Este 9 de noviembre se festeja el Día Nacional del Donante Voluntario de sangre. El día se estableció bajo la Ley N° 25.936 en 2004 y se conmemora en esta fecha ya que en 1914 el doctor Luis Agote llevó acabo la primera transfusión realizada el 9 de noviembre de 1914, en el Instituto Modelo del Hospital Rawson en Capital Federal.
Aquel acontecimiento hizo posible la conservación de la sangre en estado líquido con citrato de sodio y fue el punto de partida en todo el mundo para el desarrollo más importante hasta entonces conocido, para el traspaso de sangre entre humanos que tantas miles de vidas permitió salvar.
Cada ser humano nace con un tipo de sangre que pertenece a un Grupo (A, B, AB, 0) y a un factor Rh (Positivo o Negativo). Por esta condición genética, nuestro organismo debe recibir sangre compatible.
Cada dos minutos, se realiza una transfusión de sangre en la Argentina y se estima que el 80 por ciento de la población necesitará sangre en algún momento de su vida, según datos de la Sociedad Estadounidense de Terapéutica, Inmunología y Terapia.
Una donación tarda aproximadamente 15 minutos en realizarse y es completamente optativa. Los requisitos para poder hacerla son ser mayor de 16 años y hasta 65 años; entre 16 y 18 años se requiere la autorización de un padre, madre o tutor. Además es fundamental tener buen estado de salud general, pesar más de 50 kilogramos y no estar en ayunas.
Entre una donación y otra deberá pasar por lo menos 8 semanas. El plasma de cada donante se restituye en 24 horas. Los glóbulos rojos tardan de cuatro a seis semanas en restituirse. Por eso se necesita un espacio de 8 semanas entre donaciones de sangre completas.
En Argentina se necesitan cinco mil donaciones diarias. Donar sangre no altera el peso corporal. La donación es de 400 ml a 450 ml de sangre, una cantidad que no provoca ningún tipo de cambio en el cuerpo humano.
Solo el 35% son voluntarias. Cada vez que se dona sangre se está ayudando a salvar hasta cuatro vidas.
