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9 de Julio

La directora de la Casa de Tucumán dice que hay actividad paranormal en uno de los salones

El Salón de la Jura de la Independencia, el único recinto original que se salvó de la demolición de 1903, registra actividad paranormal, según la directora del Museo. Se oyen ruidos, voces y hay movimientos inexplicables, asegura. Galería de fotos

 9 de julio 20200706
9 de julio | Cedoc Perfil

Los argentinos no damos para sustos. La casa más famosa del país, la que todos dibujamos, esculpimos y recreamos con fósforos, panes de jabón y maquetas de cartón, estaría embrujada. Al menos eso opinó la historiadora María Cecilia Guerra Orozco, actual directora del Museo Casa Histórica de la Independencia en Tucumán. Ubicada en la calle Congreso 141, en el Jardín de la República, solía recibir un desfile de niños curiosos y adultos nostálgicos, pero el confinamiento preventivo nacional y obligatorio la obligó a cerró sus puertas el 13 de marzo de este año. Aún así, el sitio histórico no pierde su encanto, energía, ni misterios.

Sí, porque su máxima autoridad declaró a la emisora Cadena 3, que " el lugar está impregnado de una energía particular que no pasa desapercibida para los visitantes ni para el personal que trabaja allí. Nunca es indiferente pasar por la puerta del Salón de la Jura porque la energía de ese espacio es distinta, es emocionante", dijo Guerra Orozco. Y cuando la prensa le pidió detallar, fue explícita: "Algo se siente, como una mística muy particular que no tienen otros espacios. Cuando pasamos por el salón, nunca quedamos del mismo modo, o te emocionás o te dan escalofríos. En ocasiones se observa alguna que otra sombra, alguna puerta que se abre sola, alguna ventana que se abre sola… se escuchan ruidos, pasos, sin explicación racional posible", detalló.
Comentó incluso que –en los días en que se podía ingresar como turista al recinto- "muchos visitantes lloran y otros cantan el himno" cuando están ahí.
Para la directora del Museo, "es nuestra historia y seguramente estos ruidos y cosas con las que convivimos forman parte de la historia de esta casa".
La vivienda original fue construida durante la década de 1760 por el comerciante Diego Bazán y Figueroa, para ser otorgada como dote al matrimonio de su hija Francisca Bazán con el español Miguel Laguna, y como la familia creció fuera de lo previsto, en algún momento llegaron a vivir en la casa más de quince personas.

Durante los días de la Revolución de Mayo, la casa pertenecía a los descendientes de Francisca Bazán, pero en alguna fecha que no se puede precisar por falta de registros, el gobierno revolucionario la alquiló para convertirla en cuartel de oficiales y tropa, durante los meses agitados que sobrevivieron luego de la Batalla de Tucumán.
Entre marzo de 1816 y enero de 1817, todavía era una propiedad arrendada por el estado, por lo cual durante los agitados días del Congreso de Tucumán era un espacio oficial.

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Para acoger a los congresistas, en 1816 se derribó una de las paredes interiores que dividían dos de las tres salas emplazadas entre el primer y segundo patio.

Así, en esa nueva amplitud se decidió la declaración de Independencia el 9 de julio.
Tiempo después, se venció el alquiler y la propiedad volvió a manos privadas, aunque el descuido y el deterioro le fueron restando valor inmobiliario.
Sesenta años más tarde, en 1874, el solar fue definitivamente adquirido por el Estado nacional, que la destinó a edificio de Correos. Aún así, por temor a un derrumbe, en 1903 se demolió casi por completo. El único sector del edificio que se salvó de los picos y la topadora fue precisamente el Salón de la Jura de la Independencia, en donde se concentraría la "actividad paranormal" señalada por la directora del Museo.
    
"Creemos –sostuvo la funcionaria- que esta energía particular, llámese como se quiera llamar, convive con nosotros y somos muy respetuosos porque esta casa no es nuestra sino de todos los que estuvieron antes y quienes estarán después".

 

NA