Con el objetivo de acelerar las demandas por cuota alimentaria, que son cada vez más frecuentes en tribunales de familia, el Gobierno anunció la creación del Índice de Crianza (IC), un valor de referencia para saber cuánto destinan los hogares a alimentar, vestir, garantizar vivienda, trasladar y cuidar a los niños, niñas y adolescentes.
En el mundo, según Unicef, tres de cada cinco hogares a cargo de mujeres no reciben la obligación alimentaria en tiempo y forma.
Con la pandemia, las demandas crecieron de manera exponencial, y uno de los argumentos por parte de los que no cumplen es el cuestionamiento de los gastos que se incluyen en esa cuota. La existencia de un índice ayudaría, en principio, a terminar con esa discusión.
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La metodología de estimación del IC estará a cargo del Indec y como dos grandes rubros medirá la variación de precios de bienes y servicios esenciales y de los costos del cuidado.
Durante el anuncio, el ministro de Economía, Sergio Massa, le pidió a la Corte Suprema que, “a partir de la publicación del Índice de Crianza, saque una acordada que establezca como obligatoria su aplicación por parte de la Justicia de Familia”.
Massa añadió que este nuevo índice será una forma de que el Estado tome parte por “esos 3 millones de chicos” que “van a la escuela, necesitan transporte, comer todos los días” y que “quieren divertirse”. El ministro agregó que esos niños y niñas no pueden estar esperando que “la mamá tenga que andar pidiendo prestado o tenga, como tienen cuatro de cada diez de esas mujeres, un nivel de endeudamiento más alto que el promedio de la sociedad”.
Por su parte, la directora nacional de Economía, Igualdad y Género, Sol Prieto, afirmó que la deuda de obligación alimentaria, más allá de ser un tema familiar, “es un problema económico” y agregó que “la economía de los cuidados también es la economía”.
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Según los datos del ministerio, hay más de 1.600.000 mujeres a cargo de sus hogares, lo que representa un 11,7% del total. El 27,4% tuvo ingresos por debajo de la línea de pobreza y el 5,3%, menores a la línea de indigencia.
Además, entre las jefas de estos hogares, el 26,1% tuvo ingresos por debajo de la canasta básica total y el 4,6% tuvo ingresos menores a la canasta básica alimentaria.
Los hogares monomarentales tienen un mayor índice de pobreza y de endeudamiento que el resto. Según Unicef, seis de cada diez familias monomarentales son pobres, el doble que el promedio general. Además, y de acuerdo con los datos de la Cepal, el 59% destina más de la mitad o casi todos sus ingresos al pago de deudas, y el 73% de estos hogares usa el crédito para comprar comida o medicamentos.