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INCLUSIÓN EN EL ÁMBITO LABORAL

Solo el 13% de personas del colectivo Travesti Trans accede a un trabajo formal

La ley de Cupo Laboral Travesti Trans, que establece una cuota de trabajadores estatales, puso en evidencia que no alcanza con el reconocimiento registral: es necesario también generar condiciones laborales y económicas para que ser trans no sea un factor de exclusión del sistema de trabajo. Desafíos a 12 años de la ley de Identidad de Género.

cupo laboral
AVANCE LEGISLATIVO. Una manifestación de apoyo a la sanción de la ley de Cupo Travesti Trans. | CEDOC

La Ley de Identidad de Género (26.743) fue sancionada el 9 de mayo de 2012, pero su gesta data de muchos años previos y la estela que dejó en la sociedad argentina tiene registro hasta el día de hoy.

Esta ley consolida un reclamo histórico de las organizaciones travesti trans y de la comunidad LGBTINB+: el derecho a la autodeterminación identitaria. Significó un enorme salto de reconocimiento de derechos humanos para un colectivo que registra una historia de persecución estatal y social durante largas décadas. En este sentido, Grow-género y trabajo acompaña el proceso de generar espacios libres de violencias y discriminación a través de una multiplicidad de dispositivos que abonan a la transformación del mundo del trabajo.

Lo que plantea la ley

Pero… ¿Qué entendemos por identidad de género? Se trata de “la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente” pudiendo o no corresponder con el sexo asignado al momento del nacimiento (Ley de Identidad de Género, 2012). 

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Esta ley sienta un precedente internacional, ya que al habilitar la posibilidad del cambio registral de género, y complementada con la existencia del DNI no binario (Resolución 476/22), implicó un amplio reconocimiento identitario, que desarticuló diversas barreras, incluida la edad. En este sentido, es importante destacar su componente despatologizante, ya que la sola voluntad de la persona alcanza para que el estado respete, acompañe y rectifique sus registros sin necesidad de la aprobación de ningún agente médico o psiquiátrico.

El sector público se ha transformado progresivamente con la ley Cupo

Además, como pieza fundamental, en su artículo 12, la ley de identidad de género obliga al trato digno: siempre se debe respetar la identidad de género de todas las personas en todo ámbito, exista o no un cambio registral.

Esta ley es la primera que incorpora el “género” a la trama legal argentina, y significa un enorme cambio para todas las personas. Invita a toda la sociedad a no pensar la biología como destino, y a habitar y expresar el género desde el deseo, la libertad y la autodeterminación.

 

Las deudas pendientes

Sin embargo, a 12 años de la sanción de la ley, la situación del colectivo travesti trans sigue siendo preocupante. En “Con nombre propio: A diez años de la ley de identidad de género” de 2022, el Ministerio Público de la Defensa, en conjunto con el Bachillerato Popular Travesti Trans No Binarie Mocha Celis, registran que no más del 13% de personas del colectivo acceden al trabajo formal. 

La ley de Cupo Laboral Travesti Trans, que establece una cuota de trabajadores estatales que deben ser TTNB, puso en evidencia que no alcanza con el reconocimiento registral, es necesario también generar condiciones laborales y económicas para que ser trans no sea un factor de exclusión del sistema de trabajo.

La sociedad está cambiando. El sector público se ha transformado progresivamente con esta ley. Sin embargo, el sector privado aún no ha dado grandes pasos para ser parte de este mundo cambiante. ¿Cuántas travestis hay en las oficinas? ¿Cuántas masculinidades trans hemos visto en nuestros espacios de trabajo? ¿No es acaso un tema lejano la existencia de las personas no binarias? La inclusión en el ámbito laboral requiere de compromiso sostenido para revertir años de prácticas y costumbres, más o menos explícitas, que han resultado en la expulsión sistemática de las personas TTNB.

El sector privado aún no ha dado los grandes pasos para la igualdad e inclusión

Desde Grow-género y Trabajo, comprendemos que transformar nuestra cultura de diversidad e inclusión no sucede en una organización como isla, pero esto no quita que cada espacio puede realizar acciones que nos arrimen a la sociedad que deseamos. Construir espacios libres de discriminación y violencia es una agenda de trabajo, como muchas otras, que requiere reflexión, creatividad, compromiso y estrategia. 

Identificar las microagresiones, los sesgos que nos atraviesan, lo que asumimos de las personas sin preguntar, nos permitirá refundar nuestros entornos como amigables, seguros, deseables, para que todas las organizaciones puedan aportar en transformar vidas, a la vez que se transforman a sí mismas. 

No se trata de esperar a la incomodidad de una persona o que la misma desafíe nuestros estándares para realizar los cambios, sino de entender la importancia de la diversidad al interior de las organizaciones, para que todas las personas puedan sentirse incluídas, y habilitar así una multiplicidad de deseos y vivencias.  

El tiempo es ahora. Es necesario hacernos parte del proceso de esta nueva sociedad.