Juan González se muestra afable desde el momento en que ingresa al salón del Palacio Bosch, sede de la residencia del embajador de Estados Unidos en la Argentina. Allí aguardan un grupo de periodistas de diversos medios nacionales, entre ellos, PERFIL, para analizar su visita de 48 horas a la Argentina como el funcionario de más alto rango de la nueva gestión de Joe Biden en visitar el país.
El asistente especial del Presidente y Director Principal del Consejo Nacional de Seguridad para el Hemisferio Occidental viste un barbijo rosado de los que se elaboraron con tecnología del Conicet y ensaya un "Hola" con su español colombiano tamizado por años de residencia en Estados Unidos. De hecho, el spanglish se cuela, cada tanto, en la charla de casi cuarenta minutos con los medios locales. También Julie Chung, subsecretaria Interina Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, entiende español y ensaya su saludo en la lengua nativa de los porteños, aunque luego prefiere la labor de un traductor para escuchar y responder.
González cuenta que la última vez que estuvo en Buenos Aires fue en 2009, cuando era jefe de Gabinete de Arturo Valenzuela, el primer nexo de Barack Obama con Latinoamérica al asumir el poder. "Y siempre es demasiado corto el tiempo", bromea. Confiesa que se "enamoró" de la Ciudad aquella primera vez y lo sigue estando ahora, aunque la situación no está propicia por la pandemia. Describe las conversaciones con el Gobierno argentino como "muy productivas y positivas".
"Reconocemos y aplaudimos los esfuerzos de Argentina y México de producir la vacuna en la región, es un liderazgo regional que están demostrando."
En referencia a sus instrucciones al emprender la travesía hacia el Sur, el funcionario revela que la instrucción del Consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, y del Presidente Biden era "empezar a tener conversaciones con el Gobierno de Argentina con una prioridad en la región" porque la relación bilateral entre Washington y Buenos Aires es "estratégica" pero también "global" dada la amplia variedad de temas que la recorren. Acorde a González, incluye desde el trabajo en conjunto contra la pandemia, el fortalecimiento de las economías, el abordaje como "aliados" de compromisos muy ambiciosos como la respuesta frente al cambio climático hasta temas de no proliferación.
"Lo que aquí reconocemos es que la Argentina es un país líder en la región pero que tiene mucho corte a nivel global y lo que a nosotros nos interesa es explorar cómo podemos colaborar con el país", asevera el enviado de Biden. "Reconocemos y aplaudimos los esfuerzos de Argentina y México de producir la vacuna en la región, es un liderazgo regional que están demostrando y buscamos las formas de poder apoyarlo y esa es una conversación en la que nuestros equipos van a avanzar", cita como ejemplo.
En más de una oportunidad, alude a la intención –y la importancia– de dar "una señal para la región" a partir del relacionamiento con Argentina. Lo hace en diversos momentos de la entrevista compartida en la que cada medio dispone de solo una pregunta. Pondera la flexibilidad de diálogo del Gobierno nacional con diversos actores de la región, entre ellos, "el régimen de Nicolás Maduro porque nosotros no hablamos ahora con ellos". Y respecto a Venezuela, sostiene que, en el fondo, ambas administraciones, la de Biden y Fernández, comparten el objetivo de llegar "a elecciones libres y justas", la importancia de "una política multilateral y coordinada que tenga énfasis en la situación humanitaria del país" y el respeto por los Derechos Humanos y la lucha contra la corrupción. "Intercambiamos ideas, nosotros escuchamos a ellos, ofrecimos nuestras perspectivas y tenemos una buena ruta para trabajar", valora.
—¿Cuál es la opinión respecto a la decisión de Argentina de abandonar el Grupo de Lima en lo que refiere a la estrategia de abordaje de la crisis venezolana y qué opinión le merece el alineamiento que prioriza la Argentina con otras naciones como Bolivia?
—El Gobierno tendrá sus razones respecto a por qué salieron del Grupo de Lima pero eso no quiere decir que no tengan interés en elecciones libres y democráticas en Venezuela. Al contrario, si tienen la posibilidad de hablar con el régimen de Maduro, es la posibilidad de comunicarnos y saber qué se puede esperar, porque nosotros no estamos hablando con Maduro. Y respecto al acercamiento con países como Bolivia, Luis Arce fue elegido en Bolivia. A veces, hay mensajes que son mejor que provengan de líderes regionales, como Argentina, a que vengan de nosotros, por lo que vemos de manera muy positiva las relaciones que Argentina tiene con Bolivia, con Cuba, para poder tener conversaciones muy francas para resolver los temas que tenemos que resolver como región. Para nosotros la política internacional tiene poco que ver con derecha, izquierda, socialista o capitalista, eso para nosotros no es la medida respecto a si tenemos que tener relaciones o no con un país, sino si el Gobierno ha sido elegido de manera democrática, si está enfocado en hacer lo mejor para sus ciudadanos. Esa es la base para las relaciones y pienso que es una gran distinción con la administración previa (de Donald Trump), y ese es el mensaje que trajimos aquí.
—Se encuentran en uno de los países que más fuerte apostó por la vacuna Sputnik y una lectura común, en Washington, es entender la política rusa en este tema como parte de su soft power para ganar influencia en el mundo. ¿Cuánto ven ustedes en este acercamiento entre Buenos Aires y Moscú una amenaza respecto a los intereses de EE.UU?
—Aquí, lo primero es vacunar a las poblaciones. Nosotros no vamos a culpar al gobierno argentino por conseguir cualquier vacuna que ellos puedan conseguir para inocular a su población. Pero como ha dicho el secretario (de Estado Antony) Blinken, nosotros vamos a ser el líder global en la respuesta frente a la pandemia. Que quede aquí muy claro que si nosotros damos vacunas, no lo vamos a hacer a cambio de acuerdos políticos. Si lo hacemos es porque está detrás el interés nacional de Estados Unidos que Argentina y los países de la región se recuperen porque si ellos se recuperan, nosotros nos recuperamos. Nunca le vamos a ganar a la pandemia hasta que la Argentina le gane a esta pandemia.
—¿Tienen en mente alguna estrategia puntual en este sentido?
—Es más que vacunas. Es asegurar que tenemos seguridad en nuestra cadena de suministros para asegurar que hay la capacidad de producción, para asegurar que estamos coordinando y compartiendo información. Tener normas en donde haya ciertos acuerdos de que estamos compartiendo la información necesaria entre nuestros científicos para que ellos sean los que lideran nuestra respuesta a esta pandemia y la que viene. Esta pandemia no se va a acabar pronto. Necesitamos vacunas para niños y eso es algo que tenemos que trabajar de forma conjunta. Este mercantilismo de vacunas por parte de China y de Rusia es una iniciativa para ellos para avanzar en influencia pero es muy poca. Ellos no están organizando una respuesta global para la pandemia y eso es lo que vamos a hacer, acorde a las normas internacionales.
"Este mercantilismo de vacunas por parte de China y de Rusia es una iniciativa para ellos para avanzar en influencia pero es muy poca."
—¿Se llegó a algún acuerdo en este viaje para enviar a la Argentina parte de ese stock de vacunas de AstraZeneca que ya dijeron que iban a compartir con Canadá y México y que EE.UU. no va a utilizar?
—En cuanto a la decisión de compartir vacunas, como dijo el Secretario Blinken, vamos a hacer un ofrecimiento global cuando estemos listos para hacerlo. Tuvimos una muy buena conversación con el canciller (Felipe Solá) y (el secretario de Asuntos Estratégicos de la Nación) Gustavo Beliz y los expertos argentinos manejando este tema, intercambiamos información y vamos a poner a nuestros expertos que están manejando toda la coordinación de salud internacional en contacto. Cuando lleguemos al punto, no vamos a darle a tal país o cual país, vamos a anunciar un plan y es algo que ya estamos intercambiando información y planificando con los argentinos. Latinoamérica es una prioridad bastante alta dado el impacto de casos, el número de variantes que se han expandido aquí pero también son nuestros vecinos. No puedo decir qué vamos a anunciar ni cuándo lo vamos a hacer pero, como dijo Blinken, será lo antes posible.
—Han surgido iniciativas en gobiernos subnacionales, en las ciudades y provincias en la Argentina, al igual que en otras partes del mundo, para comprar vacunas en paralelo a los Estados nacionales, ¿Estados Unidos lo va a apoyar estas iniciativas?
—No soy experto en eso pero lo que sí sé es que tenemos el mecanismo de Covax, donde el Presidente anunció 4 mil millones de dólares en donaciones y también vamos a tomar decisiones bilaterales pero siempre tratando de respetar las normas porque lo que no queremos es replicar este mercantilismo de vacunas. Lo queremos hacer es en base a decisiones tomadas por científicos y acorde a las necesidades de salud y eso, ciertamente, favorece a una campaña bastante activa con Latinoamérica.
—¿Qué temas en particular le preocupan de la relación entre China y la Argentina y preferirían que el Gobierno de Fernández no avance: la hidrovía, la central nuclear..?
—Argentina es un país soberano y ellos deciden qué está en su interés nacional. Nosotros no vinimos aquí a decirles qué queremos que hagan. Es decisión suya. Los Estados Unidos tienen mucho comercio con China y son el segundo país con el que más tenemos comercio y hay áreas donde nosotros trabajamos con China y áreas donde competimos. En segundo lugar, la conversación con Argentina sobre China es parte de un contexto global que tenemos que entender en donde nosotros tenemos preocupaciones con elementos de las iniciativas chinas que, a veces, no son consistentes con las normas y valores que nosotros compartimos como aliados globales y regionales en nuestro compromiso a favor de la democracia. La falta de transparencia en las actividades económicas de China. Es menos sobre Argentina y China y más sobre la importancia de asegurarnos de que estamos respetando ciertas normas en las inversiones y en las actividades que tenemos especialmente en Latinoamérica. Queremos hablar con los países de la región, empezando por Argentina, sobre cómo podemos establecer reglas de juego como región. Y tener una conversación prudente, donde vamos a aprender de Argentina y compartir información con Argentina y trabajar de forma coordinada. Para Estados Unidos, cualquier país que invierta en la seguridad y la prosperidad de la región está avanzando sobre los intereses con Estados Unidos. No es que no queremos a China, sino que queremos que ellos respeten ciertas normas y valores que todos compartimos.
—¿Cómo analizan el impulso que China da al 5G para desembarcar con esa tecnología en el país?
—La preocupación nuestra es que Huawei es más que una compañía, tiene afiliación con el gobierno chino, y la expansión en la región tiene implicaciones en términos de inteligencia china pero también de presión que puede usar China. No importa el país en el que se desarrolle, aunque sea Gran Bretaña y Argentina, nosotros sentimos que tenemos que expresar nuestras preocupaciones respecto a que se lleguen a ciertos estándares de transparencia para que las firmas compitan en el mercado. Y no importa la compañía tampoco, para esto último.
—Se reunió con empresas estadounidenses aquí, ¿cuál es la preocupación que le manifestaron en relación a la economía argentina?
—Todos estamos sufriendo la economía, por eso el enfoque del presidente Biden ha sido combatir la pandemia en Estados Unidos, la propuesta más grande desde la época de Franklin Delano Roosevelt, invertir en infraestructura para que se recupere mejor de lo que era antes de la pandemia, asegurar que tenemos la tecnología, ese ha sido el enfoque. Para nosotros, no voy a juzgar las políticas aquí, cada Gobierno debe juzgar cuánto gobierno es necesario para ayudar y brindar beneficios concretos a nuestras poblaciones. Las conversaciones con el sector privado se hacen para entender dónde hay oportunidades para la colaboración en el área económica con la Argentina. Somos los inversores más grandes en el sector privado y vemos grandes oportunidades. Cualquier divergencia o desacuerdo bilateral se va a saldar de una forma respetuosa, en un contexto de colaboración.
—¿Estados Unidos va a apoyar la nueva propuesta de la Argentina en su negociación con el FMI?
—Con respecto al FMI, tengo que tener mucho cuidado con lo que digo, sé que va a ser primera plana (se ríe). Argentina va a determinar dónde terminan las negociaciones con el Fondo Monetario, este es su proceso, pero nosotros, siendo miembros del FMI y del Club de París, tenemos que reconocer que estamos en medio de una de las peores pandemias que ha sufrido este mundo, la peor crisis económica de los últimos cien años. Y eso se tiene que tomar en cuenta. El FMI del 2002 no puede ser el FMI de hoy: nos interesa que Argentina prospere y, además, lo que está pasando con Argentina con el Fondo está enviando una señal a la región. Todos los países de Latinoamérica están en una crisis de deuda que es muy seria.
"No es que no queremos a China, sino que queremos que ellos respeten ciertas normas y valores que todos compartimos."
—Antes de venir a la Argentina, visitaron Colombia con la subsecretaria Chung. Da la sensación que hay una doble vara con Venezuela y Colombia respecto al tema de los DDHH. Por ejemplo, en lo que respecta a los asesinatos de activistas sociales en ese país, ¿dialogaron este tema con el gobierno de ese país?
—El tema de los derechos humanos no es relativo en ninguna parte. Por supuesto que hablamos este tema con el presidente (Iván) Duque y estuvimos de acuerdo en que la muerte de un solo defensor de los derechos humanos es demasiado. Y hay un compromiso para hacer todo lo posible para defender a los activistas sociales. Estamos apoyando a Colombia para combatir un nivel de inseguridad doméstica pero tiene que ser en un contexto de defensa de los derechos humanos que no es relativo y eso aplica también a Venezuela, porque tenemos el informe Bachelet, que dice que hay 500 ejecuciones extrajudiciales, mucha gente en las cárceles sin proceso, presos políticos, eso es preocupante. El régimen de Nicolás Maduro no deja entrar a organizaciones internacionales de asistencia porque las quiere controlar, dejando que Venezuela sufra y que muchos se mueran de hambre, eso es una injusticia.
—Por último, ¿por qué no se incluyó a Brasil en esta primera gira?
—La única razón es que lo vuelos en pandemia son tan difíciles... Pero nos hubiera gustado ir.