La viuda del colectivero asesinado el pasado domingo en el partido bonaerense de La Matanza reclamó justicia por la muerte de su esposo, y pidió que los detenidos no sean liberados. "Quiero que lo que le pasó a mi hija no le pase a nadie más".
"Uno es menor y lo que más me preocupa es que lo liberen. Tengo miedo por la vida de cualquiera. Yo quiero asegurarme que esas personas sigan adentro", dijo en declaraciones a la prensa Jésica, esposa de Leandro Alcaraz, el chofer de la línea 602.
Además, contó que su hija de tres años la consuela: "Me dijo que me quede tranquila porque papá está en el cielo, se fue con el colectivo volando".
La mujer reveló que se enteró del crimen de su esposo a través de una amiga, dijo que nunca creyó en la justicia y que "menos ahora". "Justicia es lo que lo tienen que hacer, esta vez nos toca a nosotros. Pedimos que se haga algo", sostuvo.
Por otro lado, aclaró que no está embarazada y que tampoco era el cumpleaños de la hija de la pareja de 3 años, tal como había trascendido en los medios.
Al recordar las últimas horas junto a su esposo, Jésica comentó: "Para él era un día normal, estaba cansado, pero fue igual. Antes habíamos jugado a la pelota".
Jésica estaba acompañada por familiares y una de sus hermanas que ante los medios expresó: "Es una falta de respeto que estén discutiendo en la tele quien tiene la culpa de esto, si la culpa la tiene (la intendenta Verónica) Magario o (la gobernadora María Eugenia) Vidal".
Los sospechosos. La Policía bonaerense detuvo a dos hombres de 18 y 17 años acusados del crimen. En las últimas horas se viralizó un video de uno de ellos en la comisaría pidiendo perdón "por matar por un boleto", aunque entre risas de fondo. Los policías a cargo fueron desafectados y los sospechosos acusaron que fueron obligados a grabar ese video, que fueron golpeados y que no son los responsables del asesinato, al tiempo que identificaron a dos narcos paraguayos de 30 años como los autores.