Las calles de la Ciudad y del Gran Buenos Aires amanecieron este viernes desiertas, con mucha presencia de fuerzas de seguridad y con la gran mayoría de la gente respetando el "aislamiento social preventivo y obligatorio" decretado por el Gobierno Nacional hasta el 31 de marzo próximo.
El vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, informó que el paso por las autopistas se redujo un 70 por ciento, mientras que el tránsito vehicular general disminuyó en un 80 por ciento.
Indicó además que los subtes circularon con un 90 por ciento menos de pasajeros, tras recordar que además de los 3 millones de habitantes de la ciudad, diariamente ingresan y egresan en territorio porteño otros 3 millones y medio más de personas.
Tal como sucediera el jueves, en las puertas de algunos supermercados y farmacias volvieron a verse filas de clientes que deseaban aprovisionarse.
En general, en los barrios los comercios de alimentos mantuvieron abiertas sus puertas, aunque con menor flujo de clientes que en días anteriores.
La cuarentena obligada comenzó en la madrugada de este viernes con los colectivos funcionando con sus horarios normales pero transportando poca gente.
Las personas que debían presentarse en sus trabajos, desde médicos, enfermeros, personal de salud mental, hasta llegar a empleados de panaderías, por ejemplo, pudieron trasladarse sin problemas, según pudo confirmar NA realizando un recorrido entre Provincia y Capital.
En las calles de la Capital Federal, la policía de la Ciudad de Buenos Aires circuló en forma constante, con presencia importante en terminales de trenes y subtes, donde se le tomaba la fiebre a quienes llegaban.
"En Constitución llegó una persona con 38 grados y medio de temperatura y se activó enseguida el protocolo para estos casos", le contó a NA un funcionario del Gobierno porteño.
Una situación similar, y que derivó en cuarentenas forzadas, se vivió en Once, tanto con un argentino que dijo ser oriundo de Mercedes como con dos turistas coreanos.
Por las calles la policía paró a personas que iban caminando, para que informaran por qué estaban fuera de sus casas o del lugar de trabajo. También hubo retenes para los vehículos en distintos puntos de la ciudad.
En provincia de Buenos Aires, además de las policías comunales, también se pudo observar vehículos de Prefectura y Gendarmería dando vueltas, sobre todo en la zona de la Quinta Presidencial de Olivos.
En la zona de la avenida Libertador, a la altura de San Isidro, se mostró totalmente desierta durante toda la mañana, como todo el centro comercial de esa parte del norte de Buenos Aires.
Por la Quinta presidencial de Olivos, donde estuvo durante toda la jornada Alberto Fernández, el movimiento por la avenida Maipú fue prácticamente exclusivo de las líneas de colectivos.
Frente a la Quinta se mantenía abierto el tradicional kiosco de diarios, que pudo repartir normalmente y mantener el negocio abierto sin problemas, como el resto de los kioscos del país, ya que los diarios salieron como siempre.
La guardia policial alrededor de la Quinta Presidencial se incrementó y, según explicaron fuentes de seguridad, se mantendrá de ese modo hasta el 31 de marzo.
J.D. / C. P.