Una de las elefantas africanas del Ecoparque, conocida como "Kuki", murió hoy tras vivir 31 años en el ex zoológico porteño. "El Ecoparque de Buenos Aires informa el fallecimiento de Kuky, una de sus elefantas africanas", indicó a través de Instagram el espacio dedicado a la conservación de especies.
Todavía se desconocen las causas del deceso, que ocurrió durante la madrugada del martes, por lo que se realizará una necropsia, para determinar las circunstancias del suceso. Estos resultados pueden tardar semanas o meses.
"Kuki vivía en un ambiente junto a su compañera Pupy, quien continúa bajo asistencia y contención de sus cuidadores", agregaron las autoridades del Ecoparque, que permanecerá cerrado durante los próximos días por duelo.
Ambos animales convivían en el ex zoológico porteño desde 1993, año en el que llegaron al país, tras sufrir las pérdidas de sus madres en el Parque Nacional Kruger, Sudáfrica. Durante su estadía en el Ecoparque, Kuki y Pupi fueron alimentadas con frutas, verduras y forrajes.
“No aceptaré un no como respuesta”: Botsuana amenaza con enviar 20.000 elefantes a Alemania
Kuki vivió en el ecoparque durante 31 años, tanto con Pupy, otra elefanta africana, como con Mara, que actualmente vive en el Santuario de Elefantes de Brasil.
En 2020, se había anunciado que ambos animales serían trasladados al santuario en Mato Grosso, Brasil, aunque esa operación se fue postergando por "cuestiones logísticas y económicas".
El refugio, que recibe varios ejemplares provenientes de la Argentina y cuenta con extensas áreas de hábitat, dijo que la noticia de la muerte de Kuki era "triste" y relató la actitud de la elefanta Mara diciendo: "No podemos estar seguros de lo que sabe Mara, pero parece entender que algo ha sucedido".
Y agregaron: "Para aquellos de ustedes que se preguntan cómo está Mara hoy, ella estaba un poco más tranquila de lo normal esta mañana. Ella y Rana pasaron por el establo para recibir sus tratamientos diarios. Por lo general, Mara hace algo de ruido antes de que comience su sesión. Hoy, caminó hasta el árbol que pica y rasca y durmió con la cabeza apoyada en él durante aproximadamente una hora. Después, permaneció tranquila, pero finalmente comenzó a hablar y a interactuar con quienes la rodeaban. Hemos visto reacciones similares en otros elefantes en el pasado".
