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Efemérides 12 de noviembre

Hace 203 años Argentina tuvo su primer banco estatal y comenzó la emisión sin respaldo

Los males nacionales vienen de lejos. Cuando el Alto Perú se desvinculó del Río de la Plata, Argentina, ya libre, reemplazó el oro y la plata por “la emisión de moneda de papel”. A dos años de la declaración de la independencia ya se hablaba de “administración anárquica”, se pedían préstamos y el país conocía el abismo financiero.

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El 12 de noviembre de 1818 Argentina tuvo su primer Banco estatal, durante la gestión del general Juan Martín de Pueyrredón; | Archivo General de la Nación Argentina

El 12 de noviembre de 1818 Argentina tuvo su primer Banco estatal, durante la gestión del general Juan Martín de Pueyrredón, entonces Director Supremo de las Provincias del Río de la Plata.

En la época de la Revolución de Mayo se conservó la Caja Nacional de Fondos de Sud y siguió el régimen monetario colonial. Si bien se acuñaron nuevas monedas, se respetaron las denominaciones anteriores aunque, obviamente, se incluyeron los emblemas patrios. La plata para la acuñación seguía proviniendo del Cerro de Potosí.

La batalla de Sipe-Sipe, el 29 de noviembre de 1815, trajo aparejada la pérdida del Alto Perú y, con ella, se agravaron los problemas con el circulante y no dejando otra alternativa que la emisión de una “moneda de papel" (valores públicos y certificados endosables), que sacaron de la asfixia monetaria sobre todo a la economía bonaerense.

En 1818 Pueyrredón, siguiendo el consejo de su Ministro de Hacienda y de la Comisión Económica, envió al Congreso Nacional un proyecto para la creación de una entidad financiera, la Caja Nacional de Fondos de Sud – América y se fundaría el 12 de noviembre.

El Director Pueyrredón dirigió al Congreso un importante oficio, el 7 de noviembre de 1818, solicitando autorización legal para crear dos establecimientos: el Banco de rescate de plata en pasta y la Casa de la Moneda. Adjuntaba un expediente.

La comunicación decía, en síntesis, lo siguiente: Que al asumir el poder se encontró con una administración anárquica; que ya logrado el orden, estaban dadas las condiciones para organizar a todos los ramos del Estado y tratar de aliviar a los ciudadanos de las pesadas cargas de las contribuciones; que la principal riqueza del país era la minería. En consecuencia: se debía facultar al Poder Ejecutivo para establecer un Banco de rescate y una Casa de la Moneda.

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Billetes sin respaldo en metálico, papelitos de colores.

El Ejecutivo esperaba utilizarla para hacerse de recursos. La Caja, que no era un banco en el sentido estricto del término, fue organizada para recibir depósitos de particulares por tres millones de pesos. Estos valores, una vez depositados, eran canjeados por certificados endosables y vendibles que producían interés. Los réditos se pagaban cada tres meses. Los bienes del Estado así como sus rentas constituían el respaldo de los depósitos.

Se reservaba el 6% de los ingresos de las importaciones de la Aduana para pagar los intereses. Los depósitos no podían retirarse sin la aprobación del Ejecutivo y del depositante. Todos los fondos pasaban a formar parte de las rentas del Estado, teniendo éste último sólo la obligación de pago de los intereses.

 

El primer banco, las primeras frustraciones

 

Luego de los pésimos resultados obtenidos por la Caja Nacional de Fondos de Sud-América y ya durante la gobernación de Martín Rodríguez, otra vez se intentó resolver el problema de la crónica falta de circulante. El ministro de hacienda, Manuel José García, envió a la Legislatura autorización para poner en funcionamiento, a partir del 22 de junio de 1822, el Banco de Descuentos o Banco de Buenos Aires. Esta institución inició sus actividades el 6 de septiembre, con un capital de 1.000.000$.

Banco Nación
Fue cambiando de nombre, pero el problema siempre fue el mismo.

El banco surgió en medio de un contexto favorable, con una economía en vías de sanearse. También recibió la promesa de que no tendría competencia en la provincia por los próximos 2 años.

El principal objetivo del organismo era el descuento de letras y pagarés a un plazo no mayor de noventa días; pudo recibir sumas en depósito y a rédito, y emitir billetes convertibles al portador. Los capitales del banco eran privados, especialmente británicos.

 

El primer banco estatal abrió sus puertas con un capital de un millón de pesos y un contexto favorable; luego comenzó a pedir préstamos que no aumentaron las reservas en metálico.

 

Más allá de todas las ventajas iniciales y aunque incorporó a sus arcas una parte del empréstito Baring Brothers, nunca consiguió aumentar sus reservas en metálico, y llevó adelante una desacertada política de préstamos.

Hacia 1825, el desequilibrio entre importaciones y exportaciones, que arrojó un saldo desfavorable en la balanza comercial, provocó la desaparición del poco metálico que había en el mercado. La Guerra del Brasil hizo el resto. Terminó dejando a la entidad en una virtual cesación de pagos.

A principios de enero de 1826, en plena guerra con el Brasil, la situación financiera de Buenos Aires estaba otra vez al borde del abismo. A efectos de paliar la crisis, el Ministro de Hacienda, Manuel José García, propuso al Congreso General Constituyente la creación del Banco de la Provincias Unidas del Río de la Plata, también llamado Banco Nacional.

Su fundación data del 28 de enero de 1826, y su capital inicial estaba previsto en $ 10.000.000. De ese monto, $ 3.000.000 provendrían del empréstito Baring Brothers, $ 1.000.000 del disuelto Banco de Buenos Aires, y $ 6.000.000 de una suscripción que se haría a través de todo el territorio de la República.

Al momento de abrir sus puertas sólo disponía de $19.829 en metálico, lo demás eran documentos de crédito. Hubo un falso optimismo.