La decisión del presidente de estatizar parcialmente la empresa de exportaciones agroindustriales Vicentin es un gran paso para que la Argentina alcance la soberanía alimentaria.
De todos modos, resulta interesante primero poder recuperar cuales son las ideas centrales que modelan este concepto, el de Soberanía Alimentaria. Este tipo de soberanía busca transformar el actual modelo, en el que se prioriza la rentabilidad frente a la calidad de los productos y donde los intermediarios son quienes se enriquecen, mientras los productores y consumidores, frente a esta ecuación, resultan los más perjudicados. Toda esta situación contribuye, finalmente, a que los productos que llegan a la mesa de los argentinos cuesten más caro de lo que corresponde.
Por otro lado, que el Estado controle Vicentin es una buena manera de empezar a cuidar los precios de todos y todas. Así como la recuperación de YPF fue un gran triunfo para la Soberanía Nacional, también lo será en el caso de Vicentín. Poder intervenir y ser parte del entramado agroindustrial nos ayudará como sociedad en su conjunto, con el objetivo de garantizar la alimentación a un bajo costo para todos los argentinos.
De deudas, fideos y otras yerbas
Por último, hoy la política argentina tiene una deuda con quienes menos tienen en nuestro país y que debe saldar cuanto antes. Los millones de personas que viven en los barrios populares de nuestro país no pueden seguir esperando. Con esta medida, el Estado Nacional va a tener más herramientas para mejorar la calidad de vida de todos los argentinos y empezar de este modo a cumplir con esa deuda.
*Subsecretario de Políticas de Integración y Formación de la Secretaría de la Economía Social, Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.