El anuncio ayer por la noche del presidente Luis Lacalle Pou de que Uruguay iniciará un estudio de prefactibilidad para avanzar en un acuerdo de libre comercio con China no cayó de sorpresa en la Casa Rosada. De hecho, el canciller oriental Francisco Bustillo Bonasso había puesto en sobreaviso a su homólogo local, Felipe Solá, y el propio mandatario charrúa había comentado esta posibilidad, cada vez más concreta, a Alberto Fernández, cuando lo visitó en Buenos Aires el pasado 13 de agosto. Pero que no haya caído de forma sorpresiva tampoco quiere decir que haya caído bien del todo.
“Uruguay ha sido muy transparente y muy leal en esto: todo el mundo sabía cuál era el camino, se informó de antemano y se empezó a andar encima de ese camino. Nosotros queremos la prosperidad de todos los países del Mercosur y estoy seguro que todos los países del Mercosur quieren la prosperidad para el nuestro”, respondió Lacalle Pou en una conferencia al ser consultado sobre la posibilidad de que esta movida genere rispideces con sus socios del Mercosur y Argentina en particular. “Espero que no”, reiteró.
Acorde al mandatario uruguayo, él mismo le había comentado a Fernández de esta intención de concretar un acuerdo con China que se venía anunciando desde 2018 y se lo había manifestado ya en el primer encuentro de ambos en Anchorena, en noviembre de 2020, y otra vez en Buenos Aires este año. En el medio, tuvo lugar la primera cumbre del Mercosur de los epítetos como "lastre" y la segunda en la que Uruguay anunció que presentaba su propuesta de pasar a la vanguardia negociadora, reportando al resto.
Poco antes del anuncio de ayer, Bustillo Bonasso se lo transmitió a Solá. “Como no es optativo, el Mercosur o el mundo, sino que son complementarios, me imagino que si genera un poco de incomodidad, va a ser solo un poco de incomodidad”, reiteró el presidente vecino. En la Rosada, la jugada de Lacalle Pou siempre generó escozor, en algunos ministerios más que en otros, pero en gran medida todos los vinculados al mundo productivo lo entienden de igual modo. Así y todo, ayer guardaron silencio y solo se limitaron a confirmar que Uruguay había avisado con anticipación.
Uruguay y China avanzarán ahora en un estudio con el que buscan evaluar el impacto de la posible firma de un Tratado de Libre Comercio entre ambas naciones, lo que constituiría un primer ensayo de esta vía de negociación “flexible” que Lacalle Pou buscó abrir desde marzo. Respecto a los tiempos, Lacalle Pou se definió como “ansioso y apurado” porque, a su entender, el mundo sigue avanzando a su propia velocidad y no espera. “Pero el apuro no nos puede llevar a equivocarnos”, completó.
Lacalle Pou ultima detalles de un acuerdo comercial con China y vuelve a tensar el Mercosur
Si los tiempos son los que piensan, y los que se leen en la carta que Beijing envío a Montevideo, el estudio podría estar listo a fin de año y entonces decidirían qué hacer, cuáles son los sectores ganadores y perdedores y si requieren medidas compensatorias. Para ello, una primera voluntad del gobierno charrúa es sumar al diálogo a los diversos sectores sociales del país. De ahí la reunión reservada con representantes de las diversas fuerzas políticas locales antes de la conferencia de ayer. En un segundo plano, trasladar la invitación al resto del bloque para abordarlo como parte de su relacionamiento externo.
“Si podemos avanzar en conjunto, mejor. El Mercosur en su conjunto tiene más poder negociador que solos”, remarcó Lacalle Pou que, todo el tiempo, procuró mostrarse tan conciliador como tajante respecto a los intereses de Uruguay de seguir avanzando a su velocidad. Y es que para Uruguay, por su estructura económica, el costo es muy inferior al beneficio en relación a cómo impactaría un corredor de cero arancel con la gran potencia asiática y global para la Argentina o Brasil. El 30 por ciento las exportaciones uruguayas viajan hacia China, materia prima en su mayoría, y ahora Montevideo aspira a potenciar el sector de servicios, del turismo a lo electrónico.
En Brasil, a diferencia de la Argentina, la voluntad del gobierno de Jair Bolsonaro choca con la resistencia de los industriales paulistas. Y aunque un abordaje racional desaconsejaría a un presidente en tren de reelección sumar otro frente más a la zarza ardiente que es su país, lo cierto es que Bolsonaro está, precisamente, en tren reelectoral y por eso mismo achica notablemente su umbral de coherencia en pos de seguir inflando el pecho de su núcleo más dogmático. También a Brasilia le llegó el aviso con antelación y allí Lacalle Pou tuvo particular cuidado porque sabe que encuentra a un aliado pero uno que se enoja, como en Buenos Aires, si se entera de las cosas por televisión.
Mercosur: después de Uruguay, también Brasil amenaza con tomar medidas "unilaterales"
El "anuncio" de Uruguay de ensayar una vía propia en la última cita virtual del Mercosur, en julio pasado, molestó a Brasil, por la forma más que el fondo. La semana pasada, la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, se tomó un avión y mantuvo una reunión de dos horas con su par Paulo Guedes en el que el capítulo China se llevó una parte importante. Ayer, por si acaso, hizo lo propio Bustillo Bonasso, antes de la conferencia, whatsappeando a Itamaraty como lo había hecho con Argentina y Paraguay.
"Este Gobierno ha manifestado su intención de avanzar hacia el mundo, de avanzar hacia el mundo con todos los socios del Mercosur, pero al mismo tiempo y se ha dicho explícitamente que, de no ser posible avanzar en conjunto, Uruguay lo iba a intentar hacer”, destacó. Y no solo eso sino que fue por más. ¿Estados Unidos? China es solo el primer capítulo ya que “están abiertos a tratados de libre comercio con otros países”, reconoció Lacalle Pou. Entre ellos, Estados Unidos.
MB / ED