Los intentos de la defensa por conseguir que Etchecolatz pueda cumplir todas las condenas en su contra con prisión domiciliaria, debido a su estado de salud, fueron en vano. Pese a que no se conoció cuál fue la causa de la muerte del genocida, se sabe que el hombre de 93 años tenía una serie de complicaciones de salud.
Etchecolatz fue jefe de la Policía Bonaerense.
El historial clínico
El Tribunal Oral N°1 de La Plata fue el encargado de confirmar la noticia de la muerte a la querella del genocida luego de que su salud se haya visto comprometida.
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De acuerdo con el último reporte de la Cuerpo Médico Forense sobre su salud, el genocida padecía secuelas de un cuadro de hipertensión arterial, un accidente cerebro vascular (ACV), deterioro cognitivo, insuficiencia cardíaca, insuficiencia venosa, hiperplasia benigna de próstata y divertículos clónica.
El represor también arrastraba consecuencias físicas de haber sido fumador durante gran parte de su vida. Debido a su estado de Salud, Etchecolatz se encontraba internado en una clínica del partido de Merlo en la Provincia de Buenos Aires. Sin embargo, el 27 de junio fue trasladado a una institución en San Miguel, donde murió esta mañana.
La prisión domiciliaria
El estado de salud del hombre fue el argumento que utilizó su defensa para solicitar la prisión domiciliaria y logró que Casación considerase que el hombre requería una asistencia personalizada que no estaba garantizada en la prisión de Campo de Mayo que depende del Servicio Penitenciario Federal, donde cumplía con su condena.
Estaba acusado por la desaparición de Julio López.
Sin embargo, esta resolución aplicaba por solo una de las nueve penas que debía cumplir, por lo que no logró salir de la cárcel. Además, en mayo de este año, fue condenado a una nueva cadena perpetua por haberlo encontrado responsable de los delitos de “privación ilegal de la libertad, aplicación de tormentos y homicidio calificado”.
