La compañía Metro de Madrid está revisando la documentación sobre la venta de trenes del modelo 5000 que vendió en 2011 a Subterráneos de Buenos Aires S.E (SBASE) para determinar si la empresa incurrió en algún "fallo" en la realización de esa operación. Se trata de un modelo que generó polémica porque algunos vehículos tienen, en su interior, un elemento que contiene amianto. En España, está prohibida desde 2001 comercialización de elementos con dicho material.
La Cadena Ser de España informó que Metro hizo la venta sabiendo que había amianto mientras que el diario El Mundo publicó un informe de 2003 del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales de Metro en el que se aludía a trenes con presencia de amianto en 65 trenes dedicados al transporte de viajeros y otros 50 vehículos para labores de mantenimiento.
“En el documento se detallan”, dice el artículo, “una veintena de componentes presentes en 65 convoyes de viajeros y otros 50 utilizados en el mantenimiento de las instalaciones que incluyen este material altamente tóxico en caso de manipulación y prohibido en España desde finales de 2001”. En la publicación advierten que la compañía pública de transporte no consideró necesario “poner en marcha un «protocolo de vigilancia sanitaria específica» para los trabajadores que podrían haber inhalado tal sustancia tóxica ni para los que lo hicieran en el futuro”.
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires decidió retirar de forma cautelar los trenes del modelo 5000 que compró a Madrid tras conocer que contenían un elemento de amianto y solicitó a la compañía que verificara si las unidades tenían ese material. Sin embargo, según El Mundo, “Metro conocía desde 2003 la existencia de amianto en 115 trenes que, en algunos casos, siguen circulando todavía hoy por el subsuelo de Madrid”.
Metro de Madrid reconoció que trenes del modelo 5000 y 2000, los de mayor antigüedad, tienen un componente electrónico en su interior que contiene amianto (el dispositivo conocido como 'apagachispas'), vehículos anteriores a la normativa que prohíbe el amianto. Esas unidades todavía circulan en tres líneas del metro madrileño pero la empresa recalca que no hay riesgo para pasajeros o empleados y que los están sacando de servicio paulatinamente.
El sistema suburbano de subterráneos madrileño advirtió además que el “pequeño componente eléctrico” que contiene amianto está en la parte inferior de los vagones, y que los usuarios del transporte no tienen contacto directo con él. Sin embargo, en febrero de este año la prensa española informó el caso de un empleado del Metro al que le fue diagnosticado un cáncer de pulmón por la exposición a este material tóxico.