Un error durante un tratamiento de Fecundación In Vitro (FIV) cruzó las vidas de las familias Johnson y McNeil en el estado de Utah, en los Estados Unidos. Luego de 14 años, descubrieron que uno de los hijos de los Johnson, en realidad era biológicamente hijo de Devin McNeil.
El hallazgo se produjo cuando, de manera fortuita, Vanner y Donna Johnson utilizaron un kit de ADN denominado “23andMe”, de uso rápido y cada vez más extendido en la sociedad norteamericana. El resultado los sorprendió. Mientras la correspondencia con los genes entre la mujer y sus hijos era total, en el caso del padre arrojaba la palabra “desconocido”, según informó ABC4.
El impacto de la noticia los retrotrajo al año 2007, cuando acudieron al Centro de Medicina Reproductiva de la Universidad de Utah, debido a las dificultades experimentadas por la pareja para concebir a su segundo hijo.
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Allí decidieron someterse a las pruebas de Fecundación In Vitro para lograr que Donna quedase embarazada. Esto finalmente sucedió. Sin embargo, la prueba a través del kit de ADN les desordenó la mirada sobre su familia.
El momento es descripto por los padres de la familia Johnson como traumático, entre la confusión inicial y la necesidad de separar el hecho puntual de la confusión en el tratamiento del amor que sienten por su hijo, que no se modificó. Esta situación hizo que tardaran un año en informarle al menor sobre lo ocurrido. Hoy él tiene 14 años, pero se enteró de la situación cuando tenía 12.
El paso siguiente fue descubrir quién era el padre biológico del segundo hijo de los Johnson. En ese punto emprendieron una minuciosa investigación ellos mismos, indagando en las familias que habían atravesado por el tratamiento de FIV en el mismo lugar, coincidiendo con ellos, cruzando fechas y reclamando información. Así pudieron dar con la pareja de Devin y Kelly McNeil.
La primera reacción al contactarlos fue de escepticismo y desconfianza. Sin embargo, a medida que se sostenía la comunicación y aumentaba el nivel de información y detalles que coincidían con las experiencias de ambos, los McNeil fueron aceptando que la situación era real. Sin haberlo buscado, sus hijos tenían un medio hermano viviendo en otra familia.
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Cuando la situación se hizo evidente, ambas familias acudieron al Centro de Medicina Reproductiva de la Universidad de Utah en busca de explicaciones. Sin embargo, no quedaron conformes con la respuesta de la institución, puesto que preparan por separado dos demandas para accionar judicialmente.
La Universidad de Utah se limitó a aclarar en un comunicado que no había sido notificada de un pleito hasta el momento, pero que deseaba garantizar la seguridad de sus pacientes.
“Aunque no podemos comentar los casos de pacientes sin consentimiento o sin un litigio en curso, la seguridad y la atención es nuestro objetivo principal. Si los pacientes acuden a nosotros con preguntas o inquietudes sobre su atención, evaluamos nuestra atención y procedimientos y, si es necesario, hacemos cambios para evitar que otros pacientes sufran daños. Nuestros proveedores y personal se esfuerzan por brindar una atención excelente y trabajamos constantemente para realizar mejoras", indicaron.
LC/FL