El papa Francisco bendijo este miércoles frente a la basílica de San Pedro en el Vaticano el emblemático intercambio de estatuas de la Virgen de Luján entre Reino Unido y Argentina, 37 años después de la guerra de las Malvinas.
Durante la ceremonia celebrada al término de la audiencia general, el capellán militar de Gran Bretaña, Paul James Mason, restituyó la imagen de la virgen, patrona de Argentina, que había sido transportada a Inglaterra tras ser abandonada por las tropas argentinas y colocada en la catedral de San Miguel y San Jorge de Aldershot, en el condado de Hampshire, sede del obispado castrense británico.
A la ceremonia asistieron representantes de ambos países, entre ellos un grupo de veteranos de la guerra en Argentina, quienes exhibieron un cartel con los nombres y fotografías de los muertos durante el conflicto.
La estatua original de la virgen había sido instalada en la catedral inglesa al término de la guerra, en 1982, en memoria de los soldados que murieron en el conflicto bélico entre Argentina y Reino Unido por la disputa de las islas Malvinas.
Una copia de la imagen, realizada esta vez por Argentina, fue donada a los ingleses para que sea instalada en la catedral en reemplazo de la que fue entregada.
El intercambio fue realizado ante el papa argentino y con ocasión de la celebración en el Vaticano de los cursos para la formación de capellanes militares católicos.
Después de que el papa bendijo ambas estatuas, de casi un metro de altura, con mantos en seda bordados en oro y con diferentes tonos de azules además de una corona de oro, el papa bebió un mate como señal de reconciliación.
La ceremonia, a la que asistió también el obispo de las fuerzas armadas en Argentina, monseñor Santiago Olivera, es considerada un gesto de pacificación entre los dos países impulsado por el primer pontífice argentino de la historia.
"Gracias, gracias", dijo el Papa, que además de avalar este trascendente intercambio de imágenes, materialmente realizó el intercambio y le dio una imagen al obispo castrense británico y la otra al argentino. Todo ocurrió de manera rápida y algo caótica en las escalinatas del sagrado de la Plaza de San Pedro, mientras rodeaban a Francisco excombatientes con medallas colgadas al pecho, familiares de caídos, monjas bonaerenses y laicos del grupo La Fe del Centurión de la diócesis de Quilmes, que fueron muy importantes a la hora de rastrear y localizar a la imagen de la Virgen Patrona de la Argentina que había estado en Malvinas.
En la delegación británica participaron tres capellanes mayores, el padre Height, que transportó la imagen de la virgen a Gran Bretaña, y un grupo de diez laicos.
La estatua será trasladada el domingo a Argentina, en donde han organizado su peregrinación por varias diócesis del país. El domingo, la estatuilla que llevará monseñor Olivera será recibida con honores militares y el entusiasmo de muchos veteranos que asistirán al arribo en el aeropuerto de Ezeiza. La imagen será luego trasladada en procesión y cara a su casa definitiva, en la basílica de Luján, donde a las 13 tendrá lugar una misa.
Al día siguiente será llevada a la sede de la Conferencia Episcopal Argentina y al obispado castrense. El 5 de noviembre la recibirá el obispo de Quilmes, y después regresará a Luján. Está prevista una gira de la imagen de la virgen por toda la Argentina durante un año y medio.
La estatuilla fue creada por el artesano de Pergamino Francisco Visciglio, que horneó y pintó miles de imagenes, dándoles una fuerte característica.
Tras la ocupación de las islas el 2 de abril de 1982, apenas siete días después, el capellán de la Fuerza Aérea Roque Manuel Puyelli, capellán de la Aeronáutica, la trasladó a las Malvinas en guerra a bordo de un avión C130, para que protegiera a los soldados. En la guerra de las Malvinas se calcula que murieron 649 argentinos, 255 británicos y 3 isleños.