ACTUALIDAD
Efemérides 14 de diciembre

Kellogg inventó los copos de maíz para combatir el estreñimiento y la masturbación

Adventista, vegetariano y obsesionado hasta la crueldad por la salud intestinal, John Harvey Kellog y su hermano crearon los cornflakes, que los convertirían en millonarios. Sin embargo, la discusión de agregarles azúcar -o no- terminó por enemistarlos para siempre. Su invento inauguró la industrialización de alimentos procesados.

John Harvey Kellogg 20211213
John Harvey Kellogg | Agencia Shutterstock, Wikipedia.org y Cedoc Perfil

El 14 de diciembre de 1943 murió John Harvey Kellogg, el inventor del desayuno con copos de maíz.

Cuando John Harvey Kellog tenía 20 años, un médico adventista, el Dr. James Celeb Jackson, creó la granola y los tratamientos a base de agua para purificar el cuerpo, a la par que combatía la dieta con carnes. Esta fue una noticia que Kellogg nunca olvidaría, sobre todo cuando se recibió de médico en la Universidad de Nueva York y comenzó a obsesionarse por la salud intestinal y el estreñimiento.

Así fue como descubrió junto a su hermano los copos de maíz. Y fue más fácil de lo que había pensado. Los hermanos dejaron maíz arrollado en una olla y al día siguiente vieron que el cereal se había transformado en las hojuelas que se conocen como cornflakes, copos de maíz.

Kellogg y el estreñimiento

John Harvey Kellogg nació el 26 de febrero de 1852 en Tyrone, Nueva York, pero su padre trasladó a toda la familia a Battle Creek, en Michigan, para poner una fábrica de escobas. Desde joven fue partidario de la eugenesia, el movimiento británico en boga que buscaba un método científico para lograr el perfeccionamiento biológico, cultural y moral de la sociedad.

John Harvey Kellogg 20211213
Para Kellogg, la salud intestinal y la sexual eran enemigas.

John Harvey Kellogg era adventista y creía que la alimentación sana y el buen funcionamiento del intestino podrían combatir muchas “enfermedades”; entre ellas, la masturbación y el apetito sexual, dos flagelos según la iglesia adventista.

Por sus habilidades médicas John Harvey Kellogg fue designado director de la clínica Battle Creek, en Michigan, que había sido fundada por la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

El 22 de febrero de 1879, John Harvey Kellogg se casó con Ella Ervilla Eaton. A pesar de que tenía 27 años y estaba en la flor de la juventud, este matrimonio nunca llegó a consumarse ya que John Harvey Kellogg había voluntariamente renunciado a mantener relaciones sexuales con su esposa o cualquier otra mujer. La pareja, que vivía en casas separadas, crió de todos modos a 40 niños, pero solo siete de ellos llevaron su apellido.

En esa época, las terapias holísticas obsesionaban a los estadounidenses, que se interesaban por la nutrición, la actividad física y las evacuaciones intestinales con enemas.

 

Kellogg y la masturbación

John Harvey Kellogg, vegetariano a ultranza, se convirtió en un médico conocido por su máquina para practicar enemas, que podía inyectar 57 litros de agua en los intestinos, de manera rápida y eficaz. Luego de la enema, su terapia purgativa continuaba con la ingesta de medio litro de yogur. Doscientos cincuenta gramos se ingerían por boca, pero el resto se administraba por vía rectal, porque Kellogg creía que de ese modo, los microbios que protegen la flora intestinal llegaban directamente al lugar en donde debían actuar.

John Harvey Kellogg 20211213
John Harvey Kellogg.

Si la terapia no daba buenos resultados, John Harvey Kellogg atribuía el fracaso a la masturbación secreta del paciente. Su activismo contra el onanismo, lo llevó a aplicar métodos extremos como la circuncisión sin anestesia; pensaba que ese dolor intenso, pero breve haría que el paciente renunciara a la masturbación ya que su inconsciente asociaría la práctica con el sufrimiento, de manera que la conciencia “se enderezaría” librándose de una costumbre que creía insalubre.

Por la clínica Battle Creek desfilaron Thomas Edison, Henry Ford y Amelia Earhart, entre muchos famosos que buscaron los tratamientos del doctor Kellogg, aunque se desconoce si les dieron buenos resultados.

Mientras John Harvey Kellogg pasaba la mayor parte de sus días aplicando enemas y luchando contra la masturbación fue su hermano menor, Will Keith Kellogg, quien se puso al hombro la tarea de promocionar los cereales y venderlos. El éxito de la fórmula para el desayuno fue tal que gracias a las ventas de los cereales Kellogg, los hermanos construyeron un imperio que terminó por separarlos, ya que se disputaron la autoría de la receta y desde luego las regalías del invento.

 

Kellogg y los copos de maíz

En 1897, John Harvey Kellogg y su hermano Will fundaron la compañía Sanitas Food Company para producir cereales integrales; un hecho que se considera el puntapié inicial de la industrialización alimentaria.

John Harvey Kellogg 20211213
Finalmente su hermano Will se quedó con la empresa y sólo se veían en los tribunales de justicia.

La aceptación de los cornflakes fue inmediata, porque no sólo se promocionaba como el desayuno más saludable del mundo sino también el más práctico: en menos de un minuto se abría un paquete, se vertía el contenido en un cuenco y se lo rociaba con leche.

Los cereales comenzaron a venderse en paquetes de 284 gramos y costaban 15 centavos de dólar.

En el primer año del lanzamiento del producto, los Kellogg vendieron 51 toneladas de cornflakes. La eugenesia, las enemas y la masturbación ocupaban tanto la cabeza de John Harvey Kellogg que terminó prestando poca atención al negocio del desayuno saludable. Sin embargo, Will quería añadir azúcar a los cereales y John no estaba de acuerdo.

Cuando las deudas lo taparon, le vendió la empresa a su hermano Will quien, en 1906, fundó una nueva empresa, Battle Creek Toasted Cornflake Company, la misma que hoy se conoce como Kellogg’s.

Fue entonces cuando John se dio cuenta de lo que había perdido y comenzaron los litigios mutuos entre hermanos, reclamándose marcas y ganancias.

NI lento ni perezoso, John Harvey Kellogg creó una nueva empresa, Battle Creek Food Company, que fabricaba productos derivados de la soja.

Tras innumerables visitas a los tribunales, la Justicia le dio la razón a Will Kellogg. Cuando John Harvey Kellogg murió, el 14 de diciembre de 1943, aún no se dirigían la palabra.

 

GEA / MM / ED