El portazo de Martín Guzmán en plena disertación de Cristina Kirchner en Ensenada retrata el caos, absoluto, de la gestión económica del gobierno de Alberto Fernández. Con inflación por las nubes, corrida sofocada como se pudo hace unos días, dólar paralelo cerca de 250 pesos, bajo fuego continuo del kirchnerismo y con un panorama igual o más sombrío para el segundo semestre, la continuidad de Martín Guzmán se sostenía exclusivamente en "la lapicera de Alberto Fernández".
Sin embargo, las primeras versiones que empiezan a correr luego de la renuncia de Guzmán, señalan que esa relación con el Presidente habría sufrido serios cortocircuitos este sábado por la mañana en Olivos, cuando Guzmán emplazó al Mandatario a tomar medidas que consideraba "imprescindibles" para seguir adelante con alguna, aunque fuera mínima, chance de éxito en su gestión.
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La versiones apuntan, fundamentalmente, al manejo que el kirchnerismo mantiene del área energética, dos puntos que Guzmán consideraba claves en procura de mantener "alguna coherencia en la gestión". Sin embargo esos pedidos que le habría hecho a Alberto Fernández, en procura de desplazar de una vez al secretario de Energía Darío Martínez y a su segundo, Federico Basualdo, habrían tropezado con la misma respuesta de hace unos meses: "No es el momento".
Las tensiones extremas que el Presidente mantiene con Cristina Fernández, si se hubieran forzado los alejamientos de Martínez y Basualdo, es posible que hubieran significado la ruptura. en los hechos. de lo poco que se mantiene en pie el Frente de Todos. Eso vio Alberto Fernández, por lo que no se animó a dar ese paso, y tampoco habría accedido a los reclamos de Guzmán para hacer cambios en el BCRA, ni al recorte de números del gasto público, en procura de mostrar balances más "amigables" cuando llegue la próxima revisión de los técnicos del Fondo Monetario Internacional (FMI).
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Entonces, con ese panorama que mencionamos al principio, sin el manejo de Energía, sin el manejo de la política monetaria, sin poder achicar los enormes números de déficit, Guzmán no tenía otro camino que irse. Así volvió a su casa y pulió los detalles finales de las 7 páginas de su carta de renuncia, que ya estaba preparada hacía tiempo. En rigor solo fue una larga cuenta regresiva desde la derrota electoral del año pasado, y todavía antes, desde la famosa carta de los funcionarios que no funcionan, que Cristina Fernández publicó en septiembre de 2021.
HB