A lo largo de los últimos días, el Gobierno nacional ha reforzado los controles en la frontera norte, tanto a nivel de seguridad como sanitario, a partir de los pedidos de los gobiernos provinciales pero también las alertas evaluadas desde Buenos Aires. La movida incluyó desde un refuerzo de la presencia de fuerzas federales, en coordenadas específicas, hasta la instalación de dos módulos especiales para atender casos sospechosos de Covid-19 en zonas carentes de toda infraestructura.
De todos los pasos fronterizos, el de la Triple Frontera y sus alrededores constituye uno de los más sensibles por la vecindad con Brasil. En su última reunión con los gobernadores, el presidente Alberto Fernández les mostró un mapa en donde se divisaba a la provincia de Misiones, con 41 casos positivos, rodeada de puntos rojos que representaban los brotes en los vecinos estados brasileños de Paraná (37.424), Santa Catarina (38.408) y Río Grande do Sul (36.434). Solo en la fronteriza Foz de Iguazú, al 9 de julio, se registraban 646 casos.
A los gobernadores, Alberto Fernández les mostró un mapa con Misiones rodeada de puntos rojos en los vecinos estados brasileños de Paraná, Santa Catarina y Río Grande do Sul
Misiones constituye, desde el inicio de la pandemia, un paso de particular interés con el que se viene trabajando entre el Gobierno nacional y la administración de Oscar Herrera. La evolución de la pandemia en el país vecino solo acentuó las preocupaciones de los funcionarios de ambas jurisdicciones. De ahí la decisión de reforzar la vigilancia de las fuerzas federales en una zona que, de por sí, se supervisa por constituir una de las rutas de tráfico ilegal. Hoy no está habilitado como paso regular aunque se ha abierto para cruces humanitarios y las mercaderías nunca cesaron de pasar.
El domingo se instaló allí, además, un módulo sanitario a cargo de la Dirección Nacional de Migraciones, especialmente diseñado para el aislamiento de personas que atraviesen el paso con síntomas asociados al Covid-19. Su adquisición forma parte de un programa de cooperación internacional de la Unión Europea mucho más integral llamado Eurofront, focalizado en el control de fronteras y adaptado, en parte, a la emergencia mundial.
Otro módulo similar arribó en las últimas horas a Aguas Blancas, en la provincia de Salta, lindante con Bolivia. En aquel país, los números de la pandemia están a punto de superar los 50 mil casos, hay departamentos al borde del colapso sanitario y la presidenta de facto, Jeanine Añez, al igual que once funcionarios del Ejecutivo —entre ellos, seis ministros—, la presidenta del Senado y una docena de legisladores ya se contagiaron. Migraciones dispuso que en aquella frontera se emplace la segunda de estructura de estas característica financiadas por la Unión Europea.
En Jujuy y Salta, el Ministerio de Seguridad trabaja en coordinación con el de Defensa para supervisar la frontera. A fines de junio, el Ejército ya había desplegado los primeros efectivos para brindar apoyo logístico en las llamadas "zonas calientes" a la policía local y a la gendarmería. Pese a ello, hubo algunas quejas, como la del diputado del Partido Renovador salteño, Baltasar Lara Gros, contra la efectividad del operativo.
También en Formosa se redoblaron los esfuerzos de vigilancia, en particular, en la frontera de Clorinda con Puerto José A. Falcón, del lado paraguayo. En ese caso, tras un pedido del secretario de Seguridad del gobierno de Gildo Insfrán. Por el cauce seco del río Pilcomayo, hay un tránsito irregular en ambas direcciones que escapa también a todo control sanitario. Y si bien Paraguay registra un número limitado de casos, rozando los 3 mil, uno de los principales brotes radica, precisamente, en el límite con la Argentina.
En la vecina Bolivia, la presidenta de facto, Añez, al igual que once funcionarios del Ejecutivo, la titular del Senado y una docena de legisladores ya se contagiaron
Desde el cierre de fronteras, hay cinco pasos terrestres habilitados para el ingreso regular de argentinos y residentes extranjeros pero se mantienen las fronteras abiertas para el cruce de mercaderías. De ahí que Migraciones también haya reforzado en las últimas semanas, con el apoyo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Unión Europea, los recursos para quienes trabajan en Sanidad de Frontera.
El 29 de junio, el organismo recibió una primera entrega de equipos de protección, prevención y detección del Covid-19 como parte del programa Eurofront, financiado por la Unión Europea e implementado en la región tanto por la OIM como por la Organización Internacional Italiano-Latinoamericana (IILA) y la Fundación Internacional para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP).
Según explicaron desde la delegación de la Unión Europea y la OIM a PERFIL, el programa forma parte de un ambicioso plan que comprende cuatro fronteras en siete países: Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Paraguay y Perú. Se estructura en dos pilares, uno principal centralizado en la gestión de fronteras y el segundo relacionado a la prevención de la trata y tráfico de personas. La irrupción de la pandemia obligó a rediseñar la administración de los límites nacionales bajo un prisma sanitario.
En consecuencia, se decidió avanzar, en todos estos países y en diálogo con las autoridades respectivas, sobre tres líneas de intervención que constituyen la asistencia en infraestructura, materiales de detección (termómetros infrarrojos) y otros de prevención y cuidado para los trabajadores de fronteras (barbijos, guantes de látex y trajes de bioseguridad tipo mamelucos). En cada caso, el equipamiento obedeció a las necesidades de cada país en acuerdo entre el gobierno nacional, la OIM y la delegación diplomática local de la UE.
MB / DS