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semana de la Lactancia

La mayoría de los lugares de trabajo aún tienen muchos obstáculos para dar la teta

Ante la necesidad de trabajar y por la falta de espacios para hacerlo, pocas mujeres pueden seguir amamantando el tiempo recomendado a sus hijos, porque el regreso a las actividades laborales es cada vez más temprano y provoca que los seis meses durante los cuales una mujer debería alimentar a su bebé se conviertan en una “utopía” según advierten los especialistas. El autor de esta nota promueve que “amamantar y trabajar” sea posible.

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Compatibilizar. La armonía entre maternidad y profesión es el desafío de empresas y mujeres. | shutterstock

El amamantamiento es un acto simple, instintivo y necesario que brinda inmejorables beneficios para el binomio persona progenitora-recién nacida. Sin embargo, se presentan de forma frecuente situaciones adversas para amamantar.

Según la Organización Mundial de la Salud, a escala global más de quinientos millones de mujeres trabajadoras no se benefician de prestaciones de maternidad básicas. A esta circunstancia se suman en una proporción significativa de casos la necesidad de incorporarse rápidamente luego del parto al puesto de trabajo, ocuparse de las tareas domésticas, y a la vez, no descuidar a los otros integrantes de la familia.

Inclusive la presión que sienten quienes dan de mamar por los cambios corporales que atraviesan, los “inesteticismos” o la fantasía de que, luego de amamantar, los pechos pierden firmeza, generan más motivos para dejar de hacerlo.

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De esta manera, se vuelve una utopía seguir las recomendaciones médicas según las cuales, durante los primeros seis meses de vida, la leche materna debe ser el único alimento del bebé y la de fórmula debe ingerirse sólo secundariamente y por indicación del profesional de la salud a cargo.

Estas sugerencias se deben a que el beneficio más importante en esta etapa de la vida es el lazo de amor que se genera entre el binomio mencionado, que sin duda va a favorecer el desarrollo intelectual, emocional y afectivo del nuevo ser. El acercamiento físico a la persona progenitora le brinda la sensación de proximidad, seguridad, confianza y percibe el amor que este acto significa.

Además, está comprobado que la leche materna es su mejor alimento. Es el más completo, le brinda todos los nutrientes para la primera etapa de la vida extrauterina. La leche o calostro es rica en agentes inmunológicos, lo que hace que los anticuerpos producidos por la persona progenitora pasen al bebé protegiéndolo de posibles infecciones al que está expuesto a diario. Esta protección contra algunos agentes infecciosos se extiende hasta un año luego de haber finalizado el amamantamiento.

Inclusive, contiene la cantidad justa de grasas, proteínas, minerales y vitaminas que necesita. Asimismo, disminuye el riesgo de contraer diarreas. Y, más allá de los requerimientos alimenticios, a través del amamantamiento el bebé recibe numerosos estímulos de calor, olfativos, visuales, auditivos, de movimiento y orales. De esta manera, está conociendo el mundo que lo rodea.

Entre los beneficios para quien da la teta, podemos mencionar que esta acción estrecha el vínculo y la comunicación, pudiendo reconocer las necesidades del bebé sólo con la mirada. También es un factor de protección contra el desarrollo de cáncer en la mama sana y, al amamantar regularmente no se produce la tan molesta turgencia mamaria que muchas veces desalienta para continuar con este acto tan importante.

También la persona que da de mamar siente una sensación de relajación y placer ya que por un lado se produce el vaciamiento de los pechos y, por otra, vivencia un momento de plenitud y orgullo por colaborar en estos primeros momentos de crecimiento de su bebé y la sensación de autoestima por estar cumpliendo un papel protagónico.

Es importante aclarar que no todas las personas experimentan las mismas sensaciones y que las mismas pueden estar presentes sólo en algunos momentos del período de amamantamiento, por lo que no deben sentirse ni culpables ni diferentes a otras que sienten distinto.

Distinto es lo que sucede con el lugar de amamantamiento. Lo ideal es que para todas las personas se pueda dar la teta en un ambiente tranquilo, cómodo y en soledad. Esto constituye la mayor causa de pasaje de la lactancia materna a la de mamadera, una preocupación que alcanza escala internacional.

Que este año el lema de la Semana Mundial de la Lactancia Materna sea “hacer posible amamantar y trabajar” quiere decir que existe un camino por recorrer para defender los derechos que promueven dar la teta y hacer que finalmente se cumplan.

*Jefe de la División Obstetricia del Hospital de Clínicas de la UBA. (MN 69.333).