El 15 de noviembre de 1886, hace 135 años, nacía en Buenos Aires el poeta Baldomero Fernández Moreno. Conocido como “el poeta de los barrios porteños”, del campo y de los espacios rurales, este artista fue uno de los más notables escritores del movimiento literario del sencillismo. Algunos de sus poemas más conocidos son “Setenta balcones y ninguna flor”, “Soneto de tus vísceras” y “Versos a un montón de basuras”.
Hijo de padres españoles, Baldomero Fernández Moreno se fue a vivir a Bárcena de Cicero, España, hasta 1897. Cuando regresó a Argentina terminó la secundaria en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Para ese entonces ya era amante de la poesía. Sin embargo, al momento de elegir su carrera se inclinó por la medicina, profesión que ejerció por muchos años. Paralelamente el poeta seguía escribiendo las obras por las que hoy se lo recuerda.
Alejándose del lenguaje pomposo del modernismo español, Baldomero Fernández Moreno se inclinó hacia la poesía llana y coloquial, sin metáforas, a través del sencillismo. En su obra él relata lo que ve y se enfoca en las simples cosas de la vida cotidiana. Otras célebres autoras de este movimiento fueron Alfonsina Storni, Gabriela Mistral y Juana de Ibarbourou.
En su trayectoria como poeta, Baldomero Fernández Moreno publicó casi 30 títulos. Incluso después de su muerte, el 7 de junio de 1950, se siguieron publicando obras inéditas. Unas muy llamativas fueron los poemarios dedicados a dos de sus amantes: una tal Alondra, y Sarah Cohan.
Al morir Baldomero Fernández Moreno, su hijo César –también escritor y al tanto de algunos secretos amorosos de su padre- contactó a Sarah Cohan para pedirle todo lo que le había dedicado su padre, con la intención de publicarlo. Años más tarde, César Fernández Moreno le entregó este material a Mario Benedetti, quien llevó una selección de los poemas dedicados a Sarah y a Alondra a la Editorial Seix Barral, que los transformó en un libro en 1998.
Fernández Moreno es el poeta de los barrios porteños y del campo ya que, como dijo Jorge Luis Borges, en un artículo publicado en la revista Hogar, él “había mirado a su alrededor”. Al haber estado en contacto con todos estos espacios, su obra se enriqueció con descripciones de lo que veía en ellos, poetizando su entorno. Así llegó a escribir sobre balcones sin flores y montones de basuras.
Fernández Moreno fue muy reconocido entre sus pares y se le otorgó en 1938 el Premio Nacional de Poesía. En 1949, también fue laureado con el Gran Premio de Honor de la SADE.