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27 DE JULIO DE 1996

A 25 años del controversial atentado terrorista en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996

Primero héroe, después criminal, la inculpación de Richard Jewell por la bomba detonada en Centennial Olympic Park permitió vislumbrar el lado más oscuro de los medios de comunicación, policía e investigadores estadounidenses.

Atentado JJ.OO Atlanta
Richard Jewell, el guardia de seguridad y policía en Georgía, quien fue injustamente acusado por el atentado terrorista durante los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 | AFP

El 27 de julio de 1996, exactamente hace 25 años, se produjo uno de los más memorables atentados terroristas durante los Juegos Olímpicos celebrados en Atlanta, EE.UU. Sin embargo, la relevancia del fatídico hecho no estuvo centrada precisamente en la magnitud de la explosión o en la cantidad de muertos o heridos, sino en el acusado por el atroz delito. 

Durante aquellos JJ.OO, que habían comenzado el 19 de julio, los espectadores tuvieron la oportunidad no solo de deleitarse con las hazañas de los deportistas. Se llevaron a cabo también conciertos musicales. Todos ellos, en las inmediaciones del denominado Centennial Olympic Park, que fue construido para ser el centro del festejo y donde miles de personas se congregaban día a día.

En la noche del 27 de julio, la banda de rock Jack Mack and the Heart Attack hacía presencia desde el escenario y ponía a todos a bailar. Mientras tanto, el guardia de seguridad para AT&T, Richard Jewell, caminaba por el predio asegurándose de que todo estuviese en orden. Mientras "patrullaba", logró divisar una mochila de estilo militar, abandonada debajo de unos de los bancos.

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El Centennial Olympic Park de Atlanta, minutos después de producirse la explosión.
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Los daños estructurales provocados por la bomba, que se encontraba dentro de una mochila de estilo militar.
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Banderas y flores yacen sobre el suelo del predio utilizado para los Juegos Olímpicos de 1996.

Sin necesidad de abrir el bolso, Jewell supo que se trataba de una bomba. El entrenamiento que él mismo se había auto-administrado, con la intención de algún día formar parte de las fuerzas policiales, le decía que estaba frente de un paquete sospechoso. Así, decidió alertar al Georgia Bureau of Investigation y estableció un perímetro alrededor del explosivo.

Agentes anti-bombas certificaron que se trataba concretamente de tres bombas de tubo, rodeadas de clavos que medían tres pulgadas. Mientras las fuerzas de seguridad se disponían a alejar a la gente del lugar, llevando a cabo una evacuación lo más ordenada posible, el dispositivo fue denotado abruptamente causando 111 heridos y al menos dos muertes confirmadas

Los clavos, que actuaban como proyectiles, provocaron la mayoría de las heridas. Alice Hawthorne, una mujer de Albany de 44 años de edad, falleció cuando uno de estos le penetró el cráneo. La otra de las víctimas fue Melih Uzunyol, un camarógrafo turco de 38 años que trabajaba para la Corporación Turca de Radio y Televisión, y quien sufrió un infarto fatal cuando corría a cubrir la escena.

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Al día siguiente, la policía de Georgia y el FBI realizaron un peritaje en la zona de la detonación.
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El guardia de seguridad de AT&T, Richard Jewell, junto a la torre cerca de la se plantó la bomba.
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Jewell retornaba a su domicilio horas después del fatídico hecho y era perseguido por periodistas. 

Fue gracias al guardia de seguridad de entonces 34 años que la explosión contó con un número reducido de víctimas fatales. En respuesta a su completo compromiso con la defensa de los espectadores durante el concierto, es que fue consagrado como héroe nacional.

Pero la fama, gloria y reconocimiento durarían menos de una semana

Cuatro días después, durante los que Jewell ofreció entrevistas a NBC News, CNN y  The New York Post, el diario local Atlanta City Journal comenzó a correr la voz sobre su posible implicancia en el atentado.

Los periodistas Kathy Scrubbs y Kevin Sack afirmaron en un artículo que el FBI lo estaba investigando bajo el perfil del "terrorista solitario".

Los investigadores del FBI consideraron que Jewell encajaba con dicho perfil criminal tras recibir cierta información de su antiguo empleador en Piedmont College, Raymond Cleere, que lo había demandado por ser un "fanático de la insignia", abuso de autoridad y maltrato a estudiantes mientras ejercía como guardia de seguridad universitario.

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El guardia de seguridad brindó entrevistas a diferentes medios, relatando su heroica hazaña.
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Raymond Cleere, el presidente del Piedmont College, denunció a Jewell ante el FBI.
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Kathy Scrubbs, una de las periodista que escribió el artículo "El FBI sospecha que el heroico guardia plantó la bomba"

Entre los rasgos que levantaban sospechosa, los investigadores resaltaron su mal estado físico, poca y casi nula vida social, el sueño frustrado por convertirse en policía, que viviera con su madre a los 34 años y el enorme amor que demostraba en relación a las armas. De allí en más, fue considerado "persona de interés" y no se descartaría un posible rol en al atentado. 

Durante las próximas semanas, los medios de comunicación estadounidenses no hicieron más que ejercer presión sobre la opinión pública para establecer la figura de Jewell como "héroe fallido". El FBI también se vio beneficiado por la difusión de aquella idea ya que le permitía establecer un culpable temporal del atentado terrorista que, a fin de cuentas, no había podido prever a tiempo

A través de grandes cantidades de piezas periodísticas y declaraciones televisivas, se creó una historia que narraba cómo el guardia de seguridad había plantado la bomba para luego fingir haberla encontrarla, con la intención de ser condecorado y ganar notoriedad. Todo ello, como fue dicho con anterioridad, con motivo en poder concretar su sueño de unirse a las fuerzas policiales.  

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La pieza periodística escrita por Kathy Scrubbs y Kevin Sack, sobre la implicancia de Richard Jewell en el atentado.
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El guardia de seguridad sostiene el artículo difamatorio, impreso en la primera plata del Atlanta City Journal.
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Jewell seria llamado a declarar antes los investigadores del FBI, quienes intentaron tenderle una trampa.

El FBI aprovechó la inocencia de Jewell, quien se encontraba desentendido de lo que ocurría y tampoco sabía que era considerado "persona de interés" en la investigación. Kent Alexander, abogado del estado de Georgia, intentó que renunciara a sus derechos constitucionales diciéndole que estaba participando en una película de capacitación sobre detección de bombas.

Tras percatarse, Jewell contactó a su abogado Watson Bryant, dando comienzo a una reñida pelea con los investigadores. Durante meses, el FBI allanó su casa, interrogó a sus asociados, investigó sus antecedentes y lo mantuvo vigilado las 24 horas. La presión sobre el guardia empezó a disminuir luego de que Bryant contratara a un exagente del FBI para administrar un polígrafo, que Jewell aprobó.  

No fue hasta el 26 de octubre de 1996 que, debido a la falta de pruebas, Alexander envió al hombre de 34 años una carta en la que aclaraba formalmente: "En base a la evidencia desarrollada hasta la fecha... Richard Jewell no es considerado un objetivo del gobierno federal por la investigación criminal sobre el bombardeo el 27 de julio de 1996 en el Centennial Park de Atlanta".

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El guardia de seguridad acudió a su abogado Waston Bryan tras ser intimidado por el FBI.
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La carta escrita por Kent Alexander y dirigida a Jack Martín, abogado amigo de Waston Bryant, sobre la situación de Jewell.
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La sonrisa de Richard Jewell tras leer el veredicto junto a su madre y un grupo de abogados. 

Pero si no fue Jewell, ¿quién perpetró el atentado?

La investigación no avanzó sino hasta principios de 1997, cuando otras dos bombas estallaron en Atlanta, la primera en una clínica de abortos y luego en un bar frecuentado por lesbianas. Las similitudes en el diseño de las bombas permitieron que las autoridades concluyeran que las armas provenían del mismo autor.

El FBI procuró más pistas cruciales, principalmente la matrícula parcial de un coche, tras otro atentado en una clínica de aborto en Birmingham, Alabama, que mató a un guardia de seguridad y lesionó gravemente a la enfermera Emily Lyons. El número de la placa del coche y otras pistas permitieron que el FBI identificara a Eric Robert Rudolph como un sospechoso.

Los investigadores suponían que Rudolph había huido a los montes Apalaches, una zona que él conocía desde su niñez. El 5 de mayo de 1998, el FBI incluyó a Rudolph en su lista de los 10 criminales más buscados y ofreció una recompensa de un millón de dólares a cambio de cualquier información que resultara directamente en su arresto.

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Eric Robert Rudolph fue incluido en la lista de los 10 más buscado por el FBI.
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La detención de Rudolph tuvo lugar en mayo de 2003, 7 años después de plantar la bomba en Atlanta.
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En 2005, Rudolph fue declarado por el Gobierno de los Estados Unidos como culpable de cuatro atentados.

El 14 de octubre del mismo año, el Departamento de Justicia declaró formalmente como principal sospechoso en los cuatro atentados Rudolph , quien logró huir de la ley durante más de 5 años, hasta que fue arrestado el 31 de mayo de 2003

Un joven policía encontró a Rudolph detrás de un supermercado a las 4 de la madrugada de aquel día. El 8 de abril de 2005, el Gobierno anunció que Rudolph se declararía culpable de los cuatro delitos, incluyendo el ataque en el Centennial Olympic Park de Atlanta.

Sus motivos se centraban en la oposición al aborto, homosexualidad e ideales socialistas y globalistas que, según él, promueven los Juegos Olímpicos. 

Con respecto a Jewell, y en los años siguientes a su exoneración, no solo logró convertirse en oficial de policía. Trabajó también como ayudante del sheriff a hasta su muerte el 29 de agosto de 2007 a los 44 años, por graves problemas médicos relacionados con un cuadro de diabetes, y entabló demandas contra los medios de comunicación que lo difamaron.

JFG / ds