Siete años después de haber participado del “robo del siglo XXI”, como la prensa francesa llamó al espectacular desvalijamiento de la bóveda del Banco de Crédito Agrícola de Bessières, cerca de Toulouse, uno de sus protagonistas, se convirtió en el peluquero más famoso del sur de Francia.
Pintón, fornido y luciendo sus potentes músculos, el morocho Cédric Lubet acaba de comenzar una segunda vida. Inauguró una peluquería para hombres, denominada “La Casa de Capel”, en alusión a la serie española de Netflix, que también arrasó en Francia. "Capel" es una combinación del francés "cambrioleur" ("ladrón) y del español, "papel"
El ladrón, que en el momento del atraco tenía 26 años, una inmobiliaria (SCI), una esposa y un hijo recién nacido, confesó a la prensa que, “su deuda ya está pagada” y que no piensa reincidir en “los negocios” que volvieron a ofrecerle al quedar en libertad. “Tuve una juventud un poco inestable”, admitió, “pero eso ya cambió”.
Ladrón y peluquero
Mientras se colocaba su delantal marrón de peluquero y empuñaba las tijeras, Cédric Lubet contó al periódico Ladepeche que su primer contacto con la peluquería había sido en la cárcel, cuando le asignaron el corte de pelo de los presidiarios que practicaban deportes.
“Tenía que hacer de todo con las manos, allá tuve que aprender y encontré mucha gente de bien, mayor que yo. Ellos me ayudaron, leí un montón… a Kafka, a Steinbeck, aprendí un montón sobre mí, sobre los otros”, recordó a la prensa.
Al recuperar la libertad, fue a la Escuela de Peluquería de Saint-Cyprien, en Toulouse, y nueve meses más tarde, su esposa “ lo ayudó financieramente” –dice-. A € 20 el corte –un precio bastante bajo en esa zona-, tendrá varias horas de “Cédric-manos-de tijera” hasta saldar la deuda con su cónyuge.
La Casa de Capel
El oportuno nombre comercial que el ex ladrón de bancos eligió para su negocio, “La Casa de Capel”, es un guiño a la exitosa serie española de los “Robin Hood” que irrumpen en la Casa de la Moneda española y huyen millonarios, sin derramar una gota de sangre –al menos en las dos primeras temporadas-.
Así fue su propio asalto tolosano, el 18 de marzo de 2014, que la prensa especializada calificó como la “remake del sonado atraco de Spaggiari", ocurrido en Niza, en el año 1976.
De los 11 partícipes del 2014, la justicia francesa sólo pudo encontrar a cinco. El juicio distribuyó condenas de entre 5 y 10 años de cárcel efectiva y Cédric Lubet, el más joven, recibió la más leve: sólo un lustro por haber “hecho de campana” fuera del túnel, que ayudó a cavar, y por haber sumado conocidos a la banda.
Lubet dice que el homenaje a la serie española “es una nota de humor. Estamos en Toulouse, cerca de España, y ésta es una ciudad un poco rebelde” opina, no sin cierta malicia y encanto.
Su peluquería, a metros de la Gendarmería de Toulouse (¡de donde Cédric Lubet mismo había robado las armas utilizadas en el golpe al banco!) sólo atiende hombres. Sin embargo, cada vez más chicas asoman por el número 13 de Place Lafourcade, a medida que la épica rocambolesca del peluquero refresca su nombre en los medios de lengua francesa y Cédric Lubet se convierte en “Río”, el galán más joven de La Casa de Papel.
El "Río" de La Casa de Papel
Pascal Teso, el “Profesor” y cerebro del atraco al Banco Agrícola de Bessières, había reclutado otros 10 participantes con la ayuda de Cédric Lubet. Entre varios cavaron un túnel de 30 metros, utilizando la red de aguas servidas de la ciudad, para llegar a la bóveda del banco. Fue “la ruta del paraíso”, como decía el mensaje que a modo de adiós dejaron escrito una de las paredes del túnel.
Además del botín de 2,5 millones de euros en joyas, oro y billetes, se culpó a la banda del daño de € 600.000 que causaron los incendios intencionales de las centrales telefónicas de Bessières y Villemur-sur Tarn, para neutralizar las alarmas del banco.
Aunque Cédric Lubet logró huir a España, su parte del botín de Bessières se derritió rápidamente bajo el cálido sol español, living la vida loca en hoteles de lujo, fiestas, viajes, autos y ropa cara. Lo atraparon y fue a la cárcel.
Cédric Lubet nunca detalló qué hizo con el botín millonario y dijo que su esposa "le prestó" el dinero para poner la peluquería
Cuando abandonó la celda de 25 metros cuadrados que compartía con otros cinco detenidos, en la penitenciaría de Agen, “pude por fin ver el horizonte y abrazar a mi hija. Nunca me olvidaré de ese momento”, recuerda hoy.
“Cuando era joven, sufrí mucho, necesitaba dinero y calculé mal las cosas; viví y quemé todo lo que tenía”, confiesa más con reproche que con orgullo. “Jugué y perdí. Si yo no hubiera hecho todo eso, yo no hubiera comprendido ciertas cosas y no sería quien soy hoy".
Entonces, ¿no se arrepintió? ¿Volvería a hacerlo? “Tuve pedidos… pero dije a todos los que me llamaron que eso quedó atrás, que no es la vida verdadera. Los gangsters sólo están en la televisión”.
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