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Otra cara del drama

Bajo el agua, pero cerca del cielo: centenares de voluntarios ayudan a salvar animales en las tétricas inundaciones en Brasil

El rescate de un caballo en un techo fue viral, pero situaciones de animales como esa se repiten por miles, sin cámaras y sin final feliz. En ese cuadro, con barrios enteros sepultados por el agua, voluntarios atienden en enormes centros para perros, gatos y conejos hasta caballos, que a duras penas han podido salvarse de ese desastre apocalíptico. Galería de imágenes.

En Porto Alegre, centenares de voluntarios reciben y atienden a la inmensa cantidad de mascotas rescatadas en medio de las inundaciones.
En Porto Alegre, centenares de voluntarios reciben y atienden a la inmensa cantidad de mascotas rescatadas en medio de las inundaciones. | AFP

Los perros son mayoría, por supuesto, pero también hay gatos, conejos, gallinas, cerdos ovejas, caballos, en gigantescos galpones que parecen 'arcas de Noé', y albergan a miles de animales rescatado de las terribles inundaciones que azotan a Porto Alegre y el sur de Brasil. Una legión de socorristas voluntarios se enfrentar al desafío de tratar de salvar a animales atrapados por las aguas, todavía con las imágenes virales de "Caramelo", el caballo que desesperado había conseguido subirse a un techo y estaba parado en medio de kilómetros de agua. Sedado, pudieron rescatarlo, y como el, han sido miles las mascotas que llegan con sus dueños a los centros de evacuados, algunos envueltos en toallas, otros hallados después de días mojados y sin alimento.

La mayoría de esas mascotas llegan desde Eldorado do Sul, una ciudad cercana completamente devastada con las aguas del río Guaíba sepultando hasta los techos, como escenario dantesco de una tragedia que ha dejado ya más de 130 muertos y más de dos millones de personas afectadas. Así en Porto Alegre se han montado varios "hospitales de campaña" para recibir animales rescatados y muchas veces en muy mal estado.

En Porto Alegre, centenares de voluntarios reciben y atienden a la inmensa cantidad de mascotas rescatadas en medio de las inundaciones.

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Reina un caos organizado: perros, gatos, conejos, gallinas, cerdos y también caballos, estos por supuesto llegan completamente sedados para poder ser transportados, y todos son sometidos a un proceso sistematizado de revisión, toma de fotografías que serán subidas a internet para tratar de dar con sus dueños, atención sanitaria y obviamente alimentación. "Tenemos test rápidos. Si llegan con algún síntoma de enfermedad infectocontagiosa, los separamos (de los demás animales) para derivarlos a las clínicas y hospitales", explica a la AFP la veterinaria Cintia Días da Costa, de 48 años, enfundada en ropa de lluvia.

Los animales, empapados, llegan a razón de decenas por hora a brazos de voluntarios que los envuelven en mantas térmicas cuando la situación lo exige, y les brindan lo más importante, afecto y cariño en tan duro trance.

Dentro del "hospital de campaña" se escuchan ladridos, pedidos de medicamentos, de materiales, de comida... Todos los voluntarios están identificados por su nombre y función dentro del esquema de primeros auxilios.

"Caos organizado"

La mayoría de los rescatados son perros. Si los dueños no aparecen en algunas horas, son transportados por personas que se ofrecen a llevarlos, en sus vehículos, a albergues temporarios. Allí tal vez sus "tutores" los reclamen, y si eso no ocurre, les buscarán un hogar de adopción, explicó a la AFP la coordinadora de eventos Cassia Hennig, de 26 años, quien se confiesa apasionada por los animales y ayuda en la organización.

"Quiero contribuir de alguna forma y prefiero con los bichitos que son inocentes y no pueden resolverse solos", relata de su lado Priscilla Correa, de 51 años, sentada con un perrito muy pequeño y tembloroso entre sus piernas, en la parte de atrás de su camioneta SUV. Una manta protege los asientos rebatidos del vehículo. A ella y su marido, Mariano Scalco, de 43 años, se les permite llevar dos animales por viaje hasta los refugios temporales.

Los caballos son tratados por especialistas en equinos y transportados en camiones, en muchos casos a universidades que ofrecen sus instalaciones para tenerlos provisoriamente, explica el veterinario Fernando González, de 51 años, mientras espera que reaccione un caballo de pelaje oscuro "muy temperamental".

Las imágenes del caballo que había conseguido salvarse sobre un techo en Brasil dieron la vuelta al mundo. Lo pudieron rescatar al día siguiente.
Las imágenes del caballo que había conseguido salvarse sobre un techo en Brasil dieron la vuelta al mundo. Lo pudieron rescatar al día siguiente.

En el sexto piso del estacionamiento de un shopping a 10 minutos del Gasómetro hacia el centro de Porto Alegre, hay toneladas de ración en bolsas, recipientes de agua, algunos medicamentos, y en toda la extensión del lugar, perros a los que se les asignó un pequeño colchón, un bebedero y un comedero. Solo allí hay alrededor de 200.

Algunos juegan con sus cuidadores ocasionales, a los que conocieron hace pocas horas. Otros se ven muy abatidos y exhaustos tras una odisea que, en algunos casos, duró días hasta que pudieron ser extraídos de sus viviendas o rescatados del agua.

Por el lugar, también gestionado por voluntarios como muchas de las tareas de rescate tras las devastadoras lluvias en Rio Grande do Sul, circula de un lado a otro Fernanda Ellwanger de Lima, de 42 años, empleada pública especializada en educación de adultos.

El objetivo de crear este albergue "fue liberar espacio del lugar en donde los animales rescatados llegan", explica a la AFP. "Nuestra sensación es que estamos haciendo algo para dar visibilidad a la causa animal. (...) Tenemos que entender que la vida de los animales tiene valor. Tenemos que mostrar eso a la sociedad", añade.

En Porto Alegre, centenares de voluntarios reciben y atienden a la inmensa cantidad de mascotas rescatadas en medio de las inundaciones.

La meteoróloga Cátia Valente, ayudando en el lugar, advirtió sobre el riesgo de nuevos deslizamientos en el litoral norte y la sierra 'gaúcha': "Esa es nuestra mayor preocupación en este momento". Varios ríos, como el Uruguay, Jacuí y Guaíba, además de la Laguna de los Patos, estaban desbordados, informó el gobierno del estado.

Mientras, con colaboración de miles de efectivos federales y de otros estados, las autoridades se apresuraban a distribuir toneladas de donaciones, con víveres, colchones y otros, provenientes de todo el país. El agua potable envasada sigue siendo un bien muy escaso en Porto Alegre, donde refugios, hospitales, edificios y hoteles son abastecidos con camiones cisterna en constante circulación, constató la AFP.

En Porto Alegre, centenares de voluntarios reciben y atienden a la inmensa cantidad de mascotas rescatadas en medio de las inundaciones.

Más allá de la tragedia humana, la violencia de las aguas se estima que ha dañado o destruido unas 85.000 viviendas y sus efectos serán devastadores para la economía de Rio Grande do Sul, estado agrícola y ganadero con el quinto PIB entre los estados brasileños. En las regiones arroceras que rodean Porto Alegre, periodistas de la AFP constataron que el nivel de las aguas se mantienen por encima de los dos metros y las pérdidas de los agricultores son totales.

En Porto Alegre, centenares de voluntarios reciben y atienden a la inmensa cantidad de mascotas rescatadas en medio de las inundaciones.

Según el último balance de Defensa Civil, 411.000 personas salieron de sus hogares, de las cuales más de 71.000 están en centros de abrigo.Las autoridades temen lo que pueda ocurrir en los próximos días, luego de que las lluvias volvieron la mañana del viernes a la capital Porto Alegre y a otras áreas ya afectadas del estado, como el norte y los valles.

 

En Porto Alegre, centenares de voluntarios reciben y atienden a la inmensa cantidad de mascotas rescatadas en medio de las inundaciones.

"Cuando estamos en guerra con la naturaleza (...) La naturaleza contraataca y desafortunadamente golpeó a Brasil", dijo una de las mujeres mientras atendía a perros rescatados. "Ahora solo podemos tratar de ayudar", concluyó.

En Porto Alegre, centenares de voluntarios reciben y atienden a la inmensa cantidad de mascotas rescatadas en medio de las inundaciones.

 

 

AFP/HB