Hace ocho años, Jorge Mario Bergoglio dejaba de ser cardenal de la Ciudad de Buenos Aires y se convertía en uno de los actores internacionales más importantes del mundo. En su pontificado realizó varios gestos hacia América Latina y reformas internas en la iglesia.
El 13 de marzo de 2013, tarde-noche de Roma, los fieles ubicados en la plaza de San Pedro observaron la elevación de la fumata blanca y el inicio de un hecho histórico: Bergoglio se convertía en el primer Papa latinoamericano y primer jesuita en llegar a la Iglesia Católica.
"Queridos hermanos y hermanas, les agradezco muchísimo recibirme de esta forma. Parece que los cardenales me vinieron a buscar al fin de mundo", dijo desde el balcón del Vaticano Bergoglio, que a partir de ese momento sería conocido mundialmente como el Papa Francisco.
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La elección del nombre como su marca pontifical la tomó de San Francisco de Asís, un santo italiano que en el siglo XIII fundó la Orden Franciscana. A lo largo de su historia, el santo se caracterizó por su humildad y entrega con los más vulnerables.
Esa sencillez que siempre enalteció como jesuita, fue lo que Francisco comenzó de inmediato a trasladar en cada acto como Papa. Dos de esas acciones fueron tomar como lugar de residencia la Casa de Santa Marta en lugar del Palacio Apostólico y elegir un Ford Focus en lugar del auto lujoso de la iglesia para trasladarse.
A mediados de 2015, Francisco publicó "Laudato si", la encíclica donde compartió su pensamiento sobre la situación mundial apuntando a reflexionar sobre las problemáticas sociales y ambientales.
En sus primeros años como Sumo Pontífice, Francisco viajó por Asia, África, Sudamérica, Cuba y Estados Unidos. En 2016, 10 millones de personas participaron de sus eventos en México, realizó visitas a los campos de concentración de Auschwitz, en Polonia, y asistió al Muro de los Lamentos, en Israel. El fin de semana pasado, fue el primer Papa en realizar una visita a Irak, zona de conflicto de Asia.
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Dentro de la iglesia, intentó modificar la visión de la institución en temas espinosos como los abusos de menores y las finanzas del Vaticano. Líderes mundiales y personalidades reconocidas a nivel mundial han viajado a Roma para verlo y poder saludarlo.
Francisco y Argentina
Antes de que Francisco fuera uno de los líderes mundiales más reconocidos a nivel internacional, había tenido roces domésticos con una de las fuerzas representativas del país: el kirchnerismo. Sin embargo, luego de ese 13 de marzo donde fue elegido como Papa, Cristina Fernández de Kirchner giró rápidamente hacia una relación más alineada con el Santo Padre.
"Quiero decirlo, para que no se hagan fantasías de patria fobia, cuando se de la oportunidad, se deberá hacer (un viaje) a la Argentina, Uruguay y el sur de Brasil, ya que tienen una similitud cultural", dijo Francisco sobre la posibilidad de visitar el país.
Con el peso específico que tiene siendo la cabeza de la Iglesia, Bergoglio jugó a favor de la Argentina de cara a la negociación de la deuda de tenedores extranjeros que llevó adelante la gestión de Alberto Fernández. "El papa Francisco, en silencio, nos ayudó muchísimo", dijo el mandatario nacional.