El sábado 15 se produjo una violenta erupción del volcán submarino Hunga-Tonga-Hunga Ha’apai en el reino insular de Tonga que, a pesar de no haber tenido consecuencias de alta gravedad, ha dejado al territorio cubierto de una importante capa de cenizas, haciéndolo ver como un paisaje lunar.
La columna de humo producida ascendió hasta 20 kilómetros hacia la atmósfera y la erupción provocó una alerta de posible tsunami en todo el Pacífico, aunque luego sólo se informó de olas que estuvieron sólo un metro por encima de lo habitual.
Hasta el momento en las islas de Tonga se han visto interrumpidos los suministros de electricidad, agua corriente y comunicaciones. Además, hay preocupación por la posible contaminación con cenizas y lluvia ácida de las reservas de agua del reino, por lo que la población debe utilizar agua embotellada y mascarillas. "Era como si hubiera fuegos artificiales muy lejos", vecinos de Auckland, la capital neozelandesa a dos mil kilómetros pudieron escuchar las detonaciones de la erupción
Al menos 80 mil habitantes, de los 105 mil que tiene el país, habrían sido afectados por la erupción del volcán, el tsunami y las inundaciones que se produjeron en consecuencia, según explicó a la BBC un portavoz de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja. Sin embargo, no se han reportado víctimas fatales ni daños personales.
Los daños han sido en su mayoría materiales: “El agua potable está muy afectada. Hay mucha ceniza y bastantes casas afectadas y dañadas”, detalló la diputada neozelandesa-tongana Jenny Salesa, citada por The New Zealand Herald.
En lo que respecta a la asistencia, la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, anunció un paquete de ayuda urgente de 500 mil dólares neozelandeses, aproximadamente 340 mil dólares estadounidenses. Un buque de la Marina neozelandesa fue preparado en caso de tener que intervenir y aviones tanto de Australia como de Nueva Zelanda se movilizaron para evaluar los daños.
Tsunami en Tonga
La erupción puso en alerta de tsunami a todo el Pacífico, desde Japón hasta Chile y de Australia hasta Alaska, aunque posteriormente las olas sólo aumentaron un metro por sobre la altura habitual. El incidente más grave tuvo lugar en Perú, donde dos mujeres se ahogaron por el oleaje producto del tsunami.
Por otro lado, Chile y Ecuador cancelaron la alerta horas después de la erupción, ambos tras advertir a la población de que sean precavidos y registrar un nivel del mar estable durante un determinado periodo.
AS cp