico y social. Una amiga de la familia trabajaba como asistente del entonces presidente del diario La Nación y pensaba que éste era el lugar más destacado al que podía llegar una mujer por entonces.
Por eso, cuando llegó el momento de elegir una carrera, decidí estudiar la Licenciatura en Relaciones Públicas, pensando que me daría todas las herramientas necesarias para esa posición. De hecho, así fue, porque antes de recibirme ya estaba trabajando como asistente del vicepresidente de una de las empresas más importantes del país.
Esta breve anécdota personal refleja, de alguna manera, el recorrido que hicimos las mujeres en los últimos veinticinco años.
El cargo de secretaria ejecutiva ya casi no existe. Hace algo más de dos décadas, el aspiracional de muchas mujeres que buscábamos incorporarnos al mercado laboral era ser hábiles, eficientes y preparadas… para asistir a los hombres. Ellos eran los que ocupaban cargos jerárquicos con los que nosotras casi no nos animábamos a soñar.
Al igual que la vida corporativa, la investigación y las disciplinas relacionadas con las ciencias duras no incluían a las mujeres como protagonistas en las mesas de decisión, o lo hacían en un número muy reducido. No era demasiado habitual ver ingenieras, arquitectas, biólogas, químicas, matemáticas e, incluso, médicas.
En la actualidad, el número de mujeres que ocupa esos espacios ha crecido significativamente, tanto en lo que refiere a la vida académica como en lo que atañe al desempeño laboral.
Sin embargo, ver el vaso medio lleno no implica olvidar lo que aún está pendiente ni de-sestimar el efecto que tuvo la pandemia de covid-19 sobre todos los aspectos de la vida, especialmente de la vida de las mujeres.
Sin duda, la presencia de mujeres en directorios, forma parte de los pendientes. Por un lado, están las cifras, que muestran una inclusión relativamente baja aunque con tendencia a crecer, y por otro, la ponderación del peso que alcanzan las voces femeninas en la toma de decisiones, que no siempre son tomadas en cuenta en un marco de igualdad.
En relación con las cifras, Silvana Zenere, miembro del directorio de Spencer Stuart International y experta en liderazgo, refiere que, en líneas generales, en Argentina hubo una pequeña aceleracion respecto a la incorporación de mujeres en directorios durante 2022. De las búsquedas realizadas, hubo un 12% más de contratación femenina que en 2019, lo cual indica un crecimiento leve, pero sostenido.
Asimismo, agrega Zenere que, al analizar la distribución por industria, la presencia de mujeres en directorios de Argentina se da en mayor porcentaje en la industria de tecnología, medios y telecomunicaciones, mientras que la menor participación de mujeres se identifica en el sector industrial, con solo el 2%.
Mirar hacia adelante y ver lo que nos falta es un ejercicio imprescindible para seguir avanzando, diseñar el camino que queremos recorrer y definir la manera en que queremos hacerlo. Mirar hacia atrás y recordar de dónde venimos y todo lo que conseguimos es igualmente importante porque pone en perspectiva el esfuerzo, el trabajo y el coraje de millones de mujeres que se animaron a romper los mandatos.
Habitar el presente es accionar en este tiempo privilegiado en el que tenemos en nuestras manos la responsabilidad de hacer del mundo un lugar mejor.
*Presidente de la Fundación Woman in the News (WINN)