El 22 de Noviembre, la Fundación Obra del Padre Mario Pantaleo realizará su tradicional Cena de Recaudación de Fondos, pero en esta edición 24ª el encuentro será online, y a las 21 hs. Una vez más el evento será conducido por “las incondicionales” Silvina Chediek y Cecilia “Caramelito” Carrizo.
La pandemia también movió el tablero de la solidaridad. “Casi toda nuestra actividad siempre fue presencial: clases, visitas al Mausoleo, servicios de salud, centros de día para personas con discapacidad, centro de atención para mayores, instalaciones deportivas, oficinas”, cuentan desde la Fundación y a pocos días de un nuevo desafío, una “cena online” que enfrentó a los benefactores con un nuevo aprendizaje: la virtualidad tecnológica. Y el desafío funcionó, porque les permitió seguir con la mayor parte de su cronograma de obras.
22 de noviembre, cena a beneficio
“La cena número 24 será el mejor ejemplo de nuestros aprendizajes del 2020: cómo pudimos reaccionar rápido para seguir estando cerca, cómo transformamos situaciones negativas en oportunidades de aprendizaje”, resumen desde el organismo.
La entrada a la cena es una donación que arranca en $4.500 y puede subir a voluntad del donante. Quienes deseen hacer donaciones superiores a 5.000 pesos, podrán escribir [email protected]
Con sólo inscribirse, los participantes recibirán una Caja Padre Mario para dos personas, con un Champagne, un pan dulce y otros productos especialmente realizados por “los artesanos de la alegría” . También diseñaron individuales de mesa y calendarios 2022 que distribuyen en las cajas junto con un ejemplar de Un Racconto Argentino", un libro fotográfico que narra con imágenes la acción social de la Fundación y la devoción popular por la figura del Padre Mario. Durante la cena habrá sorpresas Y sorteos.
Padre Mario, “el padrecito”
En los últimos 26 años, 68 mil chicos pasaron por sus aulas (desde el jardín de infantes hasta la universidad; 91.500 caritas felices corrieron por sus campos deportivos; brindaron atención médica a 1.008.000 pacientes; 91.200 almas recibieron un abrazo; y 5.250 personas con discapacidad fueron en busca de ayuda –y la obtuvieron-.
Giuseppe Mario Pantaleo, más conocido como Padre Mario, era italiano, de Pistoia, donde nació el 1 de agosto de 1915. Toda la familia llegó a la Argentina en busca de un futuro mejor y se radicaron en Córdoba, en donde vivía un tío de Giuseppe. Allí cursó la escuela primaria, hasta que la familia regresó a Europa y se radicó en Arezzo.
Cuando regresó a Argentina, ya solo y ordenado sacerdote, lo destinaron a la diócesis de Santa Fe, en 1948. Allí se quedó nueve años.
A fines de los sesenta, el destino lo dejó a las puertas de González Catán, partido de La Matanza. Con colaboradores y amigos se arremangó la sotana y levantó una iglesia para el barrio. Esa fue la semilla de la Obra Cristo Caminante.
Para demostrar su misión en el mundo no necesitó peregrinar a Santiago de Compostela ni dedicar el resto de sus días solitarios a la oración. Muy por el contrario, lo suyo fue la acción y arrancó en 1968.
Para empezar, salió a la vereda y escuchó “¡Buen día Padrecito!” y supo entonces que era bienvenido. Al día siguiente volvió a salir a la vereda y miró. Alrededor suyo había dos necesidades, niños y ancianos que se quedaban solos, porque los adultos del medio tenían que salir a trabajar. Empezó por ahí, por los extremos.
Entre 1976 y 1992, se construyó la mayor parte de los 15.000 metros cuadrados de la notable Obra del Padre Mario, que hoy supera la veintena de instalaciones. A saber: Jardín de infantes, Primaria, Secundaria, el Colegio Universitario, el Instituto Superior, el Centro Educativo La Huella, la Plaza de Artes y Oficios, la Escuela Laboral para Discapacitados Santa Inés, un Polideportivo, los centros de día de CABA y Santa Fe, un Policonsultorio y un Centro de Atención para Mayores. Una inmensa estructura legal y operativa manejada hoy por la Fundación Presbítero José Mario Pantaleo y la Fundación Nuestra Señora del Hogar, y presidida por un laico, el Dr. Carlos Garavelli.
Padre Mario, el padrecito fundador
En este universo solidario trabajan 624 personas que creen en las causas humanitarias. Tienen donantes, trabajadores voluntarios y mil padrinos que acompañan la infancia y la adolescencia de más de 600 ahijados.
El Padre Mario falleció en Buenos Aires, el 19 de agosto de 1992. Desde luego, las coordenadas del Mausoleo del Padre Mario Pantaleo llevan hasta González Catán. El ya no está, sin embargo, su obra sigue multiplicando esperanzas y le cambió la vida a tres generaciones de catanenses.
Por si fuera poco, desde la Fundación aseguran que también trabajan para encontrar trabajo a la gente, no poca cosa en la Argentina de la pandemia. Y no sueltan la mano. Miles de personas lo testimoniaron.
“Me siento orgulloso de reconocer el gran viaje que hicimos a lo largo de la pandemia. Nos demostró que la adversidad nunca es el fin de la historia. Nos exigió mirar hacia adentro, replantearnos con inteligencia, generosidad y amor los objetivos urgentes (…) tomar la iniciativa para hacer frente a los cambios, ser creativos para diseñar nuevas soluciones que nos permitiesen mantenernos cerca de nuestros beneficiarios, descubrir la energía del sentido del humor para soportar situaciones difíciles y redescubrir la firmeza del alma estratégica que nos dejó el Padre Mario”, explica el Dr. Carlos Garavelli, presidente de la Fundación.
“El Padre Mario recibía visitas de todo el país. Esta Cena anual online es la oportunidad de encontrarnos para celebrar el año transcurrido, compartir los logros alcanzados, presentar nuevos proyectos y volver a convocar a tantos amigos que nos acompañan y apoyan incondicionalmente los diversos programas sociales que brindamos”, dice Garavelli. Espera sin dudas, que ésta pueda ser la mejor cena para todos, y sobre todo para los miles que una sonrisa los alcance gracias al “padrecito” de González Catán.